El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, espera conseguir este sábado su segunda investidura confiado en superar los problemas políticos de la nueva legislatura de la misma forma que cree que el Ejecutivo logró dejar atrás lo más grave de la crisis económica.
Rajoy será investido por el pleno del Congreso en una votación en la que, a diferencia del viernes, ya no necesitará mayoría absoluta, sino simple -más votos a favor que en contra- y que obtendrá mediante la anunciada abstención de los diputados del PSOE pese a que varios de ellos han avanzado que votarán no.
Será reelegido presidente del Gobierno español después de que el PSOE le garantizara el jueves la abstención, pero queda la incógnita de saber cuantos socialistas votarán «no», dado el debate interno que viven en el partido.
No obstante, el PSOE solo se ha comprometido a abstenerse en la investidura y anuncia una clara oposición a Rajoy durante la legislatura.
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), principal grupo de la oposición y tradicional alternativa de Gobierno al PP, decidió el pasado domingo abstenerse en la elección de Rajoy para desbloquear la situación política y evitar la convocatoria de unos terceros comicios, que según todas las encuestas le supondrían una pérdida de apoyos.
Esta decisión ha causado un fuerte debate tanto en el partido como entre los parlamentarios y se especula con que en torno a una quincena de ellos votarán «no» mañana, desobedeciendo la disciplina del grupo.
Pero entre todos, el foco estará en Pedro Sánchez, líder del PSOE hasta su dimisión el pasado 1 de octubre por oponerse a dicha abstención e insistir en que «no es no», como habían dicho desde las elecciones de diciembre pasado.
Sánchez no desveló el jueves qué votará el sábado y respondió con un escueto «lo veréis» a las preguntas de los periodistas.
Los «noes» de un grupo de socialistas (unos 15 de los 84 diputados) no repercuten en la elección de Rajoy, pero son una muestra de la división que se vive en el PSOE, en la actualidad en menos de una gestora a la espera de un congreso que elija al nuevo secretario general.
Los diputados votarán a última hora de la tarde de sábado, 48 horas después de la primera elección.
La investidura de Mariano Rajoy pondrá el fin a más de 300 días de gobierno en funciones (con competencias limitadas), pero abrirá la incógnita de cuánto tiempo durará el nuevo Ejecutivo, ya que el PP no cuenta con apoyos suficientes -como se demostró ayer- para aprobar leyes fundamentales como los presupuestos.
Rajoy ofreció diálogo, valoró la abstención de los socialistas, y pidió al Parlamento que apoye un ejecutivo estable.
Sin embargo, el portavoz socialista, Antonio Hernando, le respondió en el debate que van a hacer «una abstención de investidura, no de legislatura» y que si el PP «quiere diálogo, tienen que rectificar».
Mientras se produzca la votación, habrá una manifestación en las proximidades del Congreso para protestar por la reelección de Rajoy, convocada por diversas organizaciones sociales, a la que acudirán los líderes de Podemos, Pablo Iglesias, y de Izquierda Unida, Alberto Garzón.