Un episodio asmático puede convertirse en una pesadilla. Experimentar falta de aire, dolor u opresión del pecho y sibilancias al exhalar no es para nada agradable. Pero todo eso pudiese convertirse en solo un mal recuerdo gracias a una revolucionaria terapia genética que recientemente desarrolló un grupo de científicos chinos y que podría poner fin al asma.
Basada en la técnica CAR-T (Chimeric Antigen Recetor T-Cell) , una forma de inmunoterapia, logró suprimir durante un año la enfermedad en ratones con una sola aplicación. Es un fármaco que se fabrica para cada enfermo con una elaboración particular: se extraen las células del sistema inmune (linfocitos T) del paciente, se modifican genéticamente para que sean más potentes y selectivas y se vuelven a introducir en el paciente.
Aunque debe probarse todavía en humanos, los investigadores adelantan en un artículo publicado en la revista Nature Immunology que este enfoque podría extenderse al tratamiento de alergias. La terapia con células CAR-T se ha utilizado para enfermedades como el cáncer.
La genética de la inyección
Los linfocitos T extraídos de la sangre del paciente son modificados mediante el procedimiento de aféresis para que puedan unirse a unas proteínas específicas (antígenos) expresadas en las células que deben destruir selectivamente. Una vez modificados y multiplicados, se vuelven a inyectar por vía intravenosa al paciente. Según la investigación, una única inyección de células T del receptor de antígeno quimérico diseñada para atacar los impulsores de reacciones alérgicas, reprimió los síntomas del asma alérgica en ratones durante al menos un año.
El asma es una de las enfermedades respiratorias más prevalentes en todo el planeta. Anualmente afecta a por lo menos 300 millones de personas y causa 250.000 muertes. La CAR-T es una terapia avanzada que ha permitido grandes avances en la remisión de los cánceres hematológicos, al permitir al sistema inmune localizar y atacar las células cancerosas. En este caso se modificaron los eosinófilos, los glóbulos blancos que se activan con la crisis de asma.
China ha logrado significativos progresos en el desarrollo de terapias CAR-T dar con una solución definitiva al asma. El autor principal de la investigación, el inmunólogo Min Peng, de la Universidad Tsinghua, en Pekín, describió los rasgos principales del nuevo tratamiento: «Hemos diseñado células CAR-T que pueden erradicar las células inflamatorias, los eosinófilos, causantes del asma, de forma similar a como eliminan las células tumorales en las neoplasias hematológicas. Lo que diferencia a nuestras células CAR-T es su capacidad para producir una proteína que bloquea las citoquinas inflamatorias (interleucina 4, IL-4, e interleucina 13, IL-13) que inducen el asma. Por tanto, nuestras células CAR-T son multifuncionales».
Fármaco vivo
El tratamiento está diseñado para actuar sobre las causas de las reacciones alérgicas. Los investigadores descubrieron que las células CAR-T neutralizaban los eosinófilos ―un tipo de glóbulo blanco que se activa con ciertas infecciones y alergias― y bloqueaban la función de proteínas implicadas en la patología del asma. El equipo de Min Peng realizó este proceso para neutralizar a los eosinófilos en modelos de ratón modificados para sufrir asma alérgica. Tras una única administración de sus propios linfocitos modificados, los ratones fueron monitorizados durante un año.
Los investigadores pudieron comprobar que la actividad inflamatoria de estos glóbulos blancos se veía contrarrestada por la terapia, evitando la afectación pulmonar y neutralizando los síntomas asmáticos. Además, se observó que estas células persistían durante al menos un año y seguían impidiendo las respuestas inmunitarias alérgicas.
Si bien las células CAR-T se están empleando hoy en día para tratar enfermedades potencialmente mortales, estudios recientes sugieren que también son eficaces en enfermedades no cancerosas, como el lupus eritematoso sistémico y como en este caso el asma alérgica. Una ventaja única de las células CAR-T es que son» fármacos vivos», con una eficacia terapéutica que puede durar mucho tiempo. Por el contrario, los medicamentos tradicionales deben tomarse repetidamente, a veces de por vida, en muchas enfermedades crónicas. Sin embargo, es imprescindible seguir reduciendo los costes para utilizar las células CAR-T en el tratamiento de enfermedades comunes.
