Un horizonte de recesión mundial en la economía por el coronavirus ha llevado a los ministros de Finanzas del G7 y a los bancos centrales a reunirse. Aunque sea telefónicamente, los personajes que manejan gran parte del dinero del planeta abordarán el impacto del coronavirus en la economía mundial este año.
El horizonte a corto plazo pronostica una recesión mundial para el primer trimestre de 2020. Además, se asegura que el crecimiento se estancará en 2,4%. La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) hace un llamamiento a los gobiernos a limitar la epidemia de coronavirus para proteger a los ciudadanos y las empresas de sus inminentes efectos.
Gigantes amenazados
El covid-19 disminuye en China, pero se propaga por el resto del mundo, donde el escenario es incierto. Se entrevé entre tantas declaraciones científicas y medidas preventivas -no solo de los organismos sanitarios, sino también desde el mundo de las finanzas- que llegó el momento en el que los países deben tener preparado su sistema sanitario para abordar la epidemia.
Gigantes en población y conexiones de viajeros, los Estados Unidos y la Unión Europea, presentan un alto riesgo de contagio, cuando hasta hace poco fueron territorios preservados de la epidemia.
El pronóstico de una recesión mundial en el corto plazo moviliza la poderosa maquinaria de decisiones para tomar medidas que frenen o controlen el impacto. Siguiendo los datos que aporta la OCDE, la previsión estimada en noviembre de 2019, calculaba un crecimiento en 2020 del 2,9%. Pero en ese momento, la epidemia del coronavirus estaba lejos del imaginario global.
Un pronóstico de recesión mundial
Hoy esa previsión pronostica un crecimiento menor, 0,5% para ser precisos. Desde muchas instituciones financieras se han pronunciado, tanto que el banco central de los bancos centrales –Banco de Pagos Internacionales, BIS- advirtió que las esperanzas de recuperación se tambalean por la inquietud que genera en los mercados el coronavirus.
Ayer en la Unión Europea se elevó el nivel de alerta y ya se le considera una región con alto riesgo de contagio. Mientras que empresas como Twitter han pedido a sus empleados de todo el mundo que trabajen desde casa para evitar la propagación del virus. En Hong Kong, Corea del Sur y Japón el teletrabajo es una obligación en esta empresa. Estos territorios están marcados por ser zonas donde el nuevo virus se ha propagado más. La OMS (Organización Mundial de la Salud) reportó 88.948 casos de coronavirus este martes, de los cuales 80.174 están en China y 8.774 en el resto del mundo.
Si se estableciera finales de marzo como fecha en el que la epidemia de coronavirus en China llegará a su máximo, el crecimiento del motor de la economía mundial sería en 2020 de 4,9%. La lógica económica advierte que China arrastrará en su bajada a las demás economías del mundo. Por ejemplo, Japón crecerá un 0,2% y los Estados Unidos un 1,9%.
El impacto del coronavirus seguirá hasta la zona euro que podría perder hasta 0,8 puntos porcentuales en su crecimiento. En cambio, Italia -hasta ahora el foco de la epidemia en esta zona- registraría cero crecimiento.
Resaca de la guerra comercial
El coronavirus apareció en un contexto de permanente recesión mundial o pelea para que crezca algo. El terreno económico mundial está debilitado por el conflicto comercial de China y Estados Unidos. Aunque no hace mucho pactaron una tregua, los aranceles siguen siendo más elevados que hace dos años. Además, China tiene el control del 20% de la industria mundial. Durante el brote de coronavirus (brote de SARS) en 2002 su control de la industria era del 8%.
Si se descalabra la fuerza motora de su maquinaria productiva y económica, obviamente una recesión mundial por coronavirus no debe sorprender. Las cifras oficiales y más conocidas apuntan a 50 millones de personas cuya movilidad está reducida en la fábrica global de cosas. En muchas ciudades solo una persona por familia cada dos días puede hacer la compra, lo más básico, comida.
Piense usted qué tan básico puede resultar ir a refinar petróleo o salir de compras al centro comercial. Ante la paralización de esta maquinaria, el mundo debe estar preparado. El G7 y los bancos centrales tomaron la iniciativa.
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