Stéfan Descheemaeker de Nomad Foods dice que las reglas obligatorias podrían ayudar a impulsar la competición para ofrecer una nutrición más sana
Los alimentos envasados o enlatados están obligados a colocar la lista de ingredientes, el contenido neto y la fecha de caducidad. Además, los etiquetados nutricionales deben especificar la cantidad de calorías, grasas, fibras, azúcares, sodios, entre otros. Aún así, para un experto de la industria como Stéfan Descheemaeker, es insuficiente y propone exigir a las empresas de alimentos en el Reino Unido que revelen las calificaciones de salubridad de sus productos.
Descheemaeker es el director ejecutivo de Nomad Foods, una empresa de alimentos congelados líder de Europa y una de las más grandes del mundo. Entre sus marcas más conocidas están los palitos de pescado Birds Eye, Findus, Iglo, Frikom, Ledo. Así como Aunt Bessie’s, las pizzas Goodfella’s, La Cocinera, Belviva. Anteriormente trabajó en Delhaize Group SA, el minorista internacional de alimentos, con sede en Bruselas (Bélgica) que operaba en siete países y en tres continentes.
Consideró que los ministros deberían obligar a las empresas a publicar un informe anual para que los consumidores puedan saber qué compran y qué consumen. Y ver qué porcentaje de sus ventas se compone de platos que contienen demasiada grasa, sal y azúcar.
El especialista insistió en la obligatoriedad de que estas compañías ofrezcan información detallada sobre qué proporción de las ventas se consideran saludables o no saludables según las directrices gubernamentales. Esta actuación, aseguró a The Guardian, iniciaría una «carrera nutricional» en la que los fabricantes competirían entre sí para hacer que sus productos sean mejores para la salud.
Su opinión se une a una corriente de iniciativas que piden colocar etiqueta de alto riesgo a los alimentos procesados y ultraprocesados.
Piden más especificidad en la salubridad de alimentos
También exhortó a Wes Streeting, el secretario de Salud, a garantizar que todas las latas y paquetes de alimentos lleven etiquetas con forma de semáforo. Esto también ayudaría a abordar la crisis de la obesidad, dijo. Alentaría a las personas a elegir alimentos más nutritivos y evitar opciones menos saludables.
Descheemaeker respaldó los crecientes pedidos de un nuevo impuesto a los productos que contengan cantidades excesivas de sal o azúcar. Apoyados por la Cámara de los Lores y el grupo de expertos Institute for Public Policy Research, favorable al laborismo.
La Cámara de los Lores indicó que “se necesita una regulación obligatoria” en la industria de alimentos y bebidas para abordar la crisis de obesidad en el Reino Unido. Su Comité de Alimentación, Dieta y Obesidad afirmó que el país necesitaba un “enfoque radicalmente nuevo para la industria alimentaria” si pretende arreglar el “sistema alimentario roto”. Los esfuerzos voluntarios para promover alimentos más saludables han “fracasado”.
El informe del Comité destacó que Inglaterra tiene una de las tasas más altas de obesidad entre las naciones de altos ingresos. Con dos tercios de los adultos con sobrepeso u obesidad. A la vez resaltó medidas exitosas como el impuesto a la industria de bebidas gaseosas, que redujo en más de un tercio del contenido de azúcar en las bebidas.
“Las empresas alimentarias que no alcancen los objetivos de ventas saludables deben ser excluidas de cualquier debate. Referido a la formulación de políticas en materia de alimentación, dieta y prevención de la obesidad”, precisó el documento.
Lineamientos y propuestas que han sido avaladas por Descheemaeker, jefe de una de las empresas más emblemáticas y rigurosas con el cuidado de sus productos y su etiquetado.
Ejemplo empieza por casa
Durante los últimos siete años, Nomad ha mostrado la salubridad de sus alimentos. Cifras que indican el porcentaje de sus ventas netas que se consideran saludables. Ajustadas al modelo de perfil nutricional del gobierno, que evalúa qué productos contienen las cantidades adecuadas o inadecuadas de grasa, sal y azúcar.
Ahora, según el sistema oficial de evaluación de alto contenido de grasa, azúcar o sal, el porcentaje de productos saludables en general es del 93,3%.
La divulgación pública de las ventas de las empresas alimentarias abonaría el terreno para la creación de tablas de clasificación. Con ellas se permitirían identificar y avergonzar a aquellos cuyos productos son con mayor frecuencia nocivos para la salud, dicen los promotores.
Tesco, Sainsbury’s, Iceland y el fabricante de yogur Danone ya han dejado claro que apoyan la obligación de informar la salubridad de sus alimentos. El último gobierno introdujo una «colaboración para la transparencia de los datos alimentarios» con la industria destinada a hacer públicos los detalles de las ventas de las empresas.
A pesar de que se concibió como vinculante, se convirtió en una medida puramente voluntaria tras las protestas de la industria.
“Creemos que el etiquetado nutricional obligatorio en el frente de los envases podría desempeñar un papel vital para ayudar al público a entender qué es saludable y qué no lo es”, afirmó Descheemaeker. “Hemos visto que esto funciona en otros mercados europeos, como Francia, donde se ha demostrado que los ‘índices nutricionales’ influyen en las decisiones de compra más saludables”.
Ganancias por vender productos poco saludables
The Guardian reseña que algunos supermercados y minoristas del Reino Unido utilizan etiquetas codificadas por colores en algunos o todos sus productos. El propósito es alertar a los consumidores sobre su grado de salud, pero el sistema es voluntario.
Ambas medidas impulsarían a los fabricantes de alimentos a reformular sus productos reduciendo la cantidad de grasa, sal y azúcar que contienen, dijo Descheemaeker. Informar de la salubridad de los alimentos es más fácil de lo que algunas empresas han afirmado, agregó. Citó cómo Nomad había revisado la composición nutricional de las pizzas de Goodfella desde que compró la marca en 2018, eliminando la grasa, la sal y las calorías y agregando más fibra.
Nomad también ha reducido la cantidad de azúcar en sus crumbles de manzana Aunt Bessie’s en un 30% y ha añadido un 15% más de fibra. Ahora también se considera compatible con HFSS. Desde 2020, la empresa también ha reducido la cantidad de sal en algunos de sus productos, como los palitos de pescado Birds Eye (21%) y los gofres de patata (28%) por la misma razón.
La escala de la crisis de obesidad en Gran Bretaña era muy grande, y el papel de la mala alimentación en causar enfermedades importantes como la obesidad y el cáncer, señaló. La industria alimentaria en general necesitaba más «responsabilidad» para mejorar la salud pública.
James Toop, director ejecutivo del grupo de campaña dietética Bite Back del chef Jamie Oliver, afirmó que hacer obligatoria la transparencia de los datos cambiaría una situación en la que la mayoría de las grandes empresas alimentarias dependen de las ventas de productos poco saludables para sus ganancias.