Por Iñigo Aduriz
04/12/2015
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A falta de grandes referentes actuales, los principales candidatos a la Presidencia del Gobierno se ven obligados a echar mano de figuras del pasado para tratar de conseguir votos el próximo 20 de diciembre. Así, el aspirante a la reelección, Mariano Rajoy, decidía en el primer día de campaña apostar por lo seguro.
Este viernes ha viajado a Ávila, el feudo de los feudos del PP, y allí ha pronunciado su discurso enfatizando en la moderación y el acuerdo y apropiando para su partido el recuerdo al centrista por antonomasia, el expresidente del Gobierno Adolfo Suárez. Con visita a la tumba del difunto incluida, el hijo del piloto de la Transición no ha desaprovechado la ocasión de posar junto a Rajoy.
Allí sí se le ha visto al presidente. También en diferentes soportes –vallas publicitarias o pasquines– repartidos a lo largo y ancho del país. Pero como en los debates de televisión como el que tendrá lugar el lunes, en las banderolas que el PP ha colocado en algunas de las principales calles de Madrid, el jefe del Ejecutivo ha decidido ser sustituido por la vicepresidenta y número dos por la capital, Soraya Sáenz de Santamaría.
Una candidata más
En una campaña de hombres, muchos ciudadanos constataban esta mañana al ver los medios desplegados por los populares, que la número dos del Gobierno ya es considerada por los suyos como una candidata más.
En una de sus últimas comparecencias como portavoz del Ejecutivo de la décima legislatura, la también ministra de la Presidencia parecía asumir la acusación realizada el jueves por casi todos los partidos en la oposición respecto a la llamada ‘cocina’ del CIS preelectoral que auguraba una amplia victoria de su partido, el PP, el próximo día 20.
Aparentemente temerosa de lo que pueda suceder, Sáenz de Santamaría no parece confiada en que su equipo pueda volver a formar gobierno en enero, ya que ha exigido al resto, en clara alusión al PSOE de Pedro Sánchez, “claridad” a la hora de explicar si dejarán gobernar al más votado.
Sánchez y los acuerdos postelectorales
La resaca de la publicación de la macroencuesta ha hecho que el primer día de campaña estuviera marcado por la alusión a los pactos postelectorales a los que se ha referido de forma velada la vicepresidenta.
Sánchez, que ha parecido esquivar el habitual ruido de sables dentro de su partido a pesar de haberse hundido en el CIS, sigue sin cerrar la puerta a tratar de llegar a la Presidencia aunque el PSOE no sea el partido más votado. Quizá porque esta opción ya ha sido asumida por la mayoría de los socialistas.
El discurso oficial lo ha pronunciado este viernes en Cataluña, una de sus tradicionales plazas fuertes con las que han conseguido habitualmente ganar las elecciones que les han llevado a La Moncloa y que, en pleno proceso soberanista, puede salirles rana a tenor de lo que dicen las encuestas. “El PSOE va a ser la primera fuerza política en España. Es la única garantía de que haya cambio político y que Albert Rivera no apoye a Rajoy como presidente”, ha asegurado durante un encuentro organizado por El Periódico.
El voto útil
“Si somos primera fuerza habrá cambio. Si no, Rajoy seguirá siendo presidente”, ha añadido volviéndose a dirigir a los potenciales votantes de Podemos o Ciudadanos y apelando así al voto útil. Aunque ha suscitado diferentes interpretaciones, desde su equipo insisten en que Sánchez en ningún caso ha descartado tratar de llegar a un acuerdo de gobierno con el partido de Rivera si los socialistas no son los más votados.
El líder de Ciudadanos, hoy en Palma de Mallorca, sigue por su parte eufórico ante las encuestas que le sitúan como posible alternativa del PSOE constituyéndose en la próxima legislatura y en su primera experiencia en unas elecciones generales como principal partido de la oposición. Rivera ha vuelto a apelar a “la ilusión” y a presentarse como el adalid de la nueva política frente a populares y socialistas. Él lleva insistiendo en que no será ni vicepresidente ni ministro de ningún Ejecutivo de PSOE o PP, pero sigue sin aclarar a cuál preferirá tras el 20D.
«Por poco me escupe»
Desde Cádiz, más que la resaca del CIS a Pablo Iglesias le tocaba encajar un día más las consecuencias de la conversación que mantuvo ayer con la hasta ahora vicepresidenta del Congreso de los Diputados y candidata del PP por Málaga, Celia Villalobos. “Por poco me escupe”, aseguraba la popular tratando de estirar lo sucedido un día antes en el hemiciclo. Al margen de la bronca, Iglesias también ha hecho campaña en las redes, el espacio natural de la nueva política.
“Yo me comprometo a defender lo que pienso y no a defender lo que me haga subir en las encuestas, a no recordarte solo de dónde venimos, sino a dónde vamos, a que el único argumento que se escuche en la campaña no sea “y tú más”, aseguraba en una carta publicada en Facebook.