MIS TERRORES FAVORITOS
Por Javier Sanz
03/12/2015
La actualidad televisiva vista con el ojo vago de Leticia Sabater y comentada con la acidez propia de los estómagos de Falete y Kiko Rivera después de un atracón en la semana fantástica king-sizede McDonald’s.
Desde que me he enterado que Bigote Arrocet y María Teresa Campos no van a dar las campanadas este año en Mediaset estoy hundido y todo me viene mal. No les cuento nada cuando tampoco se ha materializado mi propuesta para TVE: apostaba desde el minuto uno por Bertín Osborne y Mariló Montero y resulta que vuelven Ramón García y su capa. Eso más que fin de año va a parecer Halloween.
No levanto cabeza y para colmo voy y me flagelo durante dos sábados consecutivos viendo ¡Qué tiempo tan feliz! No podía perdérmelo desde el momento en que supe que iban a estar Albert Rivera, primero, y Pablo Iglesias, después, como grandes estrellas invitadas.
Sábado 21 de noviembre. Programa de Albert Rivera: Bertín Osborne presentando disco con rebequita de yayo prostático y cantando nada menos que New York, New York. Bigote Arrocet aparece vestido en tonos muy del estilo de Jesús Mariñas: rosa fucsia, con zapatos de verano a juego (qué valor en pleno mes de noviembre) e imitando a Eros Ramazzotti. Y es que el novio de la Campos tiene hasta sección propia: una versión reducida de Tu cara me suena. Recordemos que en Mediaset pusieron el grito en el cielo cuando Bigote se presentó un viernes noche en Antena 3 imitando a José Vélez y haciendo la competencia a Sálvame deluxe.
La tarde de sábado continuó con un Torito pegando gritos a todo el mundo -incluida Esperanza Aguirre– en el estreno de ese peliculón (ironía en modo ON) llamado “Ocho apellidos…” ya no se de qué comunidad… ¡Qué paranormal todo! ¡Qué circo!
María Teresa andando sobre sus tacones en plan robocop anunciando un producto para huesos y articulaciones, que ella es muy fisna para asuntos publicitarios de pérdidas de orina o lubricantes vaginales.
Y como fin de fiesta Los Supersingles destrozando temas de Los Rodríguez, Marc Anthony, Alejandro Sanz y Joaquín Sabina: las canciones de su vida, en este caso de Rivera que a buen seguro dejaron de serlo en el momento de escuchar esas versiones tan surrealistas.
Sábado 28 de noviembre. Programa de Pablo Iglesias: Jorge Javier Vázquez de malas pulgas con la Campos, contenidas pero no disimuladas, porque le interrumpía más que Ana Pastor a un entrevistado. Fue a promocionar su obra de teatro que llega a Madrid y, de paso, a amenazar con grabar un disco “para dar por saco”.
Terelu Borrego Campos hablando con JJ de tú a tú sobre la crisis existencial que provoca a los burgueses tener la vida resuelta y Jesús Mariñas dando fe que en su casa “Jorge Javier comía pizzas, aunque nunca le vi allí comer pichas”. Todo fino, fino, fino y muy en la línea del chiste del perro Mistetas.
Ni rastro este sábado de Edmundo/Bigote y mira que dicen que la malagueña le ha colocado en el programa porque es muy celosa y él tiene tanta fama de tronchamozas como su amigo de correrías de juventud Bertín. Y Torito tan cansino y gritón esta vez vestido de monja. ¡Qué estrés! ¡Qué cajón desastre!, que no de sastre.
María Teresa seguía una semana después con sus taconazos y esta vez entre el robocop y el cruzaíto anunciando el mismo producto para huesos y articulaciones, que ella sigue siendo igual de selectiva en asuntos publicitarios: nada de cremas para las rozaduras de los muslos ni geles íntimos, aunque Jorge Javier le contó que se ponía una compresa con alas en los sobacos porque en el teatro suda mucho. Pues anda que en la tele.
Y otra vez como fin de fiesta Los Supersingles destrozando en esta ocasión temas de María Dolores Pradera, Camarón de la Isla y Carlos Cano: las canciones de su vida, las de Pablo Iglesias que movía los labios como doña Rogelia intentando seguir ese despropósito de notas desafinadas.
Ni en una ni en otra entrevista estuvo presente Jesús Mariñas y mira que me hubiera gustado. Desde que se ha convertido en analista político, tras la matanza de París, el gallego debería ser un imprescindible de las tertulias. Jesús, que empieza a chochear de lo lindo, y que por eso ha acabado en ¡Qué tiempo tan senil!, comparó los atentados del 13-N con el proceso independentista catalán: vamos como los cojones y el trigo.
Albert le contó a Mari Tere que él era conocido como “el nieto de Lucas” y que “en casa nunca hemos sido de ir a misa”, mientras que Pablo le confesó “qué linda es mi madre” aunque sus progenitores estuvieron a punto de destrozarle la vida cuando pensaron en ponerle nombres como “Germinal”, “Progreso” o “Espartaco”. Espartaco Iglesias, lo veo.
Rivera e Iglesias estuvieron acompañados de las dos mejores armas de seducción masiva: Albert con su sonrisa y caída de ojos, y Pablo con su guitarra. Si malo -en el caso del primero- es admirar y seguir a Kant sin haberlo leído (igual que Sofía Mazagatos y los hijos de Preysler a Vargas Llosa), terrible es también -en el caso del segundo- hacerte unos mítines unplugged con la nana Duerme, duerme negrito… más desafinado que Yurena-Ámbar-Mari Mar-Tamara, cantando el No cambié.
Mariano Rajoy, que no tiene tiempo para debates a cuatro pero sí para comentar el fútbol, atizar collejas (aunque sin la fuerza de Amparo Baró en Siete vidas), o jugar al futbolín con Osborne, ya está preparando además su álbum de fotos para enternecer a la reina madre de la televisión en el mismo sofá que sus contrincantes políticos. También hará una selección de las canciones de su vida para que las destrocen esos retales de triunfitos. Igual que hará la semana siguiente ese candidato del PSOE, Pedro Sánchez, que tantos problemas tuvo para hacerle un triste zumo de naranja a Bertín Osborne.
Televisión y política en perfecta armonía como exigen los nuevos tiempos: bailes, cantes, guisos, deportes extremos… y lo que se tercie en la carrera por llegar a tocar pelo en la poltrona del poder. Decía Séneca: «El primer arte que deben aprender los que aspiran al poder es el de ser capaces de soportar el odio” y yo a todos les veo más que preparados para eso, porque sino no se entiende tanto circo mediático en una España con más de cuatro millones de parados.
EL NUEVO CARTEL ELECTORAL. De la política regional (Esperanza Aguirre y Antonio Miguel Carmona) y de la nacional (PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos) hemos podido extraer un mosaico de lo más surrealista. El hormiguero, Planeta Calleja, El programa de Ana Rosa, En la tuya o en la mía y ¡Qué tiempo tan feliz! han sido el mejor escaparate electoral para ver a nuestros políticos en acción.
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