El arresto del periodista estadounidense Evan Gershkovich fue aprobado personalmente por el presidente ruso, Vladimir Putin, según personas familiarizadas con los hechos. Al reportero se le imputan cargos de espionaje, primera acusación de ese tenor desde la Guerra Fría.
La detención en Rusia del reportero de The Wall Street Journal, desvela una vez más la represión informativa de Putin. Y apunta a agudizar el resquebrajamiento de las relaciones entre Moscú y Washington, muy debilitadas en el curso de la guerra rusa contra Ucrania.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, negó la versión de Bloomberg y señaló: «No es una prerrogativa del presidente. A esto se dedican los servicios de inteligencia, ellos cumplen con su trabajo».
Por su parte, el viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov, sugirió que Moscú podría estar dispuesto a discutir un posible intercambio de prisioneros por el reportero encarcelado del WSJ, después del juicio, lo que pronostica largos años en prisión. Hizo hincapié en que Rusia negociaría un posible intercambio solo después de que un tribunal emita su veredicto en el cargo de espionaje contra Gershkovich. El 7 de abril el Servicio Federal de Seguridad (antiguo KGB) acusó de espionaje al corresponsal, arrestado el 29 de marzo en la ciudad de Yekaterimburgo.
La agencia estatal Tass divulgó que las conversaciones sobre un posible intercambio podrían ocurrir a través de un canal dedicado a las agencias de seguridad rusas y estadounidenses. “Tenemos un canal de trabajo que se utilizó en el pasado para lograr acuerdos concretos. Y estos acuerdos se cumplieron”, puntualizó.
Los abogados del reportero han recurrido su detención. Mientras decenas de periodistas independientes rusos escribieron una carta demandando su liberación y calificando de gratuita la acusación de espionaje.
Putin ordena detención del periodista estadounidense
La detención del periodista estadounidense por orden de Putin provocó airadas denuncias de EE UU y sus aliados. Marcan otro punto bajo en las relaciones entre Moscú y Washington.
“Esto debería ser una verdadera llamada de atención, no solo para EE UU, sino también para Occidente en general. Está indicando que en la mentalidad de Putin no hay vuelta atrás a una relación estable y confiable”, dijo Alina Polyakova. Presidenta del Centro para el Análisis de Políticas Europeas en Washington.
A medida que la guerra avanza en su segundo año, el Kremlin trata cada vez más de presentarla como una lucha existencial contra una OTAN empeñada en destruir Rusia. Movimientos como la orden de arresto por crímenes de guerra contra Putin emitida por la Corte Penal Internacional el mes pasado solo han profundizado la sensación de los líderes de que no hay espacio para retroceder en un conflicto que se espera que dure años.
El Departamento de Estado determinó formalmente que Gershkovich fue detenido injustamente y abre camino para que EE UU negocie. Rusia ha presionado en intercambios de prisioneros anteriores para incluir al miembro del Kremlin Vladislav Klyushin. Declarado culpable en febrero de uso de información privilegiada y piratería informática, y tiene información relacionada con la piratería de servidores del Partido Demócrata en las elecciones presidenciales de 2016. El año pasado, Rusia y EE UU realizaron dos intercambios de prisioneros. Incluso en diciembre, cuando intercambiaron a la estrella de la WNBA Brittney Griner por el famoso traficante de armas Viktor Bout.
El presidente Joe Biden habló con la familia de Gershkovich el 11 de abril. Les aseguró que “el gobierno está haciendo todo lo posible para traerlo a casa lo más rápido posible”.
¿Quién es Evan Gershkovich?
Evan Gershkovich ha dedicado su carrera a dar testimonio a través de reportajes sobre el terreno. En 2017, cuando tenía veintitantos años, Gershkovich decidió mudarse a Rusia y dejar un trabajo como asistente de noticias en The New York Times para informar sobre el país en que nacieron sus padres. Primero se unió al personal de The Moscow Times, un periódico en inglés, luego al servicio de noticias Agence France-Presse y el año pasado a The Wall Street Journal.
