Entrevista a HENRY RAMOS ALLUP | Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela
Por Iñigo Aduriz (Caracas)
08/08/2016
que es un gran conocedor de la actualidad española y de sus dirigentes. Henry Ramos Allup (Valencia, Venezuela, 1943) recibe a Cambio16 en su despacho de la Presidencia de la Asamblea Nacional de Venezuela en una bochornosa mañana de finales del pasado mes de mayo –esta entrevista se publicó en el número de junio, el 2.228, de Cambio16–. Ramos es, además, el líder del partido opositor Acción Democrática.
Están recibiendo últimamente diferentes visitas de dirigentes extranjeros a Venezuela.
Todos y cada uno con su posición y con los matices que tengan, están muy preocupados por la situación venezolana. En todas partes se conoce suficientemente lo que está ocurriendo. No es solamente la violación sistemática del Gobierno a su propia Constitución, sino también el irrespeto a la separación de poderes, el tema de los presos y exiliados, los atentados contra la libertad de expresión, el terrible problema de los derechos humanos, y la crisis humanitaria que se expresa mediante tres vertientes. La primera es la falta de alimentos. En cualquier centro de distribución se ve todos los días lo mismo: colas espantosas de gente que no sabe ni siquiera lo que va a comprar. La segunda es la falta de medicamentos y la tercera es la crisis de la inseguridad que también es terrible.
¿A qué se debe exactamente esa falta de alimentos en Venezuela?
Primero a la concepción del modelo y a la ruina del aparato productivo. Mientras hubo dólares para importar no se sintió. Le estoy hablando de un país que importa el 70% de todo lo que consume trátese de bienes de capital, insumos, repuestos, medicinas o alimentos. La economía arruinada de ese modelo estatista de ese perturbado que fue Hugo Chávez tenía que provocar una crisis como la que ha provocado cuando se han acabado los dólares. El Gobierno dice ahora que la crisis es producto de la disminución de los precios del petróleo, y relativamente es así, pero también lo es porque el aparato productivo lo quebraron. A eso hay que sumarle un Gobierno que es incapaz de rectificar porque considera que hacerlo es admitir que se equivocaron. Y la que está imponiendo la rectificación es la crisis. La gente no tiene qué comer y en cualquier momento puede haber un estallido social.
¿Por qué cree que por el momento no se ha producido ese estallido social?
Todos los días hay microestallidos en todas partes. Aquí tuvimos uno que fue el caracazo en el año 1999. Pero ahora hay minicaracazos en todas partes. Se están produciendo aproximadamente entre 22 y 28 saqueos diariamente. Un camión que transporta alimentos lo detienen en un semáforo y lo asaltan.
¿Está Venezuela en un riesgo de guerra civil?
Yo no quisiera pensar en eso. Lo que puede haber es un reventón o un estallido. Y cuando se produce un estallido hay represión y hay muertes. Pero incluso las fuerzas armadas que en este momento aparecen como sostenedoras de esta crisis están diciéndole día a día al Gobierno que no quieren asumir el costo de la represión de quienes piden comida y medicinas, o de quienes están reclamando derechos políticos. Las fuerzas regulares, que han sido los sostenedores de este régimen insoportable, no quieren asumir el costo de la represión, y a nosotros nos preocupa mucho que lo asuman colectivos irregulares armados que existen y que delinquen abiertamente porque están fundamentalmente integrados por antisociales y por delincuentes que andan en libertad.
El problema son las armas.
El hampa [la delincuencia organizada] tiene más armas que la armada. Es la consecuencia de un modelo de tolerancia y de permisividad. El 95% de los delitos ni se denuncian ni se castigan.
¿De quién es la responsabilidad?
Del Gobierno, por supuesto, que es de quien depende el poder judicial, que no tiene independencia. Ha sido secuestrado por el Ejecutivo e incluso utilizado con fines de represión política.
¿No cree que la población puede que no denuncie porque teme a la propia Policía?
Parte de eso hay. Este es un país en el que los policías son ladrones y los ladrones son policías. Buena parte de los secuestros los ejecutan miembros de la Policía uniformada, miembros de la Guardia Nacional o militares en servicio activo.
Desde el Gobierno de Nicolás Maduro acusan a la oposición y a la Asamblea Nacional de mayoría opositora de golpistas. ¿Existe un riesgo de que perpetren ustedes un golpe?
Riesgo de golpe de Estado hay. El Gobierno lo anuncia todos los días. Los militares, por obra y gracia del Ejecutivo, se salieron de los cuarteles y hablan sueltamente de política. Militan en el partido oficialista y se enfrentan como activistas políticos a la mayoría del país. Nunca han tenido una verdadera vocación democrática y después de haber sido acostumbrados a formar gobierno durante los últimos 17 años, en cualquier momento hay una tentación de que se produzca un golpe. La desgracia de Latinoamérica en general, y de Venezuela en particular, es la participación de los militares en política. Por supuesto que hay riesgo de que haya golpe de Estado pero, ¿quiénes los dan, los civiles? No, los golpes de Estado los dan los militares. Si el Gobierno dice que tiene el control y el apoyo de las Fuerzas Armadas pero a la vez habla de golpe de Estado, quiere decir que teme a los militares, porque los civiles no los damos.
Al encarcelado Leopoldo López el Gobierno le acusa de haber instigado un golpe de Estado y por eso está condenado a prisión.
Encabezó una manifestación para protestar contra el Gobierno y, una vez que se había retirado de la marcha y de haber indicado a sus copartidarios que se retiraran hubo algunos exaltados civiles que lanzaron piedras. A partir de ahí imputaron a Leopoldo López. Luego hubo hechos de violencia y manifestaciones, las denominadas guarimbas, en las que hubo cuarenta y tantos muertos, la mayoría víctimas de la represión policial y militar.
¿Qué le espera ahora al pueblo venezolano?
Los países no se acaban. Lo sabe España que después de una guerra civil espantosa que duró cinco años se recuperó. Nosotros en Venezuela tuvimos democracia antes de que la tuviera España porque salimos de nuestra dictadura en 1958, mucho antes. Ahí comenzó lo que se llamó el puntofijismo: un sistema de conciliación de élites que gobernó durante 40 años, los mejores 40 años en todos los sentidos de la historia republicana venezolana. Pero bueno, España no se acabó después de la guerra civil y nosotros tampoco nos vamos a acabar después del chavismo, que es algo tan espantoso como la guerra civil, y ya lleva 17 años.
¿Cuáles son los pasos que va a seguir la oposición?
Seguiremos insistiendo en buscar una solución democrática, constitucional y pacífica para la crisis, por mucho que el Gobierno trate de cerrar puertas. Este es un Ejecutivo terminal, cada vez con menos apoyos y acusando serias defecciones por no decir deserciones en sus propias filas que han visto que esto es insoportable. Porque les reclaman día a día que sigan violando la Constitución para mantenerse. ‘