Por Cambio16
Este vídeo conmovió al mundo. Mostraba como una niña británica que vivía en su cómoda casa terminaba sufiriendo los crueles efectos de una guerra. Este spot de Save the Children trataba de ponernos -y lo logró- en la piel de un niño sirio y su vida en los campos de refugiados. Hace más de un año de estas imágenes y ahora, en 2015 se sigue hablando de refugiados, de cifras alarmantes que no cesan de incrementarse y de inacción por parte de la comunidad internacional.
Por primera vez desde la II Guerra Mundial (1939-1945), el número de personas desplazadas de forma forzosa de sus hogares se acerca a los 60 millones y la crisis de los refugiados sirios es la mayor de la historia.
«El mundo está en guerra. Hay amplias regiones que son un caos total. El problema es que las agencias humanitarias no tienen la capacidad ni el dinero para lidiar con las incesantes necesidades de millones de desplazados», denunció en rueda de prensa este jueves António Guterres, alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
El informe de Acnur, titulado Mundo en guerra, denuncia que los desplazamientos forzados no cejan de crecer, dado que en 2014 se registraron 59,5 millones de personas forzadas a abandonar sus hogares, mientras que en 2013 fueron 51,2 millones, y hace una década fueron 37,5 millones. «En un año, ha habido un incremento del 16% y un 60% en una década», denunció Guterres.
«Pero lo más preocupante es que hay una aceleración asombrosa. En 2010 los conflictos forzaron diariamente a 11.000 personas a abandonar sus hogares; en 2011, 14.000; en 2012, 23.000; en 2013, 30.000; y a finales de 2014 eran 42.500 diarios».
Galería (pulsa sobre las imágenes para verlas a pantalla completa):
«Somos testigos de la peor crisis de refugiados de nuestra era, con millones de mujeres, hombres y niños luchando para sobrevivir en medio de guerras atroces, redes de tráfico de personas y Gobiernos que persiguen intereses políticos egoístas en vez de mostrar compasión», aseguró el secretario general de Amnistía Intrenacional (AI), Salil Shetty, en Beirut, durante la presentación de un informe sobre la situación de los desplazados en el mundo con motivo de la celebración este viernes, 20 de junio, del Día Internacional del Refugiado.
Un ejemplo de ello es lo que ocurre en el Líbano, país elegido por AI para lanzar su informe porque «está en el epicentro de la crisis de refugiados sirios». Según AI, más de la mitad de la población siria ha huido de sus casas, de los que cuatro millones se han refugiado en el extranjero, la mayoría (el 95%) en Estados vecinos como Turquía, el Líbano, Jordania, Egipto e Irak.
Estos países tienen por su parte dificultades para afrontar estas circunstancias, porque la comunidad internacional no les está suministrando recursos suficientes. En el caso del Líbano, que es el que acoge el mayor número de sirios, tan solo se han cubierto el 18% de los fondos del llamamiento hecho por la ONU para atenderles.
Ante la falta de apoyo, Estados como el Líbano están aplicando restricciones, como nuevos criterios para la entrada de sirios y la renovación de sus visados de residencia. En consecuencia, es probable que muchos sirios intenten alcanzar Europa cruzando el Mediterráneo, la ruta marítima más peligrosa.
Según el informe, en 2014 un total de 219.000 personas de distintos países cruzaron el Mediterráneo en «condiciones de peligro extremo», 3.500 de ellas fallecieron y las autoridades italianas rescataron a unas 170.000.
En octubre de ese año, Italia, presionada por otros miembros de la UE, canceló la operación de rescate Mare Nostrum, que fue reemplazada por la Triton, más limitada y ejecutada por la Agencia Europea de Fronteras (Frontex).
AI detalló que Tritón no tenía una mandato de búsqueda y rescate, disponía de menos embarcaciones y operaba en una superficie menor, lo que contribuyó a un aumento drástico de las muertes en el Mediterráneo.
Tras varios casos «horribles» de pérdidas humanas en el mar, los líderes europeos decidieron aumentar los recursos de la operación a finales de abril de este año, lo que desde las ONG se aplaude como «un paso para incrementar la seguridad en el mar derefugiados y emigrantes».
La Comisión Europea ha propuesto, por su parte, que sus miembros ofrezcan 20.000 plazas para reasentar a los refugiados de fuera de sus fronteras, una cifra que Amnistía considera demasiado pequeña.
En el documento, la ONG hace un recorrido también por las condiciones de los refugiados en África y en el Sudeste Asiático, donde brilla por su ausencia el apoyo internacional.
Por ello, opina que hay que revisar radicalmente las políticas y propone una serie de medidas a los Gobiernos de todo el mundo, como un compromiso para reasentar de forma colectiva a un millón de refugiados durante los próximos cuatro años.
Sugiere también el establecimiento de un fondo especial para momentos de crisis y ayudar a los Estados que acogen a grandes números de desplazados.
Otros de los pasos que AI plantea son una ratificación global de la Convención de la ONU para los Refugiados y el desarrollo de sistemas nacionales que garanticen a los refugiados servicios como la sanidad y la educación.
Los controles a inmigrantes
El primer ministro de Italia, Matteo Renzi, pidió el lunes colaboración a la Unión Europea (UE) para afrontar la inmigración y criticó la actitud de «enseñar músculo» de países como Francia, que impiden el paso de inmigrantes por su frontera.
Italia es el país más afectado por el fenómeno de la inmigración procedente de África de toda Europa y muchos lo ven como un puente para alcanzar el norte del continente.
Países limítrofes con Italia, como Francia y Austria, han decidido limitar el flujo de inmigrantes por sus fronteras meridionales y aplicar a rajatabla las reglas comunitarias, que permiten la expulsión de quienes no tengan permiso de estancia legal.
Italia asiste a la aglomeración de inmigrantes en su frontera norte, además de en las estaciones de tren de sus principales ciudades, que se han convertido en improvisados campamentos de refugiados ante la imposibilidad de viajar.
El caso más sonado es el del paso fronterizo de Ventimiglia, una pequeña localidad próxima a Francia que en los últimos días se ha llenado de cientos de inmigrantes a los que se les ha impedido el paso. Ante esta negativa, un centenar de inmigrantes, sobre todo eritreos y senegaleses, duermen desde hace días en el puerto de Ventimiglia, en protesta a la decisión de Francia de no permitirles pasar.
A pesar de las duras condiciones que soportan, en los últimos días el lugar se ha convertido en un continúo ir y venir de personas, sobre todo voluntarios y vecinos, que han acabado entablando una estrecha relación con los que huyen de la miseria.
En la frontera con Austria, Bolzano vive una situación similar, si bien el número de los inmigrantes que esperan la reapertura es mucho menor y no se han producido alteraciones del orden público, explicó a los medios el jefe de Policía Lucio Carluccio. Pero el aumento de los controles fronterizos ha perjudicado también a ciudades del interior de Italia, como Milán (norte del país) o la propia Roma.