David A.Gonçalves Luzio, Mariangeles Valero y Juli Amadeu Àrias
Las abejas melíferas, aunque no parezcan, son importantísimas para el ecosistema y la biodiversidad que nos rodea. Más allá de ser conocidas por su gran capacidad para fabricar miel, tienen una labor medioambiental esencial, ya que son los insectos polinizadores más eficientes.
Gracias a este proceso, se produce la formación de semillas y frutos, que sirven para la reproducción de las propias plantas, así como para la alimentación de insectos, aves y mamíferos. Por lo que su preservación y cuidado son fundamentales para asegurar la supervivencia de nuestro entorno.
La mayoría de ellas son cruciales para la agricultura y podrían considerarse el pilar del ecosistema terrestre y la biodiversidad. Más del 75% de los cultivos alimentarios claves del mundo y 250.000 especies de plantas dependen, en su mayoría, de la polinización llevada a cabo por las abejas, entre otros insectos.
Desde la Fundación Amigos de las Abejas aseguran que “existen más de 20.000 especies diferentes de abejas conocidas. Las hay solitarias y sociales; grandes, de más de 4 centímetros, como la Megachile pluto, recientemente documentada; y pequeñas, de pocos milímetros, como la Trigona minima (2,1 mm), pero las más representativas y conocidas son las abejas de la miel Apis melífera”.
¿Por qué las abejas están en peligro?
Actualmente, las colonias de abejas se ven amenazadas por los efectos negativos que derivan del factor humano, tales como prácticas agrícolas intensivas, monocultivos, el excesivo empleo de herbicidas e insecticidas (como el glifosato) o del factor medioambiental como la constante desaparición de los espacios naturales, su biodiversidad, la contaminación y el continuo cambio de la temperatura terrestre.
El factor humano es determinante
El empleo de herbicidas e insecticidas es uno de los factores más importantes que acaba con el hábitat de las abejas. En 2018 un sindicato apícola presentaba en junio una demanda contra el gigante alemán Bayer, en Lyon (donde se encuentra la sede francesa de la compañía) para demandar el hallazgo de glifosato en la miel.
Sin embargo, las profundas campañas de sensibilización y concienciación llevadas a cabo por organizaciones y asociaciones relacionadas con el medio ambiente y la protección de las abejas, han conseguido una moratoria para la venta de algunos insecticidas muy perjudiciales para los polinizadores, como el glifosato, que se ha llegado a prohibir en algunos países de la UE.
Sin las abejas y su polinización perderíamos una gran cantidad de cultivos importantes para nuestra supervivencia, alimentación y salud. “La ausencia de abejas y otros polinizadores eliminaría el café, las manzanas, las almendras, los tomates y el cacao; por nombrar solo algunos de los cultivos que dependen de la polinización. Los países deben cambiar a políticas y sistemas alimentarios más amigables y más sostenibles para los polinizadores”, aseguraba el Director General de la FAO, José Graziano da Silva, el pasado 20 de mayo de 2019.
Continua pérdida de sus hábitats
Los estudios de los distintos grupos de investigadores reflejan que más del 40% de las especies de insectos están en peligro de extinción. Entre ellos, las abejas. Sus hábitats disminuyen de forma constante y alarmante. Por ello, en Cambio16 entrevistamos al presidente de la Fundación Amigos de las Abejas, una organización que levanta la voz para concienciar de la importancia de cuidar a estos insectos y el producto tan valioso que fabrican, la miel. “La polinización no se importa”, asegura Luis Pérez.
Ácaro destructor
Otro de los factores importantes que ataca directamente a la Apis mellifera y uno de los mayores problemas para los apicultores, además del glifosato, es el ácaro parásito Varroa Destructor.
El parásito apareció en España por primera vez en el año 1980. El problema con el Varroa Destructor es que mientras otras especies de abejas sí se habían acostumbrado a convivir con el ácaro; la Apis mellifera iberiensis no lo hizo. Por lo tanto, su organismo no sabe reaccionar ante él y acaba muriendo.
De este modo, resulta importantísimo el tratamiento que empleen los agricultores para acabar con este ácaro de tal manera que la abeja sobreviva; el parásito muera y los fármacos no contaminen los productos agrícolas restantes. “La erradicación total de este parásito en la colmena es prácticamente imposible, ya que siempre quedará alguna hembra en alguna colmena, o en los enjambres silvestres”, aseguran desde la Fundación Amigos de las Abejas.
Etiquetado transparente en mezcla de mieles
A pesar de todos estos problemas que incumben a la protección de las abejas; no hay que olvidar el reto al que se enfrentan los apicultores españoles y europeos en la actualidad: la mezcla de sus mieles durante su proceso de envasado para la composición final del producto. Esto supone una apuesta por la baratura en detrimento de la calidad y economía local.
Así, se mezclan mieles cuyo origen está en países pertenecientes a la UE y otros países del este asiático. Después se vende en el supermercado a un precio más bajo que el coste de la miel local (un producto natural, sin mezclas, ni conservantes ni adulteraciones como azúcares añadidos o sacarosa y glucosa).
Luís Pérez, el presidente de la Fundación de Amigos de las Abejas, cuenta que desde su institución “trabajan con una plataforma de etiquetado claro para que el consumidor sepa exactamente qué miel está consumiendo y de donde procede. Podemos importar toda la miel que queramos, pero no podemos importar la polinización. La polinización la hacen las abejas en el campo, aquí, y eso no se importa”, afirma.
El principal escollo del etiquetado reside en que aún no existe una regulación adecuada en el seno del régimen comunitario que obligue a los envasadores y supermercados a especificar los países de los que proceden las mieles mezcladas en el producto de venta al público; y cuál es el porcentaje exacto de la miel originaria de países de la Unión Europea y del este asiático. Una información necesaria, ya que podría cambiar el rumbo del consumo.
A la espera de una normativa firme
Las continuas demandas por parte de consumidores, sector agrícola y distintas administraciones públicas conseguían que el cuatro de marzo de este año, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) anunciara que entraría en vigor una normativa sobre el etiquetado de la miel.
La normativa establecería la obligatoriedad de incluir en el etiquetado los países de procedencia en el caso de las mezclas de miel; el tanto por ciento que estos países suponen en la composición final; y si las mieles han sido sometidas a algún tratamiento térmico superior a los 45oC. Sin embargo, a día de hoy, no hay rastro de la aprobación de esta norma.
¿Cómo proteger a las abejas?
La Fundación Amigos de las Abejas invita a la ciudadanía a tomar medidas de acción para proteger estos insectos fundamentales para la polinización del medio ambiente y en consecuencia para la alimentación, salud y conservación del entorno:
- Proteger los enjambres: si se instalan en zonas urbanas o bien llamar al 112 o bien consultar la web de la fundación para que un apicultor acuda a retirarlo.
- No hacer fuegos en el campo: ello podría derivar en un incendio y acabar con ecosistemas que tardan décadas en recuperarse.
- Mantener el limpio el terreno: cuanta más contaminación, menos abejas y mayor degradación de los ecosistemas.
- Instalar colmenas en las fincas: se puede contactar con una asociación de apicultores, ya que en las cercanías de las ciudades siempre son necesarias.
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