Francia, al igual que el resto del mundo dijo adiós al año 2018. Pero las manifestaciones de los «chalecos amarillos» se niegan a despedirse. Las protestas se mantienen.
Manifestantes marcharon en París y otras ciudades de Francia el sábado para hacer ver sus dificultades para llegar a fin de mes. La nueva jornada de protestas ocurre un día después de que el gobierno del presidente Emmanuel Macron endureció su postura contra estos grupos.
A dos meses del comienzo de los bloqueos de carreteras y manifestaciones callejeras a veces violentas en París, los chalecos amarillos intentaron inyectar nueva fuerza a un movimiento que se debilitó durante las vacaciones de fin de año.
Año nuevo, vieja estrategia
Queda clero que las protestas se mantienen. No obstante, el desafío era mayor en esta primera cita de 2019. La drástica caída de manifestantes en las últimas convocatorias demandaba acciones contundentes. Una masiva participación era clave para justificar la presión ante el Ejecutivo.
Según el Ministerio del Interior, 50.000 personas salieron a protestar este sábado en toda Francia, muchas más que hace una semana.
No obstante, son cifras muy inferiores a los más de 100.000 manifestantes que protestaban a comienzos de diciembre. Mucho más si se les compara con los 282.000 de la primera convocatoria, el 17 de noviembre.
Las protestas se mantienen
A primeras horas de la tarde del sábado, varios miles de manifestantes con chaquetas reflectantes marcharon pacíficamente desde el bulevar de los Campos Elíseos hasta el centro de París.
Algunos cantaron el himno nacional, «La Marsellesa», otros agitaron pancartas que decían «¡Macron, renuncia!» y «Abolir los privilegios de la élite». Los grandes almacenes Galeries Lafayette cerraron brevemente, pero las boutiques y restaurantes de lujo estaban en general abiertos.
Miles se reunieron en Burdeos en el sudoeste, en Rouen en el norte y en Marsella en el sureste. Sin embargo, la convocatoria pareció mucho menor a la participación en las primeras semanas de las manifestaciones. No obstante, por ahora las protestas se mantienen.
— Dick BLACKHAT SEO (@DateBlackFriday) January 6, 2019
Macron inició el año con mano dura
Sacudido por los disturbios, el gobierno de Macron comenzó el nuevo año a la ofensiva. Su administración ha calificado a quienes se manifiestan como agitadores que buscan derrocar al gobierno. La policía detuvo el miércoles por la noche a una de las figuras destacadas del movimiento. Éric Drouet fue arrestado por convocar un acto no autorizado en París. La detención generó fuertes críticas.
París fue una vez más el epicentro de las protestas. En la capital gala se vivieron varios momentos de tensión. En la ciudad fueron desplegados unos 1.000 agentes. 2.600 en el resto del país. La policía no dudó en volver a lanzar gas lacrimógeno para reprimir a algunos grupos violentos. Este recurso también se usó para detener a los chalecos amarillos que trataban de llegar hasta la Asamblea Nacional, fuertemente protegida. Ha quedado claro que las protestas se mantienen, al menos por ahora.
Une fois encore, une extrême violence est venue attaquer la République – ses gardiens, ses représentants, ses symboles. Ceux qui commettent ces actes oublient le cœur de notre pacte civique. Justice sera faite. Chacun doit se ressaisir pour faire advenir le débat et le dialogue.
— Emmanuel Macron (@EmmanuelMacron) January 5, 2019
El origen de las protestas
El movimiento de los «chalecos amarillos» nació a mediados de noviembre de 2018. Se consolidó en pocas semanas, al margen de los sindicatos y los partidos políticos. Su detonante fue el alza de los precios de los carburantes. Su nombre hace referencia a las prendas fosforescentes que debe utilizar todo automovilista en Francia en caso de incidente en una carretera para tener mayor visibilidad.
Es respaldado principalmente por la gente que vive en la periferia, provincias o zonas rurales. Se ha convertido en un movimiento más amplio contra la política tributaria del gobierno, que muchos consideran que favorece a los más ricos.
Además de protestar contra el alza de los carburantes, las reivindicaciones de los «chalecos amarillos» son diversas. Algunos reclaman que se restablezca un impuesto a los más ricos, otros, medidas para aumentar el poder adquisitivo y los más radicales piden la renuncia de Macron.
Las protestas se mantienen por el momento, aunque está por verse si podrán continuar con la misma fuerza.
Concesiones por parte del Gobierno
Después de las primeras manifestaciones, el gobierno de Emmanuel Macron ha hecho varias concesiones. Un primer paso fue el de dejar sin efecto la tasa impositiva a los combustibles prevista para este enero. También decretó un aumento del salario mínimo en cien euros. Así mismo, aprobó una exención de impuestos y cargas fiscales a las horas suplementarias. Estas medidas sumaron un valor estimado en 10.000 millones de euros.
Por ahora, las protestas se mantienen. Está por verse si podrán continuar con la misma fuerza.
Para más información: Cambio16
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