Para ganarle la batalla al cambio climático se necesita más que reducir la emisiones de gases efecto invernadero. Importantes científicos, académicos y activistas les piden a las empresas y los gobiernos que vayan más allá del «cero neto» en sus esfuerzos por abordar la crisis climática que se sigue expandiendo y profundizando.
Los Estados se han enfocado en los objetivos netos cero. También lo han hecho autoridades locales y activistas en sus intentos por abordar el calentamiento global. Sin embargo, un grupo de especialistas y personalidades firmaron una carta en la que indican que detener las emisiones es «un requisito necesario», pero consideran que los gobiernos y las empresas sean más ambiciosos para «restaurar el clima» de la forma más segura posible.
Rowan Williams, ex arzobispo de Canterury, y el científico climático Michael Mann se encuentran entre el grupo que pide restauración climática. Quieren que se logre a través de la eliminación de grandes cantidades de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
«Reducir las emisiones no es suficiente»
«La crisis climática está aquí ahora, indican en la misiva. No se trata de con cuánta rapidez se alcancen las cero emisiones, la realidad es que el impacto de la crisis climática no desaparecerá tan fácilmente. Reducir las emisiones no es suficiente, es solo una parte de la tarea».
La idea de eliminar las emisiones de la atmósfera, ya sea directamente del aire o capturándolas de las centrales eléctricas, ha sido debatida por ambientalistas e ingenieros por mucho tiempo. Los críticos apuntan que ha resultado complejo replicar la tecnología a escala y que construir la maquinaria necesaria sería más perjudicial para el medioambiente.
Por otro lado, muchos temen que la idea de la captura de carbono sea solo una «solución tecnológica», una excusa de las corporaciones que se oponen a los cambios radicales necesarios para pasar a una economía de cero carbono. Sin embargo, hay evidencias de que para este mal sí funcionan las soluciones naturales.
Proteger y restablecer los bosques y hábitats naturales, además de permitir que los árboles nativos repoblen las tierras deforestadas son formas en las que se podría contribuir con la eliminación de grandes cantidades de carbono.
Un llamado a la restauración
La carta, que firmaron destacados miembros del movimiento de huelga climática escolar global, indica que el llamado a la restauración no se trata de promover una técnica de eliminación específica. Lo que plantean es apoyar el objetivo básico de tratar de restaurar el clima. Piden a los activistas que incluyan la restauración en sus campañas y le exigen a los gobiernos y empresas que empiecen a actuar; que la meta no sea solo llegar a cero neto lo antes posible, sino que también se esfuercen en alcanzar la restauración.
Asimismo, le piden a los ciudadanos que también pongan de su parte. Que hagan lo que puedan desde donde puedan para hacer realidad el sueño de la restauración, un objetivo que beneficia a todos.
El cero neto de emisiones de carbón
El dióxido de carbono está en las bebidas gaseosas, en los compuestos de los extintores, se usa como refrigerante, sirve para formar rayos láser e incluso se emplea como agente de contraste en exámenes médicos. Es un gas abundante en la Tierra. Las plantas lo necesitan para hacer fotosínteses, además, está en el aire que exhalamos y en muchos compuestos orgánicos.
Sin embargo, a pesar de estar en el planeta de manera natural y ser tan útil, es un gas que retiene el calor y, junto a otros como el metano, contribuye a formar una capa en la atmósfera que impide su salida. Cuando esto ocurre, la temperatura de la superficie de la Tierra aumenta. El origen del cambio climático.
Sí, es un gas que forma parte del ciclo bioquímico del planeta y que permite que la vida sea sostenible; pero las actividades humanas como la quema de combustibles fósiles han desbalanceado su medida. Se acumula mucho más del que es posible eliminar naturalmente. Regresar al equilibrio sería alcanzar la meta del cero neto.
La profundización del cambio climático y las campañas que lo visibilizan han hecho que finalmente muchas naciones del mundo tomen medidas para reducir las emisiones de carbono. Sin embargo, si los países no cumplen con los compromisos de esta disminución el panorama futuro se será muy poco prometedor.
Olas de calor muy intensas, sequías, huracanes más fuertes, glaciares y capas de hielo que se derriten, aumento del nivel del mar y toda la destrucción de ecosistemas que conlleva. Serían solo algunas de las consecuencias si la crisis siga avanzando.
Ya son 77 los países y más de 100 ciudades comprometidas ante la Organización de las Naciones Unidas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a cero para el año 2050. Pero, ¿qué significa esto?
Los esfuerzos globales: todos enfocados en la cero emisión
El compromiso supone que todos los esfuerzos estarán enfocados en que las emisiones de dióxido de carbono que se generan por la quema de combustibles y otras actividades de reduzcan al mínimo; además, cualquier emisión residuo que quede debe ser compensada por medio de, por ejemplo, la siembra de bosques, la captura de carbono o su almacenamiento.
Desde la ONU son conscientes de que las medidas que se puedan tomar para alcanzar emisiones cero cambian de acuerdo con las condiciones de cada país; sin embargo, como la mayor cantidad de emisiones vienen de la quema de combustibles fósiles, este sería el primer factor que deben cambiar.
Las emisiones que provocan los transportes también son importantes; a las que se les suma las del cambio de uso del suelo. Si se abordan estos sectores se podría dar un paso determinante para evitar el futuro devastador que tanto advierten.
¿Cómo alejarse del carbono?
Hay varias alternativas, pero la más básicas es abandonar el carbón como fuente de electricidad. Esta es quizás la más relevante para los sectores de energía, transporte y el uso de la tierra. En países como Chile o Alemania han adelantado que no construirán más plantas de carbón y que van a desmontar existentes.
El sistema de transporte se puede electrificar totalmente y aumentar la eficacia de los sistemas públicos reduciría el uso de los autos particulares. Un cambio que impactaría positivamente en la reducción de las emisiones.
Son alternativas que podrían hacer la diferencia. Sobre el uso del suelo es importante detener la deforestación, un factor que tiene que ver con cadenas de suministro, comportamientos, dietas. Cualquier iniciativa que sea capaz de detener esto contribuiría con el cumplimiento de los objetivos.
Las emisiones en el contexto de la COVID-19
Durante los primeros meses de 2020 más de 4.000 millones de personas en todo el mundo se encontraban en aislamiento para frenar la propagación de la COVID-19. Muchas economías estaban detenidas, industrias paralizadas, transporte casi inexistente y la cantidad de emisiones se redujo como nunca. Las proyecciones anuales indican que este año el planeta podría tener una baja en emisiones cercana al 6%, sin embargo, no es suficiente para celebrar.
Que se registre una reducción en las emisiones anuales implica que la cantidad de dióxido de carbono que llegue a la atmósfera posiblemente será menor a la de 2019, pero los gases de efecto invernadero no dejan de aumentar, ni lo hicieron con la paralización mundial. Si bien la demanda de gasolina y combustible para aviones disminuyó drásticamente, no ha desaparecido.
Además, se espera que esta reducción en las emisiones sea solo a corto plazo. Con la superación de la pandemia y la recuperación económica que vivirá el mundo es probable que las emisiones regresen a cifras anteriores o que, incluso, tengan un repunte. Un ejemplo de esto es cómo China alcanzó una disminución del 25% de la emisión de dióxido de carbono durante el bloqueo, pero cuando se volvió a la vida normal los valores comenzaron a recuperarse rápidamente. Algo que seguramente está ocurriendo con la intermitencia de los confinamientos.
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