Más de cuarenta organizaciones de diferentes ámbitos han presentado este miércoles la campaña «Defiéndeme». Su objetivo es exigir una regulación que garantice que los menores solo accedan a publicidad de alimentos y bebidas saludables.
La alianza está formada por Justicia Alimentaria, la Sociedad Española de Salud Pública (SESPAS); la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA); Amigos de la Tierra; Medicus Mundi y Ecologistas en Acción. Busca proteger los derechos de la infancia a la salud y al libre desarrollo de la personalidad; evitando el efecto pernicioso de la publicidad.
El manifiesto, además, ha estado apoyado por más de cuarenta organizaciones adheridas. Entre ellas que se encuentran: el Comité Español Interdisciplinario de Prevención Cardiovascular; la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG); la Asociación Española contra el Cáncer; la Plataforma Rural; la Asociación de Enfermería Comunitaria; el Consejo General de la Psicología o la Coordinadora de ONG.
El director de Justicia Alimentaria, Javier Guzmán, ha pedido a la administración pública que cambie de estrategia en la lucha contra la obesidad infantil y los problemas de mala alimentación y “asuma que haberla dejado en manos de las propias empresas ha sido un enorme error”. “Necesitamos políticas públicas que protejan a los niños y niñas del bombardeo descontrolado de publicidad de alimentos insanos”, ha reivindicado.
Niñas y niños: la población más vulnerable
En España los menores ven al día 25 anuncios de publicidad de alimentos y bebidas, la mayoría no saludables. Durante la infancia no somos capaces de identificar la publicidad ni somos conscientes de su objetivo comercial ni persuasivo. Hasta los 12 años el ser humano carece de la madurez cognitiva necesaria para ser escéptico ante los mensajes comerciales; considerándolos ciertos, justos y precisos cuando no siempre lo son.
Además, niñas y niños siguen eligiendo con preferencia los productos anunciados; incluso cuando reciben consejo de personas adultas para elegir otros más saludables. La publicidad alimentaria es con frecuencia engañosa también para las personas adultas. Hasta el 80% de alimentos y bebidas que se anuncian con alegaciones nutricionales y de salud positivas no son saludables.
“Las familias reclaman que la salud esté por encima de los intereses económicos de la industria alimentaria”, ha enfatizado Leticia Cardenal, presidenta de la CEAPA.
Aplicar el perfil nutricional que marca la OMS
La inmensa mayoría de la publicidad alimentaria que se emite,hace referencia a productos no saludables, contribuyendo al desarrollo de obesidad –el 45 % de los niños y las niñas del Estado tiene sobrepeso u obesidad– y a sus complicaciones en la infancia, con el consiguiente aumento del riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y cáncer en el futuro.
“La publicidad de alimentos y bebidas no saludables es una de las principales causas de la epidemia de obesidad infantil que padecemos en España, y esto es así por la falta de efectividad de la actual regulación para proteger a nuestros hijos y nuestras hijas. La propuesta que hacemos es coste-efectiva, promueve ambientes saludables, protege a una población vulnerable, ayudando a niños y niñas a alimentarse de forma saludable,”, ha concluido Miguel Ángel Royo, representante de SESPAS.
Para seleccionar los productos saludables, cuya publicidad sería permisible, se propone aplicar el perfil nutricional de la región europea que propone la Organización Mundial de la Salud (OMS) para luchar contra la obesidad. El ámbito de actuación de la ley debe abarcar todos los medios publicitarios. Este tipo de regulación ya funciona en otros países, como es el caso de Chile, que no solamente abarca la publicidad sino que también pone coto al etiquetado confuso y engañoso.
La autorregulación no funciona
El Código de Autorregulación de la Publicidad de Alimentos Dirigida a Menores (PAOS) regula esta materia en el Estado español. Este código, por su propia naturaleza y por haber sido gestado por las propias empresas, es incapaz de proteger a la infancia del efecto pernicioso de la publicidad alimentaria. La autorregulación y la corregulación, tal y como se ha demostrado en multitud de estudios, tienden a ser ineficaces en su aplicación práctica.
Además, el Código PAOS no regula el perfil nutricional de los productos anunciados ni la frecuencia de exposición, en contra de las recomendaciones de la OMS los grupos de expertos y las organizaciones de consumidores.
Asimismo, contraviene lo estipulado en la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición al restringir su aplicación a menores de 12 años en medios audiovisuales e impresos, en lugar de los 15 años que marca dicha ley.
Ante esto, para exigir limitaciones reales y defender la salud infantil, se ha lanzado hoy la campaña Defiéndeme, con el fin de eliminar de la publicidad de alimentos malos para la salud de la población infantil.
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