El queso puede ser una fuente novedosa de combustibles. Un grupo de investigadores de dos universidades nacionales en Argentina lograron producir biocombustible a partir del lactosuero. Éste es un residuo contaminante, producto de la elaboración de queso. La Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC) y la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) colaboraron para este logro.
Como resultado de la investigación pudieron producir bioetanol. Su purificación lo hace apto para ser utilizado en las gasolinas para automóviles. Para ello aislaron microorganismos que tienen la capacidad de utilizar la lactosa presente en el suero del queso.
Subproducto de la industria del queso
Por cada kilogramo de queso producido, sobran, en promedio, nueve litros de suero. Éste es un líquido de color claro compuesto por un 95% de agua, un 4% de lactosa y un 1% de proteína.
Este desarrollo científico representa un significativo aporte a la sostenibilidad ambiental. El lactosuero es uno de los residuos más contaminantes de la industria alimentaria. Contiene un elevado volumen de materia orgánica.
La doctora Lilia Cavaglieri encabezó el grupo de investigación. Actualmente es la investigadora principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Además es profesora del Departamento de Microbiología e Inmunología de la Facultad de Ciencias Exactas, Físico-Químicas y Naturales de la (UNRC). Contó con la colaboración de la doctora Mariana Montenegro, del Centro de Investigaciones y Transferencia (CIT) de Villa María. También participó la microbióloga Carla Aminahuel, tesista del Doctorado en Ciencias Biológicas, .
Ventajas del bioetanol
El bioetanol es un alcohol producido a partir de diversos productos agrícolas. Entre los más utilizados están el maíz, sorgo, papas, trigo, caña de azúcar, e incluso la biomasa. Es una fuente de energía ecológica que va ganando adeptos cada año en todo el mundo. Actualmente se presenta como una alternativa al petróleo o al gas natural.
Este producto es un oxigenante de la gasolina. Cuando es usado como aditivo, el combustible mejora su octanaje y reduce la emisión de gases causantes del llamado “efecto invernadero”. Además, reduce la proporción de plomo y de otros aditivos nocivos para la salud humana.
Quienes defienden su uso, argumentan que las ventajas medioambientales y económicas son amplias. Aseguran que reduce la dependencia de los combustibles fósiles y disminuye la contaminación ambiental. Agregan que su uso mejora la combustión de los motores y puede ser usado teóricamente en todos los vehículos.
A pesar de sus ventajas, los gastos de producción resultan todavía muy elevados. Por lo tanto, investigaciones como éstas, resultan tan importantes.
En América Latina Brasil, Argentina y Colombia lideran la producción de biocombustibles. Así se desprende de los datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Poco a poco, se se ha convertido en una opción de fuente energética para competir con el petróleo. Estos países cuentan con avances tecnológicos que les permiten el uso de combustibles flexibles, para el abastecimiento y el consumo, especialmente en sectores como el transporte
Una materia prima abundante
Argentina es el séptimo productor mundial de quesos. Adicionalmente, la industria quesera del país austral genera alrededor de 9 millones de toneladas de suero de queso al año. El proceso desecha un 60% de esa cantidad. En esos casos, se le maneja como un efluente industrial para no contaminar suelos o cuerpos de agua.
Minimizar el impacto ambiental del lactosuero genera un enorme costo económico para las industrias productoras de queso. Además, los productores necesitan un espacio físico donde colocar este residuo.
El manejo y control del lactosuero es una preocupación de la industria quesera en diversas partes del mundo. Por esta razón, se han adelantado diversas investigaciones en este campo. En el país Vasco, por ejemplo, el proyecto Valoract mostró avances para el aprovechamiento integral de este subproducto. La investigación presentó propuestas en tecnologías para su uso en alimentación animal y humana. También con propósitos energéticos y agronómicos.
Con la posibilidad de destinar el lactosuero a la producción de bioetanol, el productor tendría una alternativa diferente para disponer de ese desecho.
Actualmente, muchas empresas descartan el lactosuero a través de cañerías que van directamente al suelo sin ningún tipo de tratamiento. Es por ello que una alternativa para su aprovechamiento brindaría un positivo impacto económico y ambiental.
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