Científicos de seis continentes apresuran las pruebas para dar con una vacuna contra la COVID-19 que sea efectiva a inofensiva. La competencia entre laboratorios, academias, hospitales es por anticipar algunos resultados en el verano. Y de esta manera acortar los lapsos en este tipo de procedimientos tan complejos y delicados que exige el cumplimiento de protocolos sanitarios.
Desde los primeros casos de contagios de una extraña neumonía a fines de diciembre de 2019 en Wuhan (China) a la fecha han transcurrido 6 meses. En este tiempo el brote se transformó en pandemia y ha infectado a más de 10 millones de personas y ha causado la muerte a 500.000 en el mundo.
Personas en seis continentes están recibiendo pinchazos en los brazos, como parte de las pruebas por lograr una vacuna contra la COVID-19. En verano se entra a una fase decisiva y con estudios aún más extensos para probar si alguna realmente funciona.
Investigadores británicos y chinos están probando posibles vacunas fuera de sus fronteras, en países como Brasil y los Emiratos Árabes Unidos. Debido a que el declive en el número de nuevos contagios en sus propios países les impide obtener respuestas claras.
Estados Unidos se prepara para comenzar la prueba más grande: 30.000 personas recibirán una inyección creada por el gobierno a partir de julio. Y aproximadamente un mes después otras 30.000 probarán una vacuna británica.
Es probable que las personas que participen se dividan entre estadounidenses y voluntarios en otros países como Brasil o Sudáfrica, dijo a The Associated Press el doctor Anthony Fauci, de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos (NIH por sus siglas en inglés). «Múltiples éxitos en múltiples partes del mundo son vitales», comentó.
«No es una carrera para ver quién llega primero. Se trata de obtener la aprobación para la mayor cantidad posible de vacunas seguras y efectivas», manifestó Fauci, que también es director del Instituto Nacional de Enfermedades Alérgicas e Infecciosas.
Prueban en personas vacunas contra la COVID-19
Los expertos en vacunas dicen que es la hora de fijar expectativas públicas. Muchos científicos estiman que una vacuna contra el coronavirus no protegerá tanto como la del sarampión. «Si la mejor vacuna contra la COVID-19 es solo 50% efectiva, “sigue siendo para mí una gran vacuna”, sostuvo el doctor Drew Weissman, de la Universidad de Pensilvania.
Entretanto, el economista de salud David Ridley, de la Universidad de Duke, preguntó: «¿Tu y yo estaremos vacunados este año? De ninguna manera”, se respondió.
Las vacunas entrenan al cuerpo para reconocer y defenderse rápidamente de un germen invasor. Alrededor de quince vacunas experimentales contra la COVID-19 se encuentran en diversas etapas de estudios en humanos en todo el mundo. Y aunque no hay ninguna garantía de que algo salga bien, el hecho de que haya tres vacunas en pruebas finales ofrece las mejores probabilidades. Especialmente porque los científicos aún no saben que tan fuerte debe ser la reacción inmune que deben desencadenar las inyecciones.
«Medir eso con la primera vacuna probada realmente nos ayudará a comprender todas las otras vacunas en desarrollo. Ver si también tienen una oportunidad”, señaló Sarah Gilbert, la investigadora principal de la Universidad de Oxford.
Opciones, técnicas y pruebas
Únicamente China está experimentando con vacunas “inactivadas” que son creadas desarrollando el nuevo coronavirus y matándolo. Las vacunas de Sinovac Biotech y SinoPharm utilizan la tecnología a la antigua, que requiere de producción en laboratorios de alta seguridad pero son confiables, similares a la fabricación de las vacunas contra la poliomielitis y algunas contra la influenza.
La mayoría de las demás vacunas en la reserva de proyectos no atacan a todo el germen, sino una parte fundamental. La proteína de “espícula” que recubre la superficie del coronavirus y le ayuda a invadir las células humanas. Los candidatos principales utilizan nuevas tecnologías que aceleran la producción de las vacunas, pero que aún no son puestas a prueba en personas.
Existe otra vacuna fabricada por los NIH y Moderna. Se inyecta una porción del código genético del coronavirus que le instruye al cuerpo producir copias de púas inofensivas que el sistema inmune aprende a reconocer.
Únicamente si el virus empieza a propagarse en una comunidad varias semanas después de que los voluntarios recibieron una vacuna o un placebo, los científicos tendrán la mejor oportunidad de comparar cuál grupo tuvo más infecciones.
Los NIH cuentan con una red de pruebas de vacunación en Estados Unidos, Sudamérica y Sudáfrica, en espera de que finalicen sus decisiones sobre las pruebas a realizar este verano.
“Lo haremos en varios lugares y con cierto grado de flexibilidad, para que los investigadores puedan virar rápidamente conforme los movimientos del virus. No será sencillo”, dijo Fauci. .
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