En entrevista para el diario El País, el presidente de Gobierno Pedro Sánchez ha reflexionado sobre la Constitución española, que cumple 40 años, y la necesidad de una reforma para adaptarla a la sociedad y realidad actuales, incluido el conflicto separatista.
Para el líder socialista, la reforma de la Constitución “no va a ser un fin en sí mismo, cuando empiece a producirse, sino que será un cauce, un mecanismo a través del cual podemos empezar a recomponer algunos de los consensos rotos”.
Al ser preguntado sobre cuáles son los consensos rotos, Sánchez asegura que es “evidente que en Cataluña se ha roto el consenso constitucional como consecuencia de la no asunción por parte de una minoría mayoritaria de la sociedad catalana del estatuto de autonomía”.
Otro consenso que hay que revisar, según Sánchez, es la “forma en que se desarrolla la vida política (en política democrática tanto el fondo como la forma son fundamentales) y, por tanto, con la necesidad de participación, sobre todo de las generaciones más jóvenes, en ese proceso de renovación del pacto constitucional”.
Para Sánchez, los jóvenes tienen un papel fundamental en la reforma de la Constitución que pretende plantear su Gobierno. “Hay una idea muy bonita detrás del pacto constitucional: no deja de ser una suerte de contrato social, una alianza entre generaciones. A mí me gustaría que los jóvenes sintieran esta Constitución como suya. Y eso exige su reforma”, concluye el líder socialista.
En ese sentido, Sánchez expresa que “la nueva Constitución tiene que ser una Constitución con la que se identifique la gente del 15-M”. ¿Cabe la gente del PP en una Carta Magna de esas características? “Por qué no. Yo estoy convencido de que en el 15-M hubo hijos e hijas de gente que vota al PP”, considera Sánchez.
No solo se trata de territorialidad
Por otro lado, el presidente de Gobierno asegura que la reforma de la Constitución no viene dada solo por una cuestión de territorialidad sino que está pensada “en un sentido más amplio. A nosotros nos interesa más como izquierda el debate sobre los derechos, las libertades”.
El objetivo de esta reforma de la Constitución es, según Sánchez: “fortalecer el propio proceso de la Unión Europea y para desarrollar nuestro aporte a esa construcción, para fortalecer la solidaridad no sólo en términos de ciudadanía, sino también territoriales, y para mejorar la estructura de gobernabilidad de España”.
Asimismo, en una especie de declaración de agenda, Sánchez señala los cinco puntos que considera más importantes atender: educación, mercado de trabajo y tejido empresarial, fiscalidad, transición ecológica y la propia reforma.
Sobre la educación, el presidente de Gobierno considera que hay que adaptarla, a todos los niveles, a la sociedad del siglo XXI; mientras que sobre el mercado, Sánchez piensa que hay que abrir “un gran debate” sobre el Estatuto de los Trabajadores.
En materia fiscal, Sánchez dice que hay que preguntarse “qué Estado de bienestar queremos. Y a partir de ahí, ver cómo lo financiamos. Ese es un debate que tenemos que abrir seriamente”. Asimismo, habla de “sanear también nuestras cuentas públicas, porque seguimos teniendo desgraciadamente un déficit público alto en términos relativos con la UE y también una deuda pública elevada”.
Buscar el consenso
Sin embargo, el presidente de Gobierno, que se enfrenta a una gran oposición en el parlamento en temas tan importantes como los Presupuestos Generales, asume que debe comenzar la reforma en “las cosas en las que ya hay puntos de encuentro”.
Entre estos asuntos, está el de los aforamientos, que ya cuenta con la aprobación de un anteproyecto por parte del Consejo de Ministros tras un informe del Consejo de Estado. “La idea es ver cómo lo traducimos en una propuesta de reforma constitucional que llevaremos al Congreso. En teoría, todos los grupos parlamentarios están de acuerdo. Cuando digo todos, son todos”, afirma Sánchez, aunque las primeras reacciones fueron contrarias.
Sin embargo, el presidente de Gobierno considera que el proceso de reforma de la Constitución no es algo que vaya a acabar o que deba acabar. “No se trata de poner plazos sino de un proceso abierto en la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados como punto de encuentro”, asegura.
Igual, para Sánchez, lo importante en la reforma es “el respaldo social que tiene, que yo creo que en este caso es mucho, y en segundo lugar, el eventual apoyo parlamentario que pueda alcanzar”. Y agrega que si logra una reforma, “aunque sea puntual (…) creo que habremos prestado un gran servicio al vigor de nuestra Constitución”, cierra Sánchez para la publicación.
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