Por Iñigo Aduriz
30/08/2016
- Rajoy no logra convencer a Sánchez, que sigue sin plantear alternativas
- El PSOE estudia cómo esquivar la presión de derecha e izquierda
El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, ha logrado en dos meses salir de la absoluta soledad en la que se quedó tras sus cuatro años de mayoría absoluta y de la falta de diálogo que caracterizó a los populares en la décima legislatura en la que gracias al rodillo aprobaron sus leyes más polémicas con el rechazo de toda la oposión.
Pero en estos 64 días transcurridos desde los comicios tan sólo han logrado que Ciudadanos rectificara toda su estrategia de campaña electoral y pasara del ‘no’ a Rajoy anunciado en los últimos meses, primero a la abstención y luego al ‘sí’ a la renovación del líder del PP en La Moncloa. Lo mismo ha sucedido con Coalición Canaria, que gracias a la negociación con los populares, finalmente ha decidido respaldar la investidura del hoy presidente en funciones a pesar de que también en un principio dijo que no.
Así, al final de la sesión de investidura que comienza este martes en el Congreso de los Diputados, el candidato del PP obtendrá previsiblemente los votos de su partido (137), los de Ciudadanos (32) y el único de Coalición Canaria. Si no se produce un giro inesperado de alguna de las otras fuerzas políticas con representación en la Cámara Baja, el resultado final será, por tanto, de 170 votos a favor y 180 en contra, por lo que Rajoy fracasará en su primer intento de ser nombrado presidente desde las elecciones anteriores, las del 20 de diciembre.
Lastrado por la corrupción
El líder del PP no ha logrado su objetivo tras perder la mayoría absoluta que mantuvo su partido entre 2011 y 2015. Al margen de Ciudadanos y CC ningún otro partido ha querido refrendar su gestión, marcada por los fuertes recortes, un importante aumento de la desigualdad, la permanencia de cifras del paro históricas así como por el afloramiento de casos de corrupción en las filas de los populares, que la mayoría de los partidos políticos han considerado que no han sido bien gestionados por quien hoy aspira a volver a convertirse en jefe del Ejecutivo de pleno derecho.
No obstante, Rajoy tampoco ha querido buscar apoyos al margen del PSOE, principal e histórico rival del gran partido de derechas español. El PP ha evitado iniciar negociaciones con el PNV o con CDC con quienes sí logró acuerdos en el pasado, por ejemplo para conseguir que José María Aznar llegara a la Presidencia del Gobierno en 1996. Su presión se ha centrado en los socialistas, a quienes los populares nunca apoyaron cuando estos lograron mayorías simples en elecciones como las de 1993, 2004 o 2008 por esa evidente rivalidad entre las dos grandes fuerzas políticas.
No han logrado que el partido de Pedro Sánchez dé su brazo a torcer, a pesar del ruido interno que ha surgido en las filas socialistas y que se ha escenificado en las diferentes opiniones manifestadas por los barones. Algunos han opinado que el PSOE debería ceder y abstenerse para garantizar la formación de un Ejecutivo, mientras otros han respaldado a pies juntillas la estrategia de Ferraz e incluso plantean la opción de que su líder trate de formar un Gobierno alternativo a partir de que el viernes se constate el fracaso de Rajoy.
«Más razones» para el ‘no’
Lejos de debilitar su posición, las continuas presiones políticas, económicas y mediáticas que ha padecido el líder socialista, han reforzado su ‘no’ al presidente del PP. Tal y como aseguraba el propio Sánchez el lunes, nada más reunirse con Rajoy, a raíz del pacto alcanzado entre los populares y Ciudadanos los socialistas tienen aún “más razones” para reafirmarse en su rechazo a la investidura del máximo dirigente del PP.
También aseguró que «todos los escenarios están abiertos», si bien sigue sin aclarar cuál será la alternativa que defenderá en el caso de que Rajoy constate ahora e incluso en una sesión de investidura futura que no tiene los apoyos suficientes. A partir del viernes se conocerá previsiblemente qué es lo que pretende el PSOE. Si busca tiempo y que pasen las elecciones vascas y gallegas para repensar su decisión sobre la investidura de Rajoy o si, por el contrario, trata de conformar una mayoría alternativa uniendo a la izquierda y a los nacionalistas y tratando de buscar al menos la abstención de Ciudadanos.