El psicólogo David H. Roismarin, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, recomienda no enfrentar la ansiedad, sino tener confidentes con quienes hablar con confianza y aumentar las relaciones personales. Evitar la soledad. Solo escuchar la palabra ansiedad desencadena en el ser humano un conjunto de reacciones que le condicionan el comportamiento. Una situación que paraliza a la persona que la experimenta y le impide reaccionar.
Roismarin ofrece alternativas para enfrentarla y, además, sacarle provecho. Un sinfín de interrogantes se presentan con la palabra y la respuestas derivan a «estoy enferma». Pero una nueva visión se la afección que aqueja a millones de personas en el mundo, entre ellos a la sociedad española, la expone el psicólogo, David H. Roismarin, profesor asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard. El catedrático dirige el Programa y de Salud Mental de Mc Lean y publicará próximamente el libro Prosperar con ansiedad: nueve herramientas para aprovecharla.
El texto rompe paradigmas y enseña otro enfoque para el tratamiento de la ansiedad o, mejor, lidiar con ella. En Harvard Gazette, el psicólogo desgranó algunos de los mecanismos. Roismarin explica que el mayor desencadenante de la ansiedad es que sentimos aprensión ante la aparición de la ansiedad misma. «Cuando nos sentimos ansiosos, nos enojamos y pensamos que algo anda mal con nosotros. Esa respuesta interna aumenta el flujo de adrenalina, lo que a su vez provoca una cascada de ansiedad. La amenaza percibida se ha magnificado”, añade.
Aceptar la adrenalina que la ansiedad origina
Roismarin recomienda que la persona haga una reelaboración de su relación con la ansiedad. «Se debe esperar que a sentir la ansiedad. De hecho, cuanto más productivos y exitosos seamos, más debemos esperar sentirnos fuera de lugar. Cuando una persona se siente ansiosa no se calma. Por el contrario, la empeora. Hay que aceptar el flujo de adrenalina que origina», recomienda.
Señala que cuando hacemos eso, la ansiedad pasa de ser algo que nos pone de manera catastrófica a unos pocos minutos incómodos. «El problema es la percepción de que la ansiedad es una enfermedad. Esa creencia es la causa fundamental de epidemia de ansiedad actual”, aclara.
Prosperar con ansiedad
El catedrático de Harvard no deja de sorprenderse por el número de personas exitosas que sufren de ansiedad. La ansiedad puede llevar a la acción y ayudar a avanzar de manera novedosa, adelantarse a los problemas antes de que ocurran. “La ansiedad puede ayudarnos a mantener la conciencia de nuestros factores estresantes y recursos, y a mantener el equilibrio. Es tan incómoda, porque es un sistema de alerta incorporado que nos avisa cuando empezamos a sobrecargarnos. Sin embargo, una vez más, el punto de partida es aceptar la ansiedad en lugar de tratar de sofocarla cada vez que ocurre”, apunta.
Terapia de explosión vs exposición
La terapia de la explosión es un tratamiento de primera línea, pero la terapia de exposición hace más reducir la ansiedad. “El tratamiento implica afrontar las ansiedades de frente. Las personas abrazan sentimientos de los que han estado huyendo años, a veces décadas. Al hacerlo, se inculca el mensaje de que no solo puede enfrentar este ascensor, vuelo, situación social, serpiente (sea lo que sea), sino que también puedo enfrentar otros desafíos de la vida. Al enfrentar la ansiedad, desarrollamos resiliencia para enfrentar otros factores estresantes de la vida”, argumenta.
Salir de la ansiedad sin ir al consultorio
Roismarin ofrece en su libro estrategias para salir de la ansiedad sin tener que pasar por un consultorio. Una que recomienda ampliamente es tener un confidente o amigo con quien hablar con confianza. Esta recomendación la sacó de una experiencia vivida en un Panel en la Universidad de Harvard y el director del Centro de Consejería de Harvard. “Había trabajado en un estudio para observar los mejores predictores del bienestar entre los estudiantes de la Universidad de Harvard. Hubo un factor clave que representó más variación que cualquier otro: «¿Tienen al menos un amigo con quien puedan hablar abiertamente sobre las preocupaciones emocionales de su vida?»
«Es mucho más que tener un confidente. Todos los humanos tenemos debilidades, luchas y tensiones. En la medida en que podemos ser vulnerables, abrirnos a alguien y mostrarle que no somos perfectos, irónicamente, es más probable que tengamos bienestar emocional Sobre todo en un ambiente como el de Harvard College, un entorno altamente competitivo y los estudiantes tienen dificultades cuando sienten que deben ser perfectos el 100% del tiempo. Tener ansiedad puede darnos grandes oportunidades para profundizar las conexiones emocionales con los otros. Abrirnos a los demás sobre nuestras ansiedades puede protegernos y ayudarnos a prosperar», expone.
Las redes sociales no ayudan
Un punto que no podía faltar son las redes sociales. Su impacto está en las imágenes que se presentan al resto de mundo que no son reales, sino muy bien “cuidadas y pulidas”. A esta circunstancia la define como gestión de impresiones. “Hoy hay mucha menos socialización en persona. Es menos probable que los adolescentes tengan citas y pasen menos tiempo con amigos”.
Opina que la mayoría de “las interacciones están pixeladas” por lo que es más difícil abrirse a los demás.
Subrayó que para ser emocionalmente vulnerable, es necesario estar relajado. Por lo general, estas interacciones deben ser en persona. Necesitamos ese abrazo o al menos una palmadita en la espalda, entonces podremos abrirnos: “Estoy pasando por un momento difícil. Esto es con lo que he estado lidiando recientemente”.