Por Carlos Martínez*
05/02/2018
*Presidente de IMF Business School
Como es habitual desde que tenemos datos estadísticos, enero ha sido un mes negativo para nuestro empleo. A pesar que los datos conocidos han sido similares a los del año 2017, en general, estamos asistiendo a una clara ralentización en la creación de empleo. La que empezamos a vivir en el año 2016 y que se consolidó en el 2017, especialmente en el último trimestre.
Según los datos dados a conocer por el Ministerio de Trabajo, el paro aumentó en más de 63.000 personas. Dejó el número de desempleados en 3,47 millones. Se confirma la ralentización en la creación de empleo. Como es lógico, el fin de la campaña de diciembre y la gran creación de empleo que se produce en el comercio y la hostelería han hecho que, una vez más, que el mes de enero se haya comportado de manera negativa en lo que a la creación de empleo se refiere. Igualmente, y probablemente el dato más importante de los conocidos hoy, el número de cotizantes a la Seguridad Social se ha reducido en 178.000 afiliados este mes. Quedando en 18, 2 millones el número de afiliados.
En cualquier caso, como es habitual, también tenemos datos que invitan a la esperanza. Y eso a pesar de la ralentización en la creación de empleo. En términos desestacionalizados (son los datos corregidos teniendo en cuenta que hay diferencias sistemáticas en las series de datos según el momento concreto del año), hemos mejorado en casi 24.000 personas. El número de contratos indefinidos va subiendo de manera continua desde hace tres años. El número de hogares con todos sus miembros desempleados va disminuyendo. Mejora el paro juvenil, los parados de larga duración van encontrando cada vez más empleo, etc. Además, podemos considerar un dato muy importante. Que el desempleo se haya comportado de forma positiva en la construcción tendencia que se consolida desde 2017 y que este año seguirá creciendo.
Ralentización en la creación de empleo
Que se cumplan las previsiones de creación de empleo dependerán, en gran medida, del comportamiento que tenga el PIB (este año se espera que llegue al 2,5% de crecimiento) y éste, a su vez, dependerá, en gran parte, de cómo se comporte la energía (petróleo al alza), la inflación (aumento del 2% con salarios estancados y caída del consumo), las exportaciones, la confianza de los consumidores, los tipo de interés, la fortaleza del euro, la estabilidad política (problemas con Cataluña y con la aprobación de los presupuestos), el aumento de los salarios (por sus implicaciones en el consumo), etc.
Estamos viviendo una gran recuperación del empleo que se inició en 2013. Y que hemos conseguido pasar de un máximo 26,9% de desempleo al 16,5% actual. Lo que se traduce en más de dos millones de desempleados menos. Si continuamos por esta senda, y mantenemos un crecimiento del PIB para 2018 por encima del 2,5%, la tasa de paro a finales de año bajará ampliamente el 16%. Una cifra desconocida en los últimos años.
Comparación con la zona euro
Si comparamos a España con la zona euro, donde el paro se sitúa de media en el 8,7%, vemos prácticamente que duplicamos esa cifra. Todavía nos quedan 1,2 millones de empleos para, por un lado, estar en sintonía con nuestro entorno. Y, por otro, llegar a esos 20 millones de cotizantes que fortalezcan la continuidad de nuestro estado de bienestar. Para lograr este objetivo, y suponiendo que podemos seguir manteniendo el crecimiento por encima del 2%, no llegaríamos a esta cifra hasta dentro de al menos tres años.
Todo esto nos lleva a pensar que si somos capaces de conseguir estabilidad política, debemos seguir trabajando en reformas laborales. Para que consigan ajustar nuestro mercado a las necesidades de las empresas. Y para esto, y en paralelo, debemos mejorar las políticas activas de empleo. Así como facilitar el camino para la creación de empresas. También reducir la dualidad existente en el mercado laboral incentivando. Más si cabe la contratación indefinida, primando sectores con potencialidad para crear empleo, etc. Y, por supuesto, apostar por una subida de salarios selectiva. Ligada a la productividad (no debemos olvidar que llevamos 10 años sin subir salarios). La duda que despejaremos durante este año 2018 será descubrir si los sueldos suben. Y si se consolida un cambio de tendencia. O será algo que, de no cambiar, lastrará nuestro crecimiento y, por extensión, a la creación de empleo.