Adolfo Madrid, preparador físico, recuperador funcional y fisioterapeuta
A esta vida llegamos con todo, completos. Con todas las capacidades intactas para ser aquella persona que potencialmente podemos alcanzar a ser, con brillo propio. Cada uno de nosotros nacemos y estamos predispuestos para brillar con luz propia de acuerdo a un talento. Ese talento que nos hace desarrollarnos en una o varias direcciones para sacar de nosotros todo aquello que podamos aportar a la sociedad y para construir un mundo mejor, más agradable y transitable para los demás.
Para que esto suceda, para que el talento aflore y se desarrolle de una forma orgánica, necesitamos abonar la tierra, generar ese espacio donde el individuo se desarrolle, primero como persona, como individuo único que es y, posteriormente, para que aparezca todo lo demás.
Aquí es donde llegamos realmente a lo importante. Al principio de todo, a donde la persona tiene que recorrer su proceso individual y desarrollar su poder para poder ser libre. Ese poder es único, personal e intransferible. Siempre está en nosotros y nos lleva a ser nuestra máxima expresión. Y somos nosotros los que nos vamos de él. Perdiendo el foco y, por tanto, la energía para continuar transitando por la vida, cada uno en nuestro proceso. La vida te la haces o te la hacen. Es una decisión propia.
Claramente, es mucho más fácil que te la hagan y, así, poder responsabilizar a los otros de nuestra vida, de nuestros fracasos. Pero también de nuestros aciertos y logros, quedándonos en la sombra de la duda por no saber cuánto lo alcanzado es nuestro. Cuando dejamos en otras manos la dirección y el poder de decisión de nuestra vida, nos sentimos perdidos, inseguros, solos. Y, lo que es peor: probablemente nos encontremos en un lugar que ni elegimos ni queríamos estar.
Sin embargo, cuando hacemos de nuestra vida nuestro mejor sayo, conectamos con nuestro poder, con la excelencia de la vida que no es otra que la de aprender y seguir aprendiendo de la vida y de nosotros mismos, incorporando aprendizajes, fuera de culpas y lamentaciones; aprendiendo a pensar bien para poder confiar en ti, en la vida; aceptando que todo lo que sucede pasa por algo.
Necesitamos vivir despiertos, con conciencia, para poder estar atentos a los detalles importantes y pasar por alto aquellos que nos quitan foco y energía.
El poder siempre está en nosotros, desgraciadamente nos perdemos en banalidades, en aspectos irrelevantes, perdiendo el foco en el ser, en lo que nos hace grandes y poderosos.
En el proceso para alcanzar nuestro poder es muy importante cuidar de nuestro cuerpo, ya que es el medio que tenemos para interaccionar con la vida. El cuerpo es la herramienta que nos permite llevar a cabo todo lo que queramos hacer. Su estado es vital. La calidad en la que se encuentre nos va a permitir desarrollarnos a través de las experiencias.
Por esta razón es fundamental cuidar las cuatro verticales de las que depende la calidad de nuestra salud y, por tanto, la calidad de nuestro poder: la nutrición, la actividad física, el descanso y la salud mental. Son factores primordiales a la hora de alcanzar nuestro poder.
El desarrollo individual, el cuidado de nuestro cuerpo, es decir, mantenernos en la salud, y el descubrimiento y desarrollo de nuestro talento son aspectos fundamentales para alcanzar y mantenernos en nuestro poder, para transitar de una forma libre por la maravillosa aventura de la vida.