Por Ana Franco
26/11/2016
En verano se nos insiste por activa y por pasiva en lo importante que es proteger nuestra piel. ¿Y qué hacemos cuando llega el frío? ¿Acaso no hay elementos externos que la agreden, aunque llevemos cubierta la mayor parte de nuestra anatomía? Las bajas temperaturas, el viento, la sequedad ambiental y la calefacción también dañan e irritan la piel, pues contribuyen a que pierda agua, favoreciendo su deshidratación y el deterioro de su barrera protectora, conocida como manto hidrolipídico. Así que no cabe otra que ponerse manos a la obra y preservar lo que es nuestro ante tales amenazas.
Si es un asiduo del esquí o de otro deporte invernal al aire libre habrá notado que el cutis y las manos se resecan, incluso se descaman, y que la piel se vuelve tirante y pierde su luminosidad. Es habitual que se muestre cetrina, con un tacto áspero y tendente al picor y a la dermatitis. Los cambios bruscos de temperatura ayudan a que aparezcan rojeces, y si abusa de las duchas con agua muy caliente sólo agravará el mal de la deshidratación. Mejor tome un baño (o ducha) rápido con agua tibia.
“El frío produce, además, la disminución de las secreciones sebácea y sudorípara, lo que agrava el problema de la falta de hidratación, y hace que los capilares se contraigan, de forma que el aporte sanguíneo a la piel mengua y se ralentizan las funciones celulares, contribuyendo a dejar una piel más desprotegida”, explica María Agustina Segurado, jefa de la sección de dermatología del Hospital Universitario del Sureste de Arganda del Rey (Madrid) y directora del centro dermatológico madrileño SClinic.
Cuando el termómetro comienza a descender, las zonas más propensas a la sequedad son las manos, la cara, las orejas, los labios y el cuello. Hay que nutrirlas de manera rutinaria y constantemente (dos o más veces al día, según las necesidades) con productos que hidraten y que reparen los daños sufridos, como los geles sobreengrasantes, los aceites de ducha o de baño y los acondicionadores de piel. “Tras la limpieza, y preferentemente con la piel aún húmeda, para retener el agua, es aconsejable aplicar la loción, la crema o el aceite corporal, según las preferencias de cada persona y el estado de la piel. Otra opción bastante práctica es mezclar una pequeña cantidad de aceite con la crema hidratante para conseguir una textura más enriquecida”, dice Segurado.
En cuanto a las cremas, sírvase de aquellas con principios activos como vitamina C, ácido retinoico, ácido glicólico e hidroxiácidos. En el caso de mostrar una piel sensible o intolerante, la doctora Nayra Merino, de la Academia Española de Dermatología y Venereología, recomienda “sustancias calmantes, vasoconstrictoras y descongestivas, como dexpantenol, alfa-bisobolol, rusco y ácido glicirrético”.
Del tipo de piel también depende la textura de la loción. Las fluidas casan con las dermis mixtas o grasas y las que se presentan en crema están más indicadas para pieles maduras y secas. Si necesita una hidratación más profunda puede recurrir a mascarillas o a tratamientos como la mesoterapia con ácido hialurónico, que se realiza en consultas.
La lista de marcas existentes para abrazar la piel en invierno es amplísima. Y algunas de ellas se han especializado en las actividades al aire libre. “Hay una tendencia que se llama cosmética deportiva, con productos enfocados al antes y el después del ejercicio, de firmas que les dan el halo cosmético que no tenían antes. No se compran en gimnasios, no requieren de receta y es cosmética, limpia, poco agresiva y sin parabenos”, dice Anabel Vázquez, cofundadora de la tienda online de cosmética nicho Laconicum y consejera delegada de la compañía. Una de estas marcas es Fisix. En Laconicum venden unos geles calientes para preparar los músculos de cara a la práctica de un deporte y fríos para aliviarlos una vez que la actividad ha terminado. Porque no solo hay que resguardar las partes del cuerpo que se ven.
