Por Iñigo Aduriz
14/11/2016
La opción de la ruptura se mantiene encima de la mesa. Los líderes de PSOE y PSC no han conseguido este lunes poner fin a la crisis abierta entre ambos partidos por las diferentes posturas que defienden respecto al hecho nacional y, sobre todo, por la decisión de los diputados socialistas catalanes de no acatar la disciplina de voto del Grupo Parlamentario Socialista al que pertenecen al votar en contra de la investidura de Mariano Rajoy frente a la abstención defendida por Ferraz y aprobada por el Comité Federal del 23 de octubre.
Hasta este lunes, distintos dirigentes socialistas de una y otra formación barajaban con la opción de que los miembros del PSC salieran de los órganos de decisión y dirección que comparten con el PSOE para que ambas formaciones ganaran autonomía y equilibraran sus relaciones. Pero como han explicado tanto el presidente de la Comisión Gestora de los socialistas españoles, Javier Fernández, como el primer secretario de los catalanes, Miquel Iceta, será una comisión la que clarifique cómo serán los vínculos entre los dos partidos a partir de ahora.
Aunque quizá esta sea una de las crisis más graves por las que atraviesa esta relación histórica, durante los 38 años en los que PSOE y PSC se han considerado partidos hermanos se han producido numerosos rifirrafes que, en varias ocasiones, han amenazado también con la ruptura e incluso han dado pie a la posibilidad de crear una federación del PSOE en Cataluña de la que se ha hablado, asimismo, en las últimas semanas.
Distintos desencuentros
Uno de los primeros desencuentros surgió ya en 1981 durante el debate de la Ley de Armonización del Proceso Autonómico (LOAPA) cuando, como sucede en la actualidad, los socialistas catalanes reclamaban para Cataluña una mayor soberanía que la que planteaban sus compañeros de ideología en el resto de España. Los debates también se han repetido durante las negociaciones sobre los modelos de financiación autonómica que se han dado en diferentes etapas de la democracia y, especialmente, en 2010, cuando desde el PSC se culpó al PSOE de no haber hecho una defensa suficiente del Estatut, justo antes de que el Tribunal Constitucional dictara su sentencia sobre el texto.
El divorcio estuvo más que cerca en 2004. Pasquall Maragall, del PSC, era entonces el president de la Generalitat gracias al acuerdo tripartito alcanzado por su formación con ERC e ICV. Su vicepresidente era el republicano Josep Lluis Carod Rovira a quien se le descubrió una reunión secreta con ETA. El encuentro provocó un auténtico terremoto en Ferraz, que llegó a plantearse la posibilidad de presentar planchas propias en Cataluña como respuesta a la posición de Maragall, que no forzó la dimisión de su número dos en el Govern.
Otro de los momentos más delicados en la relación entre ambos partidos, y que es el germen de la situación por la que atraviesan actualmente, tuvo lugar el 26 de febrero de 2013. 13 de los 14 diputados del PSC en el Congreso rompieron ese día la disciplina de voto al respaldar dos propuestas de resolución presentadas por los grupos de CiU e ICV en las que se defendía el derecho a decidir del pueblo catalán. La única parlamentaria socialista catalana que decidió votar en contra, junto al PSOE, fue Carme Chacón.
La Declaración de Granada
El entonces secretario general de los socialistas, Alfredo Pérez Rubalcaba, trató de consensuar con todas las federaciones del partido un acuerdo que pusiera fin a esa crisis que se había abierto en el Parlamento y logró aprobar la llamada Declaración de Granada que contempla una reforma federal del Estado y con la que se mostraron de acuerdo los catalanes. Sin embargo, el reconocimiento de la realidad nacional catalana y la apuesta por una consulta por parte del PSC habría supuesto una vulneración de ese acuerdo, según muchos miembros del PSOE.
Fue en octubre de 1978 cuando el PSC selló el llamado Protocolo de Unidad con el PSOE para articular su relación. El partido catalán había nacido ese mismo mes de la alianza entre el Partido Socialista de Catalunya-Congrés, la Federació Socialista Catalana del PSOE y el Partido Socialista de Catalunya-Reagrupament.
En ese texto que constató la colaboración entre PSOE y PSC se establece que los socialistas catalanes son soberanos en la política catalana si bien deben coordinarse con el resto de las federaciones del Estado para hacer una política común en España. El protocolo contempla, además, la participación de los miembros del partido que ahora dirige Miquel Iceta en los órganos de dirección del PSOE como la Ejecutiva o el Comité Federal, y contempla la posibilidad de que sus diputados puedan conformar un grupo propio en el Congreso y el Senado. En la Cámara Baja utilizaron esta posibilidad entre 1977 y 1981.