En un momento, relata The New York Times, durmió en una tienda de campaña durante varias noches en los bosques de Siberia para cubrir los incendios forestales allí. Durante lo peor de la pandemia, pasó un tiempo en un hospital de Moscú escribiendo sobre estudiantes de medicina que intentaban atender a una oleada de pacientes. Y hace un par de semanas, Gershkovich viajó a la ciudad de Ekaterimburgo, cerca de los Montes Urales, para informar sobre el ejército ruso y otros temas.
Mientras estuvo allí, las autoridades rusas lo arrestaron por espionaje. Lo mantienen cautivo en la notoria cárcel de Lefortovo en Moscú.
El periodista Michael Schwirtz, que también ha informado desde Rusia, califica las acusaciones de absurdas. Parecen ser parte de la creciente represión de Vladimir Putin contra las fuentes de información independientes. Si lee el periodismo de Gershkovich, como su historia publicada más recientemente, titulada “La economía de Rusia comienza a desmoronarse”, puede imaginar por qué a Putin no le gusta.
Gershkovich creció en Nueva Jersey como hijo de inmigrantes soviéticos. Eligió trabajar como reportero en Rusia a pesar de los riesgos. “Todos sabíamos que trabajar en Rusia era arriesgado”, sostuvo Anton Troianovski. Jefe de The Times en Moscú, quien abandonó el país en 2022.
El rehén de Putin
“Evan hizo este trabajo por amor a Rusia”, nos dijo Valerie Hopkins, otra corresponsal del Times. “Encontró una manera de amar a este país que ha roto el corazón de tantas personas”. Valerie trabajaba en Moscú cuando Gershkovich fue detenido el 29 de marzo. Los colegas de Gershkovich y otros reporteros lo describen como divertido, generoso y alegremente competitivo. Felicita a otros periodistas cuando obtienen una primicia, y disfruta obtener la suya propia.
«Su brillante sonrisa y su fuerte carcajada hacían que quisieras ser su amigo. Es un imán para los amigos, los recoge dondequiera que viaja. Exuda entusiasmo por la vida, con tantas bromas y risas dan ganas de pasar más tiempo juntos», escribió Eliot Brown, un reportero del Journal. Joshua Yaffa de The New Yorker llama a Gershkovich «divertido, mordaz y de buen corazón, sin mencionar que es un chef experto».
Poco después de que Rusia invadiera Ucrania, el régimen de Putin promulgó una ley que castigaba con hasta 15 años de prisión la cobertura crítica de la invasión. En respuesta, muchas organizaciones de medios occidentales suspendieron temporalmente su trabajo en Rusia. Y sacaron a sus corresponsales. Gershkovich estaba entre los que se fueron.
Al principio el gobierno parecía estar usando la ley para atacar a los periodistas rusos, produciendo periodismo en idioma ruso, en lugar de extranjeros. Como resultado, algunos reporteros, incluidos Gershkovich, regresaron. “Los periodistas occidentales parecían tener algún tipo de seguridad de que no serían encarcelados”, dijo Anton.
La detención de Gershkovich ha terminado con esa sensación de seguridad y sugiere que Putin puede estar intensificando su represión a medida que la guerra sigue yendo mal para Rusia. “Evan es rehén de Putin”, dijo Anton.
Intercambio de prisioneros
Biden ha pedido a Rusia que libere a Gershkovich,. Los expertos dicen que es probable que Rusia lo lleve a juicio a puerta cerrada y que el resultado está predeterminado. “Será un espectáculo repetido, siempre el veredicto es culpable”, precisó Anton.
En casos anteriores, los presos políticos extranjeros han permanecido encerrados durante períodos prolongados. En otros, Putin ha estado dispuesto a liberar a extranjeros como parte de un intercambio de prisioneros después de ser condenados.
Los expertos dicen que es probable que mantengan a Gershkovich aislado, aunque permitieron que sus abogados lo visitaran. Un monitor de la prisión que también visitó la prisión informó que Gershkovich estaba leyendo Vida y destino, la novela que Vasili Grossman, que retrata el totalitarismo y desvela sin tapujos la crueldad de la Segunda Guerra Mundial durante el sitio de Stalingrado y la supervivencia en los campos de concentración,