Por Iñigo Aduriz
10/05/2016
- Documento conjunto del acuerdo, con 50 medidas (PDF)
- Podemos e IU logran un preacuerdo electoral para ir juntos a las generales
- Las oportunidades de la izquierda
- Llamazares: «Podemos quiere a IU para paliar la pérdida de votos que le auguran las encuestas»
El ya conocido como ‘pacto de la Puerta del Sol’ alcanzado este lunes por Alberto Garzón y Pablo Iglesias, que se ha concretado en un documento de consenso de 50 medidas, pretende ganar las elecciones desde la izquierda, atizando un golpe mortal al bipartidismo y, especialmente, presentándose como alternativa al PSOE.
¿A quién beneficia la alianza entre Podemos e IU? https://t.co/fYwu7DLAjx
— Cambio16 (@Cambio16) 10 de mayo de 2016
Ambos líderes reconocían que la alianza entre Podemos e IU se lleva gestando desde hace meses. «Ha sido una tarea por la que hemos luchado durante mucho tiempo, con mucho esfuerzo», explicaba Garzón. Se refería a las distintas cesiones que tanto unos como otros han tenido que hacer para llegar al mencionado acuerdo.
Día histórico. @Pablo_Iglesias_ anuncia el acuerdo con @agarzon en la Puerta del Sol #SumamosParaGanarhttps://t.co/6IxDcXtVDW
— PODEMOS (@ahorapodemos) 9 de mayo de 2016
IU, por ejemplo, ha optado por dejar de situar la defensa de la instauración de la III República como una de sus prioridades para los próximos meses. Eso no significa que la federación vaya a renunciar a la que es una de sus principales banderas, sino que el fin de la monarquía, o la consulta sobre el modelo de Estado, no estará contemplado en el texto conjunto. La razón de la decisión de IU es que Podemos siempre ha evitado pronunciarse al respecto, argumentando que dentro del partido aún no se ha producido un debate sosegado entre monarquía y república.
La OTAN o las listas
Otra de las principales renuncias de la federación a la que pertenece Garzón es la que tiene que ver con el referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN. Tampoco se incluirá esta propuesta en el acuerdo con Podemos. Y es que la formación que dirige Pablo Iglesias también renunció en su día a esa iniciativa que sí defendía en sus inicios. En el programa electoral con el que se presentó a las pasadas elecciones del 20 de diciembre se limitaba a señalar que Podemos “buscará dotar de una mayor autonomía estratégica a Europa y a España en el seno de la OTAN”.
La principal pérdida para IU, tal y como vienen insistiendo los sectores más críticos con el acuerdo, es en todo caso que la federación no contará con un puesto de cabeza de lista por primera vez desde su nacimiento, en 1991. Alberto Garzón no será candidato a la Presidencia del Gobierno como el 20D, sino que según ha trascendido este viernes, irá de número cinco en la lista por Madrid. Los miembros de IU sí figuran, en cambio, en los primeros puestos de las listas de otras circunscripciones como Ciudad Real, Teruel y Palencia.
Un partido más de izquierdas
Más que con las propuestas programáticas, las renuncias de Podemos tienen que ver con la propia definición del partido y con su identificación por parte del electorado. La formación nació evitando la etiqueta de la izquierda, a pesar de que muchos de sus dirigentes procedían de las filas de la propia IU o habían colaborado con la federación. Además, una de las piezas clave en la fundación de Podemos fue el partido de orientación trotskista Izquierda Anticapitalista.
Pero nunca se quisieron definir como de izquierdas. Hace apenas un año, Iglesias aprovechaba un mitin en Cataluña para asegurar que «con el juego izquierda-derecha, gana la banca”. A su juicio, “no importan los símbolos, sino la clase a la que defiendes”. Por eso consideraba que “el frente de izquierdas es volver a lo mismo y dejar que gane la banca y nosotros queremos ganar a la banca. Que nadie se ofenda si digo que algunos dirigente de izquierdas fueron torpes, cenizos y no hicieron autocrítica», concluía.
Esta concepción fue modificándose a lo largo de los cuatro meses transcurridos desde el 20D. Como medida de presión al PSOE, que optó por Ciudadanos, Podemos ya se veía a sí mismo como dentro de un ‘frente de izquierdas’. Era, según el propio Iglesias, la única opción para desbancar al PP de la Moncloa y evitar la gran coalición de populares y socialistas. Esa suerte de Frente Popular se consolida ahora con la alianza Podemos-IU, que identifica a los primeros como claramente de izquierda.
Con dicho acuerdo, Podemos también pierde parte de su identidad como partido nuevo. La unión a la IU del PCE que auspició la Transición con sonadas renuncias a sus principios, aleja a los de Pablo Iglesias de una alternativa que no tenga nada que ver con el pasado y con lo que desde el partido morado llaman el “régimen del 78”.
Más escaños y más opciones
A pesar de estas pérdidas o renuncias, en la alianza entre Podemos e IU han primado los beneficios, que se refieren especialmente a los resultados electorales. Poco antes de las elecciones, el propio Alberto Garzón reconocía en una entrevista en Cambio16 que el hecho de no concurrir junto al partido morado podía restar a la coalición unos 40 escaños.
Las estimaciones realizadas a partir del 20 demostraron que si Podemos y las confluencias hubieran concurrido en coalición habrían logrado 85 escaños, 14 más que los obtenidos por la suma de ambas corrientes (69 de Podemos y sus confluencias, más dos de IU). En total, habrían sumado más de seis millones de votos, muy por encima de los que logró el PSOE y apenas un millón menos de los que logró el PP, la fuerza más votada.
El principal resultado positivo que pretende la unión entre Podemos e IU es ese: que la unión haga la fuerza y la izquierda del PSOE pueda así superar a los socialistas en votos e incluso en escaños, ganando también las elecciones al PP. Si esto sucede, tanto Garzón como Iglesias ya han reconocido que el partido de Pedro Sánchez será su aliado. Tal y como aseguraba el propio líder de Podemos en otra entrevista publicada en el número de diciembre-enero de esta revista, su partido sólo se apoyaría en los socialistas para gobernar si obtienen un mejor resultado que el PSOE en las urnas.