La inflación en Estados Unidos poco a poco se ha ido replegando a niveles sostenibles, después de una escalada sostenida que agobió a los consumidores tras la pandemia. En plena campaña electoral, la vicepresidenta Kamala Harris promueve la prohibición del alza de precios por parte de los productores de alimentos y las tiendas de comestibles.
Harris anunció un amplio conjunto de propuestas económicas destinadas a reducir los impuestos. A la vez de atenuar el costo de los alimentos, la vivienda y otros artículos esenciales para muchos estadounidenses. Su plan está dirigido a aliviar las preocupaciones financieras que están en la mente de los votantes, especialmente en los estratos sociales menos favorecidos.
“Construir la clase media será un objetivo definitorio de mi presidencia”, dijo en un discurso en Carolina del Norte. “Todos los días en nuestra nación, las familias hablan de sus planes para el futuro, sus aspiraciones para sus hijos. Y hablan de cómo van a poder lograrlos financieramente: comida, alquiler, gasolina, ropa para el regreso a clases, medicamentos recetados. Para muchas familias no queda mucho al final del mes. Hay que incentivar el ahorro de las familias en Estados unidos”.
Ese mensaje tiene buenos resultados entre los votantes indecisos. Ha sido adoptada por grupos progresistas, que regularmente señalan el aumento abusivo de precios como un factor de inflación rápida. Esos grupos aplaudieron el anuncio de que Harris pediría una prohibición federal de la especulación de precios de alimentos. Pero no todos lo respaldaron.
Representantes de la industria de alimentos rechazan los comentarios de la candidata presidencial, recogidos por la Casa Blanca. El director de Goya Foods, la empresa de alimentos de propiedad hispana más grande de EE UU, comentó que el gobierno “no tiene por qué” controlar los precios.
Kamala Harris no quiere ajustes de precios
Bob Unanue señaló que la gestión Biden-Harris ha “comenzado una guerra” contra el sector productivo. «Están usando una pistola de clavos para ponerlos en el ataúd de esta economía y de este país», dijo. “Han promulgado órdenes ejecutivas que ponen al país en un camino desastroso. Y el negocio de comestibles, que gana entre el 1% y el 2% y contrata a mucha gente, esa gente se ve obligada a… vamos a sacarlos del negocio controlando los precios».
El expresidente Donald Trump apuntó a Harris por su propuesta económica en un mitin en Pensilvania, diciendo que sus planes provocarían “racionamiento, hambre y precios disparados”.
Las industrias cárnicas y avícolas están rechazando el plan de Harris de prohibir a nivel federal el “aumento de precios”, ya que los costos de los comestibles siguen siendo altos después de la pandemia.
Grupos comerciales como el Instituto de la Carne y el Consejo Nacional del Pollo criticaron a la vicepresidenta. Consideraron que su plan apunta injustamente a las empresas cárnicas y avícolas de elevar precios y las culpa sin argumentos de elevar la inflación.
Aunque todavía son elevados, los precios de los alimentos están bajando desde los máximos de la pandemia debido a factores de oferta y demanda, dijo Julie Anna Potts, presidenta y directora ejecutiva del Meat Institute. Incluidos problemas de gripe aviar, una escasez prolongada de ganado y los altos costos de los insumos.
«Una prohibición federal de la especulación de precios como la que propone Kamala Harris no aborda las causas reales de la inflación», asentó.
Como parte de su campaña para reducir los costos para las familias de clase media, Harris subrayó la importancia de bajar los precios de los comestibles, ya que algunas de las empresas de alimentos más grandes obtienen sus mayores ganancias en dos décadas.
Sanciones al incumplimiento de precios justos
Si bien las cadenas de suministro se han recuperado en gran medida, los precios de alimentos básicos siguen altos. Al menos la carne molida y una barra de pan son 50% más altos que antes de la pandemia, manifestó Harris. «Sé que la mayoría de las empresas están creando empleos, contribuyendo a nuestra economía y respetando las reglas. Pero algunas no lo hacen, y eso simplemente no está bien. Debemos tomar medidas cuando ese sea el caso», adelantó.
Para garantizar costos más bajos, Harris, de ser elegida, se comprometió a aprobar la primera prohibición federal sobre el aumento abusivo de los precios de los alimentos. Incluidas sanciones para las “empresas que explotan las crisis y rompen las reglas” y políticas que apoyen a las pequeñas empresas “que intentan jugar con las reglas”.
Aprovechando los esfuerzos para combatir las prácticas anticompetitivas con el presidente Joe Biden, Harris insistió que seguirá trabajando para que la industria alimentaria esté conectada con la esperanza de reducir los precios para los estadounidenses. En junio, el Departamento de Agricultura propuso una norma para hacer cumplir las normativas de competencia en las industrias cárnica y avícola. El objetivo, reseñó Agriculture Dive, es garantizar mercados más justos y reducir los costos de los alimentos.
El secretario de Agricultura, Tom Vilsack, se negó a comentar sobre el plan de Harris, según Progressive Farmer. Pero Vilsack afirmó que estaba contento con la asociación entre el USDA y el Departamento de Justicia para tomar medidas enérgicas contra posibles violaciones antimonopolio.
El USDA está a punto de finalizar un estudio minorista que “planteará algunas preguntas y cuestiones válidas sobre las prácticas dentro de la industria que, en última instancia, impactarán y afectarán el precio que la gente paga”, argumentó Vilsack.
¿Propuestas inflacionarias?
Los grupos de comerciantes de la industria se defienden de la retórica política que se utiliza en su contra. «Es hora de que este gobierno deje de utilizar la industria cárnica y avícola como chivo expiatorio. Y de distracción de las causas fundamentales de la inflación y los importantes desafíos que enfrenta nuestra economía», dijo Gary Kushner, presidente interino del Consejo Nacional del Pollo.
Tanto Kamala Harris como Donald Trump se han comprometido a reducir la inflación y aquietar los precios. Pero algunos economistas advierten que los objetivos de los candidatos podrían hacer subir los precios. Los planes de ambos probablemente aumentarían el déficit y aumentarían la demanda, incluso a través del gasto público y el ajuste del mercado laboral, comentó a CNN Joe Brusuelas, economista jefe de RSM US.
Analistas encontraron que las propuestas de los candidatos podrían aumentar los déficits en 1,7 billones de dólares en una década. Y podrían crecer a 2 billones de dólares si las políticas de vivienda se implementaran. La mayor parte de esos costos, estimados en 1,2 billones de dólares, proviene de la expansión propuesta por Harris del Crédito Tributario por Hijos.
“Hacia dónde estamos mirando ahora, creo que es probable que ambas campañas estén en números rojos por sus propuestas”, señaló Marc Goldwein, vicepresidente senior y director senior de políticas del CRFB. “Un mayor déficit en el corto plazo significa más presiones inflacionarias. Lo que significa que la gente verá más aumentos de costos en el supermercado, en el surtidor, en sus casas. O significa que la Reserva Federal tendrá que responder recortando las tasas. más lentamente”.