El proceso desarrollado por los científicos de UC Berkeley convierte el plástico en gas y lo descompone en sus elementos básicos. El avance promete mejorar el reciclaje hasta el punto de que estos materiales puedan usarse indefinidamente
En la lucha contra la contaminación del plástico resulta más fácil inventar cada día una solución innovadora, que llegar a un acuerdo mínimo mundial que ayude a controlar su producción y disminuir su impacto en el medio ambiente y en la salud pública. La recién finalizada cumbre en Corea del Sur para alcanzar un Tratado Mundial sobre Plásticos terminó en fracaso. Eso sí, con la firme promesa de que en 2025 concretarán las negociaciones. Pero mientras ocurrirían esas ya cotidianas discusiones infértiles se dio a conocer lo que promete erradicar el problema: la vaporización de plástico.
Los científicos de la Universidad de California, Berkeley, desarrollaron un proceso revolucionario que vaporiza bolsas de nylon y botellas de plástico convirtiéndolas en gases que sirven para fabricar plásticos nuevos y materiales reciclados
Esta técnica de reciclaje químico no solo reduce la necesidad de nuevos materiales derivados de combustibles fósiles, sino que también ofrece una solución a la acumulación de desechos plásticos en vertederos y océanos. Tiene el potencial de transformar la industria del reciclaje, que lucha por lidiar con el volumen y la diversidad de plásticos producidos cada año.
No hay que subestimarlo
A pesar de que cada cierto tiempo surgen procedimientos que prometen ser la panacea para terminar con la contaminación de plástico, no puede subestimarse la importancia de este avance, si termina de ser el que se espera.
Cada año se producen aproximadamente 430 millones de toneladas de plástico. Una parte importante de esta cantidad terminará contaminando el medio ambiente. Los métodos tradicionales de reciclaje a menudo no son eficaces. Esto debido a la gran variedad que hay y la dificultad para clasificarlos.
Mezclar plásticos con diferentes estructuras químicas resulta en materiales de menor calidad. Por ejemplo, el que se puede obtener combinando el usado en envases con el de automóviles no mantendría las propiedades originales. Este problema ha llevado a que solo una pequeña fracción se recicle efectivamente. El proceso de vaporización promete superar estos obstáculos y crear una economía circular en la que los plásticos se usen indefinidamente.
Este reciclaje químico utiliza un proceso catalítico que descompone los plásticos a 320 °C. El método permite recuperar los componentes originales, como el polietileno y el polipropileno. La técnica se asemeja a desmontar una cadena, separando los componentes para crear nuevos polímeros.
Tipos de reciclaje
Mecánico: se aplica temperatura y cizalla para convertir los residuos en material reciclado que sirva como nueva materia prima. Este sistema no rompe las cadenas de polímeros.
Por disolución: también llamado reciclado físico. Aplica disolventes y otros agentes químicos para disolver los polímeros y separarlos de la totalidad del residuo, sin romper las cadenas poliméricas. Como no hay roturas en la cadena, no se considera un reciclado químico. Sin embargo, documentos lo incluyen dentro de esta categoría.
Químico: denominado también reciclado molecular. Convierte los polímeros en monómeros. Es decir, varía la estructura química de los residuos plásticos mediante craqueo, gasificación o despolimerización. Esta tecnología permite tratar más fácilmente plásticos de procedencia diversa, termoplásticos multicapa o productos que ya han sido sometidos a varios ciclos de reciclado mecánico y muestran una merma en sus propiedades
Revolucionario, pero todavía falta camino por andar
El profesor John Hartwig, líder del estudio, señala que la vaporización de plástico podría transformar la industria del reciclaje y reducir la dependencia de combustibles fósiles en la producción de plásticos nuevos. Además, serviría para disminuir la contaminación ambiental generada por los métodos tradicionales de reciclaje.
El polietileno y polipropileno representan aproximadamente dos tercios de los residuos plásticos a nivel mundial. El primero es el componente de la mayoría de las bolsas de plástico de un solo uso, mientras que el segundo constituye la base de los plásticos duros, desde platos para microondas hasta maletas, que juntos se denominan poliolefinas.
En la actualidad, alrededor del 80% de estos plásticos termina en vertederos, es incinerado o se dispersa en el medio ambiente, lo que hace crecer la contaminación por microplásticos en cuerpos de agua.
“Nuestro avance permite, en principio, tomar estos objetos y devolverlos a su forma original de monómeros mediante reacciones químicas que rompen los enlaces carbono-carbono, acercándonos a una circularidad para el polietileno y el polipropileno similar a la que ya existe para los poliésteres en las botellas de agua”, argumenta. Es especialmente urgente que se concreten soluciones de este tipo dado el impacto negativo de los microplásticos en el medio ambiente y la salud humana.
Aunque la vaporización de plástico es prometedora, su implementación para a gran escala encierra dificultades. El equipo busca financiación para llevar esta tecnología al mercado, consciente de que los procesos químicos requieren tiempo para ser escalados a nivel industrial. Sin embargo, tienen a su favor que el proceso catalítico desarrollado no solo es eficiente, sino también más económico al usar catalizadores sólidos reutilizables. Esto podría facilitar su adopción en diversas industrias y contribuir a una reducción significativa en la producción de nuevos plásticos.
