El reto demográfico es una realidad que sacude a casi 48 millones de personas en España. Una población repartida de forma heterogénea y desigual debido a factores como el envejecimiento o la falta de oportunidades en los municipios rurales, entre otros aspectos. Entonces se produce el éxodo hacia los grandes núcleos urbanos en busca de oportunidades.
A principios del mes de marzo de 2020, los agricultores se echaban a la calle para defender el trabajo en el campo, una de las vías para luchar contra la España vaciada, más allá del turismo rural. Al mismo tiempo, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico anunciaba una colaboración con la Universidad de Estudios a Distancia (UNED) como medida para fomentar la educación igualitaria en todo el territorio nacional y que los jóvenes no vean la necesidad de migrar en busca de estudios y oportunidades.
En este sentido, con el objetivo de luchar contra la despoblación y para preservar el patrimonio y cultura de pequeños pueblos y municipios que se ven afectados por este problema, se creaba en 2011 la Asociación de los Pueblos más Bonitos de España. Su presidente y fundador, Francisco Mestre, explica que es necesario volver a llenar de vida estos lugares. Pero, sobre todo, hace hincapié en la importancia de que haya igualdad territorial en el trato fiscal.
¿Por qué surge esta asociación? ¿Con qué fines?
Nace porque hay una necesidad real de los municipios pequeños de poder tener un altavoz para poder promocionarse mejor y también para reclamar mejoras para el mundo rural. El objetivo es que, a través de la promoción y difusión de estos pueblos, podamos proteger y conservar mejor nuestro patrimonio y activar la economía y la riqueza de estos municipios mediante el turismo y la belleza.
¿Qué retos plantea la España vaciada?
Tenemos que saber gestionar mejor los recursos que ofrece el mundo rural, desde sus montes hasta sus productos de proximidad. De todos esos recursos se pueden beneficiar otros municipios. Tenemos el reto de hacer atractivo el vivir y trabajar en nuestros pueblos. Queremos pueblos vivos y los pueblos necesitan condiciones de competitividad similares a las que se puedan tener en las ciudades, así como servicios.
¿Es el turismo rural la única forma de hacer frente a la despoblación?
El turismo es una buena manera de que haya puestos de trabajo en el pueblo y de atraer riqueza al municipio, pero no la única. Muchos de nuestros pueblos también viven del sector primario. Aparte del turismo, se necesitan medidas fiscales para que los autónomos y empresas se instalen y elijan nuestros pueblos y, por supuesto, tener Internet de calidad. Existen pueblos como Peñalba de Santiago, en León, que no tienen ni teléfono actualmente y esto es inadmisible.
¿Cómo se plantean y logran crear oportunidades en las zonas rurales para que los ciudadanos no tengan que emigrar de estos territorios?
En nuestros municipios son muchas las personas que trabajan en el tercer sector gracias precisamente al turismo. Por supuesto que en nuestros pueblos hay personas emprendedoras que podrían aprovechar lo que el mundo rural nos brinda, que es mucho; pero muchas veces falta lo más básico, como Internet o un colegio donde llevar a sus hijos. Finalmente, la gente que acaba marchándose a las ciudades es por la falta de estos y otros elementos básicos.
La sostenibilidad es una oportunidad de negocio para la España vaciada, ¿cómo desarrollarla?
Estamos trabajando junto al Ministerio para la Transición Ecológica y la Universidad Politécnica de Madrid en medidas piloto que serán una gran oportunidad para el mundo rural. Desde el aprovechamiento del CO2 de los bosques hasta el fin del plástico en nuestros municipios. En los próximos meses implementaremos medidas novedosas y muy interesantes para nuestro mundo rural.
¿Qué ayudas, subvenciones o leyes se necesitan para atajar este éxodo masivo?
Una de las principales demandas de la España Vaciada es el trato fiscal en todos los ámbitos. Desde beneficios fiscales a autónomos y empresas que se instalen en nuestros pueblos hasta descuentos o exenciones en impuestos de sociedades o IRPF. También se tendría que revisar el actual sistema de financiación de los municipios pequeños. Estamos totalmente en desventaja con las ciudades. Tenemos extensiones muy grandes de municipios con multitud de pueblos o pedanías (entidad administrativa inferior al municipio) a los que hay que dar servicios. Es para nosotros mucho más difícil dar esos servicios si lo que se tiene en cuenta para nuestra financiación es el número de habitantes.
¿Cómo actúa su asociación ante el reto demográfico en los pueblos que representa?
Hemos conseguido que todos nuestros pueblos tengan subidas muy importantes de turistas porque logramos desestacionalizar el turismo durante todo el año. Eso permite que la iniciativa privada también se active, tanto en el pueblo como en su comarca. Existen casos realmente espectaculares de pueblos que han conseguido multiplicar hasta por 13 el número de turistas en pocos años. Tenemos constancia de que se abren nuevos negocios en muchos de nuestros pueblos y eso, evidentemente, ayuda a fijar población.
¿Qué proceso deben seguir los pueblos para adherirse?
Somos una marca de calidad reconocida a nivel nacional e internacional y por eso no podemos defraudar a nuestros visitantes. Somos muy estrictos en la admisión de pueblos y solo unos pocos consiguen ser miembros de nuestra asociación. El proceso se inicia siempre por la petición del pleno municipal. El pueblo debe cumplir una serie de requisitos de entrada, tener menos de 15.000 habitantes y contar con un patrimonio natural o arquitectónico certificado. Una vez recibida la petición se visita el pueblo y se verifica que reúne los requisitos que exigimos en nuestra carta de calidad. Los requisitos valoran muchos parámetros, aunque los más importantes son la armonía y la homogeneidad del pueblo, la gestión del tráfico (aparcamientos principalmente), la buena conservación y el embellecimiento en general.
La despoblación es un problema global, ¿cómo actúan en otros países?
En Francia están revirtiendo esta situación. Las medidas fiscales o dar más importancia a los productos y mercados de proximidad también son soluciones que están aplicando y que están dando muy buenos resultados. A pesar de ello todavía hay trabajo por hacer y en Francia también se pueden ver pueblos “escenario”, y tenemos que hacer lo posible para que estos pueblos vuelvan a tener vida.
Recientemente, se anunciaba la colaboración entre el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia), ¿cómo valora esta alianza?
La universidad ayuda mucho a crear programas y hace la función incluso de “verificar” estos programas. A finales de 2019 firmamos un convenio de colaboración con la Universidad Politécnica de Madrid por este mismo motivo. Tienen los mejores profesionales en muchos ámbitos y pueden apoyarnos en la creación y bús- queda de soluciones para el mundo rural.
¿Es complejo atraer de nuevo a todos aquellos que han salido en busca de una calidad de vida mejor y oportunidades de trabajo o de negocio?
Si ofrecemos oportunidades reales de trabajo y, sobre todo, la posibilidad de crear una familia en nuestros pueblos con unos buenos servicios, podríamos atraer a muchas personas de las propias ciudades.
¿Cómo convencer al empresario de que es rentable invertir en la España vaciada?
Facilitándole las cosas para que invierta. Volvemos a hablar de las ya mencionadas medidas fiscales. Hay muchas oportunidades de negocio. Es preciso estar con los ojos abiertos, pero sin duda un impulso desde el Gobierno y las administraciones públicas siempre es importante.
El campo se ha echado a la calle en defensa de su modo de vida, ¿son estas movilizaciones parte de la solución?
Muchas veces tenemos que echarnos a la calle para que nos escuchen y este es uno de esos casos.
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