Por Andrés Tovar
24/05/2018
«Lo realmente importante no es llegar a la cima; sino saber mantenerse en ella«. La conocida frase, originalmente del poeta y dramaturgo francés Alfred de Musset, aplica perfectamente a Mariano Rajoy. La votación triunfal y favorable a sus Presupuestos del Estado 2018 en el Congreso de los Diputados este martes le garantiza dos años más de consolidación del poder.
Es una buena noticia que se hayan aprobado los #PGE2018 en el @Congreso_Es, doy las gracias a los 7 partidos políticos que los han apoyado. Colaborarán en el crecimiento, el empleo y la recuperación; son una clara apuesta por la mejora de los servicios públicos. Estoy satisfecho. pic.twitter.com/5MSlCppoxP
— Mariano Rajoy Brey (@marianorajoy) May 23, 2018
Y lo ha hecho luego de meses de fuero político marcado por varios baches en el camino. Primeramente, el desafío catalán -que, entre sus adversos efectos condicionaba el voto del PNV que al final ha logrado domar-. Seguidamente, los meses de retraso marcado por las críticas opositoras de todo tenor, y que al final ha desinflado. Y, no de menor importancia, los casos de corrupción que involucran a miembros de su PP y el ascenso de Ciudadanos como una oposición política cada vez más popular. Un menudo panorama que, para muchos analistas, tenía como fin una moción de censura y unas elecciones anticipadas.
Pero nada de ésto hizo mella en Rajoy. Al contrario, fue un escenario para hacer gala de su aeróbico fuero político. Y del paso al trote y, finalmente al galope, completó con éxito el primer circuito. Por consiguiente, los presupuestos del Estado 2018, que incluye el aumento de los pagos para millones de jubilados y la reducción de impuestos para los trabajadores de bajos ingresos, es sin duda una victoria a una prueba crucial a la resistencia del músculo de Rajoy y su gobierno. Pero ahora, y recordando la frase del inicio, viene la prueba de fuerza. Y el escenario no es otro sino el económico.
Presupuestos del Estado 2018: la prueba de fuerza
Con los presupuestos del Estado 2018 aprobados, ahora el reto es saltar los obstáculos del pronunciado déficit y de la deuda. Dos avisos nada halagueños al respecto se ubicaron a cada lado del gobierno en la banda de salida. El primero, de manos de la Airef, que advirtió que es «improbable» (sic) la reducción del déficit en el período 2018-21″.
El organismo sostiene que la senda de ingresos fiscales es coherente con las previsiones del cuadro macro. Pero la senda de gastos es empinada. Fundamentalmente, señala, por los ajustes introducidos para ganar votos. Entre ellos, la subida de pensiones del 1,6%.
Finalmente, el segundo aviso provino del Banco de España y su informe anual que, lejos de ser complaciente, advierte.: «Los elementos de vulnerabilidad que se unen a un entorno exterior con focos de riesgo e inestabilidad. El desequilibrio presupuestario estructural continua siendo pronunciado. La corrección del endeudamiento modesta. La posición neta deudora frente al resto del mundo elevada. Subsisten ineficiencias en el funcionamiento del mercado de trabajo y de bienes y servicios. Y el envejecimiento supone un reto de primer orden».
No hay que ser un entendido para interpretar ambos alertas como compromisos a la estabilidad de los presupuestos del Estado 2018. Por ende, la carrera para Mariano Rajoy es ardua y debe ser asumida como una prueba de fuerza y mucha velocidad para que Rajoy muestre su verdadero músculo y evitar que se desgaste la suela firme de la estabilidad presupuestaria. En su beneficio, al presidente le gusta correr. Allí, pues, ya tiene abierta la pista.