Por Gorka Landaburu | Director de Cambio16
14/05/2018
El debate sobre el papel de las plataformas y redes sociales en el deterioro de las democracias y la necesidad de una regulación de sus mensajes suma un nuevo caso a la cada vez más creciente lista de cuestionamientos sobre la emisión de contenidos destinados a la manipulación de la opinión pública promovidos por factores antidemocráticos. Esta vez, el protagonista es Google y sus plataformas que, sin control, permiten una campaña política diseñada para convalidar una de las más fuertes dictaduras en la historia de Latinoamérica.
Contra todos los cuestionamientos y condenas internacionales e incluso haciendo caso omiso a las sanciones emitidas por su país de residencia, Google está prestando sus plataformas de publicidad –AdSense y AdWords–, así como su red de videos YouTube, para difundir masivamente piezas de la campaña electoral del régimen de Nicolás Maduro, una propaganda diseñada para llamar a votar por su “postulación” en las ilegítimas e internacionalmente desacreditadas elecciones presidenciales en Venezuela del próximo domingo 20 de mayo.
Se trata de una progresiva campaña de avisos pagados en módulos de anuncios de Google y YouTube para ser mostrados en audiencias conectadas desde Venezuela y páginas internacionales que traten el tema de Venezuela, tanto para versión de escritorio como móvil. Adicionamente, en las últimas semanas se ha intensificado notablemente la rotación de dichos anuncios.
Tras la aparición de la campaña de publicidad de Maduro en Google, los usuarios se han volcado en críticas y reclamos a la plataforma exigiéndole explicaciones sobre cómo permite que un régimen sancionado internacionalmente por violaciones a los derechos humanos pueda fácilmente utilizar su plataforma para publicitarse. Hasta el momento, Google no ha emitido respuestas oficiales a través de sus canales de comunicación.
La publicidad de Maduro en Google vuelve a poner a los grandes tecnológicos en la mira
Lo que sí queda claro es que este nuevo caso de la publicidad de Maduro en Google se suma a la creciente lista de cuestionamientos sobre los roles de las plataformas y redes sociales en el deterioro de las democracias. Parece que la premisa de business is business tiene su supremacía, incluso en contra de las políticas de control y regulacion de la propia empresa y más allá de la sana lógica. No se puede obviar que en intercambio económico una parte es una dictadura con sanciones económicas por violaciones a los derechos humanos y conducta antidemocrática. Dos cuestiones que tanto Google, como Facebook y Twitter, han prometido contrarrestar en sus recientes pronunciamientos públicos.
Este caso de la publicidad de Maduro en Google es tan solo el último de una adición de escándalos y amenazas a la democracia que han tenido a los tres grandes de la comunicación y la publicidad digital –Google, Facebook y Twitter– como epicentros de la acción antidemocrática. Además de los esfuerzos documentados durante las elecciones estadounidenses de 2016 que llevaron al CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, a comparecer ante el Senado estadounidense, Europa y América Latina también han sido y siguen siendo víctimas de ataques para socavar la confianza en sus instituciones democráticas.
Así se evidenció durante el referéndum catalán de octubre de 2017, cuando algunos bots en Twitter se utilizaron para difundir contenido vinculado a la desinformación y a la acción violenta, cuando no a las noticias falsas. Y alrededor de un tercio de las cuentas de bots de Twitter que difundieron este contenido fueron rastreadas hacia Venezuela.
Una amenaza a las democracias
Adicionamente, en enero de 2018, el exasesor de seguridad nacional estadounidense HR McMaster dijo que Estados Unidos había visto «un esfuerzo sofisticado, encabezado por mensajes en Facebook, Twitter y Google, para influir en la actual campaña presidencial mexicana». En Brasil son recientes las denuncias de desinformación masiva difundida en las redes sociales durante el juicio político a la expresidenta Dilma Rousseff. Y en vísperas de las elecciones en Colombia, son varias las alertas de organismos especializados sobre la difusión de desinformación en el país. Incluso el registro nacional de votantes de Colombia también se ha convertido en un objetivo que vio alrededor de 50.000 ciberataques durante las elecciones legislativas celebradas en abril.
Todos estos incidentes representan amenazas fundamentales para la democracia, cuya defensa no puede quedar al criterio comercial, cuando no ideológico, de Facebook, Twitter y Google. Los tres grandes tienen una deuda pendiente con la libertad y la democracia. Y por ende, con la justicia, la paz y la convivencia en el mundo.