Investigadores del Proyecto Atlas descubrieron doce especies de animales marinos que, hasta ahora, eran desconocidos. Luego de cinco años de exploraciones y expediciones encontraron en el fondo del Atlántico Norte un conjunto de algas, moluscos y corales nuevos para la ciencia. Estas especies, de gran aporte al ecosistema, podrían estar amenazadas por la acidificación a causa de la mayor absorción de CO2 por el océano.
Atlas es un ambicioso proyecto de investigación financiado por la Unión Europea. Involucró a más de 80 investigadores de países ribereños del Atlántico Norte. Sus hallazgos han proporcionado a los gobiernos y la industria herramientas que ayudan a garantizar que los recursos del océano se utilicen de manera sostenible.
La investigación de Atlas ha permitido el descubrimiento de más de 30 comunidades del lecho marino y la descripción de al menos 12 nuevas especies, incluida Myonera atlasiana, que lleva el nombre de ATLAS.
«El Atlántico Norte es un lugar que deberíamos conocer mejor, al igual que el nacimiento de la biología de aguas profundas y la cuna de la oceanografía. Solo en los últimos 20 años hemos descubierto cuán variados y vulnerables son los hábitats en estas profundidades», dijo Murray Roberts, coordinador de Atlas.
Uno de los objetivos del proyecto es mejorar la comprensión de los complejos ecosistemas de aguas profundas y sus especies asociadas. Los científicos buscan predecir cambios futuros en estos ecosistemas y especies. También sus vulnerabilidades frente al cambio climático.
Además, Atlas desarrolla una base de conocimiento para el desarrollo de políticas que garanticen que los recursos del Atlántico profundo se gestionen de manera eficaz. Sería una manera de contribuir a la estrategia a largo plazo de «crecimiento azul» de la Comisión Europea para apoyar el crecimiento sostenible en los sectores marino y marítimo.
Proyecto Atlas, aporta conocimientos y sensibilidad
El Proyecto Atlas se internó en las profundidades marinas para averiguar cómo cambia a medida que el planeta se calienta y los humanos explotan los fondos oceánicos para la pesca y la extracción de minerales. Los ecosistemas de aguas profundas corren un alto riesgo.
Durante los últimos cuatro años, los científicos del proyecto han participado en 45 expediciones de investigación. Sus trabajos implican un cambio radical en el conocimiento de los ecosistemas en esa gran región del Atlántico Norte.
Los hallazgos también sugieren que el calentamiento de los océanos y la acidificación podrían alterar drásticamente para el año 2100 la disponibilidad de peces de aguas profundas de importancia comercial. Igualmente, la circulación a gran escala del océano Atlántico se ha ralentizado excepcionalmente durante los últimos 150 años por el cambio climático.
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