Frescas están las imágenes de la violenta irrupción en el Congreso de Estados Unidos. Investigadores del FBI siguen la reconstrucción de los hechos, la premeditación y el fin de la revuelta. La policía ha encontrado aliados externos para identificar a los agitadores a través del reconocimiento facial. Pero mejor aún, ha utilizado las propias redes que los asaltantes al Capitolio utilizaron para organizarse y que hoy son su perdición.
La recopilación de cientos de fotos y vídeos que los manifestantes colgaron en las redes durante la revuelta, han servido para dar con ellos. Es el caso de los líderes del grupo de extrema derecha Proud Boys. Varios están arrestados por su participación directa en el asalto al parlamento. Entre ellos Ethan Nordean, de Seattle; Nicholas DeCarlo, de Burleson, Texas; y Nicholas R. Ochs, de Honolulu, Hawaii.
Los fiscales, al momento, no han emitido una acusación general al grupo de una conspiración detallada para asaltar los pasillos del Congreso. Pero sumaron nuevos cargos contra los detenidos, señalándolos de obstruir el proceso de certificación de la victoria presidencial de Joe Biden.
Dijeron que días antes del ataque al Capitolio, Nordean emitió un llamado en las redes sociales pidiendo donaciones para un “equipo protector”. Y declaró durante su podcast “estamos en guerra”.
Los investigadores revelaron que Nordean, que también se hace llamar «Sargento de Armas» o Rufio Panman había mostrado interés en organizar un grupo, previo a los acontecimientos. Publicó un vídeo que decía: «Recuerden el día en que decidieron hacer la guerra con nosotros».
También publicó otros en los que hablaba con otros miembros de Proud Boys. Entonces describió que estaban ante un «fraude electoral descarado y desenfrenado», indicaron los fiscales.
Asaltantes del Capitolio, pillados en sus redes
La policía ha dado con los asaltantes del Capitolio por su clara evidencia en el asalto al parlamento. Sus vídeos subidos a las redes lo dicen todo. Son sus caras y palabras. No caben las interpretaciones.
A Nordean se le acusa de obstruir un procedimiento oficial e incitar a las masas. Así como entrar y permanecer conscientemente en un edificio restringido. El más grave de los cargos conlleva hasta 20 años de prisión.
Es al menos el octavo acusado vinculado a los Proud Boys, que enfrenta cargos federales después de que miles de partidarios del expresidente Donald Trump irrumpieran en el Capitolio.
Un jurado federal en Washington, DC, acusó a dos más por su participación en el asalto: Nicholas DeCarlo y Nicholas Ochs. Ambos se han definido como periodistas. Filmaron extensamente su permanencia en el Capitolio y lo transmitieron en internet y en sus propias redes.
Ochs y DeCarlo, a la salida del Congreso enviaron otro vídeo. “Espectadores tenemos buenas noticias. En el encabezado del noticiero se lee que el Congreso ha parado el voto cuando irrumpimos en el Capitolio. Lo hicimos”.
Ayudas externas al FBI
A la fecha hay muchos asaltantes al Capitolio que están detenidos y con cargos.. Además de las propias redes de los agitadores, que ha servido para seguirlos, detenerlos y acusarlos, ha habido otras fuentes de información.
Faces of the Riot (caras de los disturbios) publica los rostros de casi 6.000 participaron del asalto al parlamento el 6 de enero. Estas fotos y vídeos subidos a Parler se mantienen en resguardo antes de que Google, Apple y Amazon Web Services la desactivaran. La página web señala que su objetivo es ayudar al FBI y que si alguien reconoce a una persona de las fotografías, contacte con la agencia federal para denunciarla.
Los creadores de la página utilizaron un software de detección facial. El dispositivo extrajo las imágenes que contenían 827 vídeos publicados en Parler. Desde el exterior y el interior del edificio del Capitolio durante los inéditos disturbios previos a la toma de posesión de Joe Biden.
El FBI cuenta con 140.000 fotografías y vídeos de la turba. Por cuenta de su propia infraestructura e investigadores. Además de otras empresas y voluntarios que se han sumado en la identificación de los asaltantes.
“No estamos dejando piedra sin levantar», dijo el director adjunto de la oficina del FBI en Washington, Steven D’Antuono. «Y todavía queremos más». Por esa razón ese cuerpo de seguridad abrió un portal para aceptar cualquier tipo de información. Y corroborar con un software de reconocimiento facial y una aplicación, el rastro de datos de ubicación que dejaron los teléfonos móviles de los manifestantes.
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