Por Magdalena Tsanis | Efe
Cantante melódico de toda la vida y «enfant terrible» de la nueva comedia española, lo de Raphael y Álex de la Iglesia parecía una alianza difícil, pero en Mi gran noche, la comedia que les ha unido para siempre, ambos demuestran su afinidad en la ironía y el exceso.
«No volveré a hacer cine con otro», ha asegurado con sorna Raphael en la presentación en Madrid del filme. «A Rafa no le gusta que cuente esto, pero la idea de la película tomó forma cuando le vi saludando en el anuncio de la Lotería», ha seguido bromeando De la Iglesia.
Ambos han comparecido en rueda de prensa arropados por todo el plantel de Mi gran noche, un filme coral por el que desfilan Mario Casas, Hugo Silva, Pepón Nieto, Carolina Bang, Carlos Areces, Carmen Machi, Santiago Segura o Blanca Suárez entre otros.
Tras su paso por festivales como San Sebastián, Toronto o el Latin Beat de Tokio, la cinta que aborda desde la hipérbole el «desmadre» de ‘egos’ que puede llegar a ser la grabación de un programa especial de Nochevieja, se enfrentará a partir del próximo 23 de octubre a la prueba definitiva de la cartelera.
«Es una película especial y diferente, que no se podría haber hecho sin el trabajo espectacular de los actores», ha dicho el director de El día de la bestia, sin ocultar lo extremadamente complicado que ha sido rodar con tantos personajes y cientos de figurantes en el espacio cerrado de un plató televisivo.
«Hay una media de 100 o 150 personajes por plano, y en una secuencia hay hasta 500 personas. Era prácticamente imposible escucharse, aunque estuviésemos callados», ha admitido.
Los mundos de Raphael y De la Iglesia se cruzaron por primera vez hace años cuando el director bilbaíno tomó el nombre de una canción del de Linares para titular su película Balada triste de trompeta (2010), de la que incluyó un fragmento al final.
Hablaron entonces, medio en broma, de la posibilidad de hacer una película juntos, pero esta vez De la Iglesia se lo tomó muy en serio y escribió un guión, junto a su habitual colaborador Jorge Guerricaechevarría, pensando en él.
En la ficción Raphael se convierte en el también cantante Alphonso y es una especie de divo maléfico, con ecos de Darth Vader, que le hace la vida imposible a su hijo (Carlos Areces) a la vez que maniobra para que no le haga sombra Adanne (Mario Casas), un ídolo emergente.
Casas, que ya dio muestras de su talento cómico en Las Brujas de Zugarramurdi, lo confirma aquí con un personaje construido con referencias a Chayanne o a David Bisbal, una vez más, llevadas al extremo.
«Mario es un baúl de registros inagotable. Está dispuesto a todo y es un torrente de ideas, con lo que mi papel se limita a ser una especie de filtro», ha dicho De la Iglesia.
«Tenemos tendencia a encasillarlo todo y pensábamos que Mario iba a vivir para siempre haciendo de galán, pero él ha demostrado que puede hacer lo que quiera», ha añadido.
La rivalidad entre Alphonso y Adanne no es la única en el plató de Mi gran noche, donde Hugo Silva y Carolina Bang, los presentadores, compiten sin tregua por las mejores frases del guión, mientras los trabajadores de la cadena se manifiestan ruidosamente en el exterior, y todo fingiendo un ambiente de máxima felicidad.
La película tiene también una dosis de nostalgia, ha admitido su creador, de «aquellas nocheviejas de Martes y 13 y las empanadillas, un pequeño mundo que antes era tan cercano y ahora ha desaparecido».