España le siguió el ritmo a otros países de Europa con otra protesta contra el racismo y la brutalidad policial por segundo día consecutivo. La manifestación les permitió a los partidos de gobierno dejar claro que el peligro de salir a protestar en época de pandemia no depende del número de personas ni del distanciamiento social, sino de la afiliación política.
Madrid y Barcelona fueron testigos de protestas. En la capital, la Delegación del Gobierno autorizó una concentración para 200 personas frente a la Embajada de Estados Unidos. Pero fueron un par de miles las que se congregaron frente a la sede diplomática.
Eran demasiadas personas. No guardaban la debida distancia de seguridad y en un espacio muy reducido. Además, muchos no llevaban la mascarilla.
Manifestaciones masivas
La manifestación en Madrid fue organizada por varias asociaciones, incluidos sindicatos de estudiantes y la Comunidad Negra, Africana y Afrodescendiente en España. Hubo gran presencia policial, pero pudo trasladarse hasta la plaza central de la Puerta del Sol sin problemas.
La autorización era para un límite de 200 personas, con la obligación de mantener el distanciamiento social. La multitud impidió que hubiesen dos metros de separación. Los manifestantes repetían una y otra vez la últimas palabras de George Floyd -«No puedo respirar»- y cantaban «No hay paz sin justicia». También cuestionaban la ley de inmigración de España: «Mata a la gente todos los días».
También se arrodillaron en el suelo levantando los puños, un gesto hizo popular el jugador de fútbol americano Colin Kaepernick en 2016. Luego caminaron pacíficamente hacia la icónica Puerta del Sol, en el corazón de Madrid.
En la plaza, los portavoces de los organizadores leyeron un manifiesto: «Es fácil vincular la muerte de George Floyd con la muerte en el Mediterráneo de 14 personas en El Tarajal».
En Barcelona unas 3.000 personas se manifestaron en Barcelona contra el racismo y para honrar la memoria de George Floyd. Desafiando la lluvia y se reunieron en la plaza de Sant Jaume.
Sin precaución
A pesar de las advertencias, no se siguieron las normas del Ministerio de Sanidad. Las imágenes de la manifestación con una afluencia diez veces mayor de lo autorizado circularon por las redes sociales. El propio ministro de Sanidad, Salvador Illa, se atrevió a pedir prudencia. Sin embargo, a pesar de ser un claro desafío a las recomendaciones para la contención de la pandemia, cuenta con el visto bueno de directivos de Podemos. Muy cuestionadores de manifestaciones en coche y con banderas de los críticos al Gobierno.
«Decencia» contra el virus
Desde la Delegación del Gobierno en Madrid defendieron que la manifestación han discurrido de forma pacífica y sin incidentes. Más que la seguridad sanitaria le preocupaba «la seguridad ciudadana».
Las declaraciones de Pablo Echenique, vocero de Podemos, fueron las que causaron más rebullón. Dijo que el problema frente al coronavirus no es mantener la distancia, sino la decencia.
A su juicio, era cuestionable que hace unas semanas se protestara contra el Gobierno, «que una minoría privilegiada se saltaba las normas poniendo en peligro a todos” En esa ocasión pidió la intervención de las autoridades. En contraste, los manifestantes de este domingo eran personas “decentes y responsables”, no una minoría privilegiada.
El comentario encendió las redes sociales. Hace dos semanas, ante una protesta en contra el Gobierno, Echenique criticó este tipo de manifestaciones, las calificó de actos «a favor del contagio masivo». Echenique no aclara cómo la «decencia» protege del contagio o qué tipo de «cuidado» diferencia una aglomeración de otra.
Críticas al doble rasero
Las críticas a este «doble rasero» de Echenique abundaron. Desde «irresponsable» hasta «hipócrita» lo llamaron en las redes, por condenar las manifestaciones contra el Gobierno, pero aplaudir la protesta de España contra el racismo en plena fase 1 de desescalada.
«Quienes criticaban las manifestaciones en el barrio de Salamanca, hoy callan ante la manifestación en Serrano, sin respetar las medidas de seguridad (fase 1) y poniéndonos a todos en peligro al grito de ‘policía asesina’. Hipocresía y doble moral de la izquierda», escribió Cristina Cifuentes, expresidenta de la Comunidad de Madrid y exdelegada del Gobierno en la capital.
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