El solo nombre de Isaac Asimov nos transporta a un mundo inimaginable, hecho posible en la mente de este prodigioso y avanzado escritor. Este 2 de enero se celebraron los 101 años del nacimiento de este genio de la literatura. En su prolífica obra dejó plasmados temas de la historia universal, de divulgación científica y de la cultura. Pero es recordado especialmente por su aportación al género de ciencia ficción.
En los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado hubo un auge de las profecías y los vaticinios en las obras de escritores de la Guerra Fría y empezaron a darse grandes avances en robótica y tecnología. Entonces, Asimov recurrió a la literatura para expresar sus miedos y preocupaciones como científico.
Se estima que a lo largo de su trayectoria escribió 429 libros. Desde El imperio romano, La tierra de Canaán, Los Egipcios, hasta Yo, Robot (1950) y la Trilogía de la Fundación, con el cual recibió el premio Hugo a la mejor serie de ciencia ficción de todos los tiempos. En sus textos planteó sociedades futuristas, en las cuales la tecnología y los viajes espaciales eran algo cotidiano.
Su talento y su visión vanguardista, lo sitúan como uno de los escritores más geniales y que han dejado una vasta huella al anticiparse a su tiempo y a los hechos. En sus libros abordó la computación como medio de comunicación y las guerras no convencionales, para entonces impensables. Hoy son una realidad.
«Escribo por la misma razón que respiro. porque si no lo hiciera, moriría», dijo en una de sus muchas frases más conocidas.
Isaac Asimov, su ciencia ficción que se adelantó a los tiempos
Asimov nació en Rusia, pero siendo un pequeñín, fue trasladado por su familia al barrio de Brooklyn, en Nueva York, donde se asentó y creció con una curiosidad desbordada por lo que veía, acontecía y podía suceder. Bioquímico de profesión y profesor de esa disciplina en la facultad de medicina de la Universidad de Boston, ejercía de escritor en paralelo.
Nuevos estudios superiores le permitieron licenciarse en Ciencias y Artes y doctorarse en Filosofía. En contra del deseo de sus padres, que esperaban que fuera médico, Asimov decidió que su futuro profesional pasaba necesariamente por el cultivo de la literatura.
Comenzó a despuntar como uno de los autores más destacados del siglo XX. En medio de un mundo aterrorizado por el surgimiento de Hitler en Alemania y la posterior Segunda Guerra Mundial. También horrorizado por el lanzamiento de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki.
Isaac Asimov continuó la línea de escritores futuristas zanjada por Julio Verne y H. G. Wells. Estilos y géneros que igualmente fueron representados magistralmente por Aldous Huxley, George Orwell, Ray Bradbury. Con el añadido de los avances tecnológicos.
Asimov pronosticó o visualizó el impacto que tendría la incorporación de una tecnología computarizada en la vida cotidiana y laboral. Algo que en ese entonces era impensado. Tal vez su aporte más importante fueron las denominadas «Tres Leyes de la Robótica», las cuales pactaban los parámetros para una relación efectiva entre un robot y un humano.
Las leyes de la robótica según Asimov eran, a grandes rasgos, estas:
- Un robot no hará daño a un ser humano ni permitirá que un ser humano sufra daño.
- Debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la primera ley.
- Debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o segunda ley.
En sus innovadores planteamientos afirmó siempre su fe optimista en un progreso basado en un uso racional de la ciencia y la tecnología. En 1981 se nombró a un asteroide, el (5020) Asimov, en su honor.
Computadoras, internet y Marte
Isaac Asimov asimismo predijo un futuro en el que los humanos podrían interactuar y comunicarse entre dos puntos cualesquiera de la Tierra a través de la imagen. Sus palabras textuales fueron: «la pantalla no sólo se usará para ver a la otra persona, también se podrán estudiar documentos y fotografías”.
Será «un producto secundario esencial, el objeto computarizado móvil, o robot, ya está entrando en la industria y, en el transcurso de la próxima generación, penetrará en el hogar«, auguró el escritor.
Aunque mencionó la palabra móvil, Asimov no se refería a los teléfonos inteligentes, sino a las computadoras. Entonces añadió su mente privilegiada: “La creciente complejidad de la sociedad hará que sea imposible prescindir de ellas… las partes del mundo que se atrasan en este sentido sufrirán como resultado de que sus cuerpos gobernantes clamarán por la informatización como ahora claman por las armas».
Asimov se refirió a internet como “enormes bibliotecas donde la información será de libre acceso desde la comodidad de nuestras computadoras domésticas”. Un lugar donde cualquiera puede obtener las respuestas y las referencias necesarias. Allí estaría disponible toda la sabiduría de la humanidad, aunque hoy en día los límites que Asimov pudo imaginar, se hayan rebasado en todos los sentidos.
También avizoró la llegada de expediciones no tripuladas a Marte. Misiones como Spirit, Opportunity o Curiosity ya han cumplido con las expectativas del escritor. El siguiente paso es poner un pie en el planeta rojo.
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