El 28 de diciembre de1922, en la Conferencia de las Delegaciones Plenipotenciarias de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia [RFSR de Rusia], Transcaucasia, Ucrania y Bielorrusia aprobaron el Tratado de la Unión y la declaración de la creación de la Unión Soviética. Lenin –en el marco de una Europa devastada por la Primera Guerra Mundial– crea Bielorrusia o Rusia Blanca y Ucrania. Integró “forasteros” a territorio soviético.
Stalin, con su limpieza étnica, indujo la migración selectiva que trajo el levantamiento de rusos-musulmanes en Chechenia. Estratégicamente [Stalin] cede Crimea a Ucrania asegurando, desde los puertos de Odesa [Ucrania] y Sebastopol [Crimea], su paso del mar Negro al mar Mármara [Turquía] –por el estrecho de Bósforo y Dardanelos– de ahí al mar Egeo y al Mediterráneo y luego por Gibraltar o Suez a océanos abiertos.
Recordemos que el Tratado de Montego Bay [Derechos del Mar/Jamaica 1982] inspirado en la Doctrina de Mare Liberum [Mar libre] de Hugo Grocio, internacionaliza los estrechos por lo que los países no necesitan autorización para navegar. La OTAN nace con el Tratado de Washington [1949]. Hoy pertenecen 30 naciones y 16 países asociados. Vino a contrarrestar las arremetidas de Stalin después de la Segunda Guerra Mundial. Empezaba la guerra fría.
Cuando asume Gorbachov [1985], las políticas de glásnost [liberación] y perestroika [apertura/reconstrucción] potenciaron la secesión. La liberalización política permitió el multipartidismoy el nacionalismo. Se fractura el Partido Comunista y su poder de centralizado. La economía se privatizó y fue controlada por las repúblicas federadas. Mijaíl Gorbachov [Premio Nobel de la Paz 1990] propuso la creación de un nuevo Tratado de la Unión que dejaría al gobierno central los asuntos de defensa y política exterior. Pero fue rechazado por Boris Yeltsin.
El 25 de diciembre de 1991, los líderes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia disuelven la URSS. Alemania Oriental fue absorbida por la República Federal de Alemaniaa raíz de la caída del muro de Berlín. Se independiza el Telón de Acero. Más repúblicas independientes se adhieren a la OTAN. Ucrania no.
A raíz de la invasión de Ucrania [2022], las repúblicas de Estonia, Letonia, Lituania y Eslovaquia [miembros de la OTAN posguerra fría] invocaron aplicación del Tratado de Washington: “Elevar consultas y tomar medidas por ver amenazadas su integridad territorial, seguridad e independencia”.
De Moscú a Donbas, Kiev y Pekín
Thomas Friedman del New York Times, comenta: “Ese equilibrio [OTAN], o desequilibrio en opinión de Putin, era el equivalente humillante de las imposiciones del Tratado de Versalles sobre Alemania después de la I Guerra Mundial. Moscú tuvo que tragarse la expansión de la OTAN de países de Europa del Este que habían sido Unión Soviética, como Polonia”. Pero no traga que lo haga Ucrania. Putin siente cerca el cinturón militar de la OTAN. Ocupó Crimea para garantizar que su flota en Sebastopol logre salida a los estrechos del Bósforo y Dardanelos. Y cae Donbas.
Donbas es una abreviatura del nombre ucraniano “Donetskyi baséin”, ‘cuenca del Donets, río que atraviesa las provincias separatistas al este de Ucrania, Lugansk y Donetsk. Putin reconoce [ilegalmente] su independencia y con esta excusa entra a territorio ucraniano. Presiona que el presidente Zelenski no entre a la OTAN, pero permanecer en Ucrania exige elevados costos políticos, militares y económicos. Putin no puede reescribir unilateralmente las reglas del sistema internacional vigente desde 1945.
Parafraseando el libro de Robert Kagan La selva crece de nuevo, el regreso de un estilo brutal de geopolítica cómo la invasión a Ucrania es temerario. El mundo de 1945 o 1989, no es el de 2022. Nos dice Friedman: “Puede que estemos de vuelta en la jungla, pero hoy la jungla está conectada […]Internet; redes viales, ferroviarias, aéreas; mercados financieros; cadenas de suministro […] Mientras la guerra se desarrolla en Ucrania sus riesgos se sienten en todo el mundo, incluso en China, que tiene buenos motivos para preocuparse por su amigo en el Kremlin”.
Putin calculó mal
Adolf Hitler dijo: “El comienzo de cada guerra es como abrir la puerta a un cuarto oscuro. Uno nunca sabe lo que está escondido en la oscuridad”. Pero, “¿Sabe [Putin] lo que no se oculta aun en la oscuridad?”. Destaca el columnista del New York Times: “Rusia pretende apoderarse de un país libre con 44 millones de personas, poco menos de un tercio de Rusia. La mayoría de los ucranianos han estado luchando por ser parte del occidente democrático y de libre mercado por 30 años. Gracias a la rápida globalización, la Unión Europea ya es el mayor socio comercial de Ucrania, no Rusia”.
Esta guerra también será una prueba de fuego para China. Putin ha arrojado el guante a Pekín: ¿Vas por ellos o dejas que vengan por mi?
Nader Mousavizadeh, consultor global, comenta: “Los intereses de China y Rusia hoy en día no son idénticos […] China quiere competir con Estados Unidos en la economía, innovación y tecnología global y cree que puede ganar, mientras Putin está listo para incendiar el estadio». El dilema para China está entre elegir un orden económico estable y plural logrado desde una visión de apertura con Estados Unidos o aliarse con el autoritarismo incendiario de Putin. Y “Xi Jinping no es tonto. La economía de China depende más de Ucrania que de Rusia”.
China supera a Rusia como el mayor socio comercial individual de Ucrania y supera a Estados Unidos como el mayor socio comercial de la UE en 2020. Pekín no puede darse el lujo de involucrarse en un conflicto con una Rusia cada vez más agresiva y un Putin inestable. La estabilidad de China, del Partido Comunista, descansa en la capacidad de Xi Jinping de sostener y crecer su masiva clase media. Y eso depende de una economía mundial estable, en paz y crecimiento.
En conclusión, Putin calculó mal. Un terrible error histórico que cataliza la reunificación de occidente y pone la lupa en los modelos tiránicos. Venezuela y Cuba incluidas.