EL COLUMNISTO
Los entresijos de la política.
Por Iñigo Aduriz
21/12/2015
- Todavía no ha llegado la hora de Susana Díaz, pero está cada vez más cerca
- Pedro Sánchez se salva y deja la puerta abierta a los pactos
- El PSOE votará «no» a la investidura de Rajoy, pero no plantea alternativa
Ferraz se esperaba un funeral, y celebró una boda. El 20D, el PSOE encajó los peores resultados de su historia, pero lo hizo con euforia y alegría, porque la debacle no fue tan grave como se esperaba. En las elecciones de la nueva política no hay nada más característico de la vieja política como celebrar un mal resultado, por no ser tan malo. En esto es especialista el PP, que hizo una fiesta cuando en las elecciones municipales y autonómicas perdió la mayor parte de su poder territorial, o que ayer mismo jaleaba a sus líderes tras haberse quedado con 3,6 millones de votos menos que en 2011.
Por inédita, quizá sí sea propia de esa nueva política la actitud que han mantenido un buen número de militantes socialistas ante los comicios más plurales de la historia democrática, a la hora de defender ante la ciudadanía a su candidato a La Moncloa, Pedro Sánchez. Porque tras muchas de las sonrisas que esbozaron ayer miembros del PSOE de todo el país se escondía un sorprendente chasco por no haber perdido de una manera más contundente. Paradojas de la política: militantes de un partido que quieren que gane otro partido ante la imposibilidad de cambiar el liderazgo de la formación a la que pertenecen por los cauces internos establecidos.
En la casa socialista un buen número de afiliados y simpatizantes reconocía ayer que lo mejor que le podía pasar al partido y a su futuro era que Sánchez perdiera, para que así diera paso a un nuevo líder. Argumentaron que el de Tetuán no ha sabido rentabilizar el fuerte desgaste del PP en sus cuatro años de gobierno, que no fue hasta el cara a cara del pasado día 14 cuando fue realmente contundente ante Rajoy reprochándole al presidente del Ejecutivo su actitud ante la corrupción y las desigualdades sociales, y que no ha conseguido neutralizar el fuerte ascenso de Podemos.
Votaron a otros partidos
Pero lo más grave que le ocurrió ayer al PSOE es que muchos de sus militantes de Madrid, la circunscripción del candidato, confesaron que votaron a otras opciones políticas. La federación madrileña ha sido históricamente problemática y díscola con los postulados de la dirección federal, pero nunca sus miembros habían consumado tal traición. Como explicaban anoche algunos socialistas madrileños, Sánchez osó a dar unos golpes de autoridad a los que no se habían atrevido sus predecesores.
Destituyó de manera fulminante a Tomás Gómez, secretario general del PSOE de Madrid, también cuestionado internamente pero que había sido elegido democráticamente por todos los militantes. Y, finalmente, metió mano en la candidatura a las elecciones generales hasta el punto de situar en los puestos de salida a dos independientes, la excomandante Zaida Cantera y la exdiputada de UPyD Irene Lozano. Muchos socialistas madrileños no han perdonado a Sánchez este último fichaje de una recién llegada que, dicen, les ha insultado por sus declaraciones sobre la corrupción en el PSOE. Tras el 20D la indignación es aún mayor ya que la entrada de estas dos mujeres ha provocado que su principal rival interno, Eduardo Madina, no haya sido elegido diputado.
El horizonte del congreso
Al margen de la cuestión más puramente electoral, uno de los principales fracasos de Sánchez es no haber podido consolidar su liderazgo despojando al partido de la polarización del último congreso extraordinario en el que fue escogido como secretario general. Es cierto que el PSOE ya no está partido entre quienes apoyan al madrileño y quienes apuestan por Madina. Ahora están quienes respaldan a Sánchez y el resto, pero ese resto pesa, sobre todo en federaciones como la madrileña.
Consciente de su debilidad Sánchez decidía no perder tiempo este mismo lunes y aprovechaba el espíritu de la dulce derrota del domingo para tratar de dejar claro que él está dispuesto a reforzar su poder presentándose al congreso federal que tendrá lugar en primavera. Y puede que, hasta entonces, la problemática dinámica parlamentaria que se derivará del fragmentado resultado de este domingo, la dificultad del PP para formar gobierno y unas probables nuevas elecciones sostengan con finos hilos al secretario general. Pero mucho tendrá que cambiar la situación en el PSOE para que, en el cónclave, sus críticos –probablemente con la presidenta andaluza, Susana Díaz, a la cabeza– no aprovechen la ocasión para presentar un candidato alternativo.