Cuando se practica alguna modalidad deportiva en el exterior, Vázquez recomienda llevar en el bolsillo “un kit básico formado por un gel reparador para la cara y un bálsamo nutritivo intensivo y multifunción para los labios que también se puede emplear para las manos, y que, si te quemas un poco con el sol, alivia bastante”. Y, por supuesto, todos los expertos invitan a utilizar fotoprotectores o filtros solares, sobre todo en las horas centrales del día, entre las 12 h y las 16 h.
Además, si luce prendas de algodón, que mantienen la piel seca y permiten la evaporación del sudor, ayudará a su organismo a transpirar correctamente. Y no deje de lado la alimentación. “Para la piel es importante la ingesta adecuada de líquidos (unos ocho vasos de agua al día) y una dieta saludable, compuesta por alimentos como el pescado azul y el aguacate, que son ricos en ácidos grasos esenciales; la calabaza y la zanahoria, por su contenido en betacarotenos, que tienen una función antioxidante; y los frutos secos y las semillas, que aportan también ácidos grasos esenciales y múltiples vitaminas y minerales que contribuyen a mejorar las defensas”, dice María Agustina Segurado.
Por último, se recomienda utilizar humidificadores o colocar recipientes de agua junto a los radiadores para que haya más humedad ambiental, lo que contribuirá a mejorar el estado de la piel y las mucosas.
Consejos para una piel perfecta durante el invierno:
Cuerpo: Lo primero que debemos tener claro es que no todas las pieles necesitan los mismos cuidados y tampoco la misma frecuencia. Por esa razón hacemos una amplia recomendación de cremas probadas como las mejores.
1. No se debe duchar con agua muy caliente o muy fría, tampoco más de una vez al día. Esto evita la deshidratación de la piel. Exfoliarse una vez por semana.
2. Hidrate la piel varias veces al día con cremas nutritivas o compensadoras que aporten un extra. Si sufre dermatosis, utilice un emoliente adecuado a base de urea o lanolina, como los de Eucerin.
3. Lávese las manos sólo cuando sea necesario e inmediatamente aplíquese la crema.
4. Cuando esté en la nieve o en zonas donde el reflejo del sol es alto, debe usar siempre las gafas y la protección solar.
5. El uso de guantes a diario evita que manos y uñas se resequen. También previene la aparición de sabañones y otras complicaciones cutáneas.
6. Beba agua durante todo el día, aproximadamente 1,5 litros, ya que hay que rehidratar la piel desde dentro y evite el tabaco y el alcohol, porque la piel sufre también con el consumo de los mismos.
Rostro: Para cuidar la piel de la cara debe tener en cuenta su naturaleza. Asegúrese de elegir primero los productos adecuados para usted. Recuerde que la piel seca tiene diferentes necesidades que la que es grasa. Los ojos, labios y cuellos, que tienen una piel especialmente fina y frágil, requieren de un cuidado especial. La siguiente rutina debe realizarse por la mañana y por la noche, a excepción del paso seis que sólo debe aplicarse durante el día.
1. Debe comenzar cada mañana con una limpieza de agua tibia. Utilice un jabón o gel facial suave, como soluciones micelares, leches desmaquilladoras y espumas sin detergentes. Después séquese la cara con pañuelos de papel. Esto elimina las impurezas día a día.
2. Aplique agua termal al rostro, lo cual le proporciona una sensación de suavidad y calma y le alivia.
3. El tónico facial es un producto clásico de la artillería del cuidado. Existen diferentes tipos para cutis sensible, graso o seco. Aplique con un algodón la loción tonificante mediante suaves golpecitos sobre la piel. Espere a que se seque por completo. El tónico hidrata, cierra poros, equilibra la piel y restablece el pH del cutis.
4. Aplique durante el día una crema hidratante para mantener la piel joven, suave y luminosa. Para la noche la crema nutritiva, cuya fórmula exclusiva estimula la regeneración de los tejidos, ayudando a la relajación del rostro de todas las tensiones y el estrés diario.
5. Cada vez que lo necesite aplíquese una crema reparadora para los labios. Reaplique el producto cuantas veces quiera ya que esta área es particularmente frágil.
6. El uso de protector solar dos veces al día en invierno es tan importante como en verano.