Se complementa con otras soluciones
Este nuevo proceso químico se complementa con otras estrategias presentadas por investigadores de la Universidad de California. En un estudio publicado en la revista Science, expertos sugieren cuatro medidas para reducir en un 91% los desechos plásticos a nivel mundial. Estas incluyen la prohibición de plásticos de un solo uso, la promoción de materiales biodegradables, la mejora de los sistemas de reciclaje y la implementación de políticas públicas más estrictas.
La prohibición de plásticos de un solo uso es una medida directa que puede tener un impacto inmediato. Bolsas, botellas y utensilios desechables representan una gran parte de los residuos plásticos. Eliminarlos del mercado podría reducir significativamente la cantidad de plástico que termina en el medio ambiente.
Los materiales biodegradables son otra alternativa prometedora. Estos materiales se descomponen más rápidamente que los plásticos convencionales, lo que reduce su impacto ambiental. Sin embargo, es importante que estas soluciones se implementen junto con mejoras en los sistemas de reciclaje para asegurar que todos los residuos plásticos se gestionen adecuadamente.
Las políticas públicas son esenciales en la promoción de prácticas sostenibles. Regulaciones más estrictas pueden obligar a las empresas a reducir el uso de plásticos y a invertir en tecnologías de reciclaje. Además, los gobiernos pueden incentivar a las industrias a adoptar materiales biodegradables y a mejorar sus sistemas de gestión de residuos.
El apoyo global es necesario para abordar eficazmente la crisis del plástico. Un tratado internacional, como el propuesto en la próxima reunión de las Naciones Unidas en Busan, podría coordinar los esfuerzos a nivel mundial y asegurar que todas las naciones adopten medidas efectivas. La colaboración entre países es esencial para enfrentar una crisis que no respeta fronteras.
Tecnología vital
Las innovaciones en materiales y procesos están abriendo nuevas posibilidades para reducir el uso de plásticos y mejorar su reciclaje. Por ejemplo, la creación de bioplásticos, que se degradan más rápidamente y tienen menor impacto ambiental, es una de las áreas de mayor avance. Estos materiales, derivados de fuentes renovables como el maíz o las algas, podrían sustituir a los plásticos convencionales en muchos usos cotidianos.
Otro avance significativo es el desarrollo de tecnologías de reciclaje avanzado. Permiten reciclar plásticos que antes no podían ser reutilizados debido a su composición química. Mediante procesos como la despolimerización, se puede descomponer en sus componentes básicos para fabricar nuevos productos. Esto no solo reduce la cantidad de desechos, sino que también disminuye la necesidad de producir nuevos plásticos.
También inteligencia artificial y machine learning han dado un enorme aporte al mejorar la eficiencia de los sistemas de gestión de residuos. Estas tecnologías pueden optimizar la recolección y clasificación de residuos plásticos, y asegurar que una mayor cantidad de material sea reciclado correctamente. La inversión en estas innovaciones es esencial para alcanzar los objetivos globales de reducción de residuos plásticos.
Políticas públicas y reglamentaciones
La implementación de políticas públicas y reglamentaciones efectivas es esencial para abordar la contaminación plástica a nivel mundial. Los gobiernos deben establecer leyes que prohíban o limiten el uso de plásticos de un solo uso, como bolsas, botellas y utensilios desechables. Estas prohibiciones pueden ser acompañadas de incentivos para el desarrollo y uso de alternativas sostenibles.
Además, es fundamental fortalecer los sistemas de gestión de residuos. Esto incluye mejorar la infraestructura de reciclaje y garantizar que todos los municipios tengan acceso a servicios eficientes de recolección y procesamiento de residuos. La inversión en plantas de reciclaje y la creación de mercados para productos reciclados son pasos importantes para asegurar que los plásticos sean gestionados adecuadamente.
Las políticas de responsabilidad extendida del productor también pueden ser eficaces. Estas políticas obligan a los fabricantes a hacerse responsables del ciclo de vida completo de sus productos, desde su producción hasta su eliminación. Esto incentiva a las empresas a diseñar productos más sostenibles y a invertir en programas de reciclaje y recuperación.
Impacto económico
La transición hacia un mundo con menos plásticos también tiene implicaciones económicas significativas. Si bien algunos pueden argumentar que la reducción de plásticos podría aumentar los costos para las empresas, en realidad la economía circular ofrece numerosas oportunidades económicas. La creación de nuevos mercados para productos reciclados y la innovación en materiales sostenibles pueden generar empleos y estimular el crecimiento económico.
Las empresas que adoptan prácticas sostenibles también pueden beneficiarse de una mejor reputación y una mayor lealtad del consumidor. Hoy en día, muchos consumidores están dispuestos a pagar más por productos que sean inocuos en el ambiente. Las empresas que lideran la reducción de plásticos pueden diferenciarse en el mercado y atraer a una base de clientes más consciente del medio ambiente.
Además, los costos asociados con la contaminación plástica, como la limpieza de playas y océanos y los impactos en la salud pública, pueden ser significativos. Reducirla puede disminuir estos costos y que se liberen recursos para ser utilizados con otros fines. Por tanto, la reducción de plásticos no solo es una necesidad ambiental, sino también una oportunidad económica.