Barreras que superar
Darío Antolín, miembro del Comité de Asma de la Sociedad Española de Alergología Inmunología Clínica, valora el trabajo del equipo de científicos chinos para poner fin al asma, pero señala que todavía hay barreras que se deben superar. La primera, subraya, es que «este estudio está hecho en un modelo animal, por lo que aún quedan por dilucidar sus efectos en pacientes con asma». Considera que el elevado coste de este potencial abordaje lo dejará reservado para pacientes con un tipo de asma grave con riesgo vital en los que se hubieran probado todos los tratamientos disponibles sin resultados positivos. Por último, advierte que estos tratamientos se encuentran en el ámbito experimental y que todavía hay que «entender los potenciales efectos de la modificación genética en el ser humano en un futuro».
Alergias y asma siempre de la mano
Las alergias y el asma a menudo ocurren juntos. Las sustancias que desencadenan los síntomas de la fiebre del heno (rinitis alérgica), como el polen, los ácaros del polvo y la caspa de los animales domésticos, también pueden provocar el asma. En algunas personas, las alergias cutáneas o alimentarias pueden causar síntomas de la enfermedad. Esto se llama asma alérgica o asma inducida por alergia.
James T. C. Li, especialista en alergias de Mayo Clinic, precisa que una respuesta alérgica se presenta cuando las proteínas del sistema inmunitario (anticuerpos), por error, identifican una sustancia inofensiva, por ejemplo el polen de árboles, como un invasor. En un intento por proteger al cuerpo de la sustancia, los anticuerpos se unen al alérgeno. Los químicos liberados por el sistema inmunitario provocan los signos y síntomas de alergia, como congestión nasal, secreción nasal, ojos hinchados o reacciones cutáneas. Para algunas personas, esta misma reacción también afecta los pulmones y vías respiratorias, que desencadenan en síntomas de asma.
Explica que la mayoría de los tratamientos están diseñados para tratar el asma o la rinitis alérgica, pero que hay algunos tratamientos que ayudan con ambas afecciones. Por ejemplo los modificadores de leucotrienos que pueden aliviar la rinitis alérgica y los síntomas del asma. «Esta píldora diaria se llama modificador de luecotrienos y ayuda a controlar las sustancias químicas del sistema inmunitario que se liberan durante una reacción alérgica. Montelukast (Singulair) es un modificador de leucotrienos que puede tratar tanto el asma como la rinitis alérgica».
Otras vías
También están las vacunas antialérgicas (inmunoterapia), que pueden ayudar a tratar el asma mediante la reducción gradual de la respuesta de tu sistema inmunitario a ciertos desencadenantes de la alergia. «La inmunoterapia consiste en recibir inyecciones regulares de una cantidad pequeña de los alérgenos que desencadenan tus síntomas». Indica que con el tiempo, el sistema inmunitario desarrolla una tolerancia a los alérgenos, por lo que las reacciones alérgicas disminuyen. Al mismo tiempo, también se reducen los síntomas del asma. Generalmente, este tratamiento requiere inyecciones regulares durante cierto período.
Otro mecanismo para controlar el asma y las alergias conjuntamente es el tratamiento de antiinmunoglobulina E (IgE). «Cuando tienes una alergia, el sistema inmunitario identifica erróneamente una sustancia específica como algo dañino y libera anticuerpos, conocidos como IgE, contra el alérgeno culpable. La próxima vez que te encuentres con ese alérgeno, los anticuerpos IgE lo detectarán y le indicarán a tu sistema inmunitario que libere una sustancia química llamada histamina, así como otras sustancias químicas, al torrente sanguíneo. El medicamento omalizumab (Xolair) interfiere con la IgE del cuerpo y previene la reacción alérgica que desencadena los síntomas de asma». agrega que el tratamiento se usa para el asma alérgica más grave, pero podrían ayudar también en la rinitis alérgica.
Indica que se podrían necesitar otros medicamentos para tratar las alergias o el asma, en especial si los síntomas son graves. Sin embargo, aconseja reconocer y evitar las sustancias que desencadenan los síntomas. Dice que se debe tener en cuenta que el factor de riesgo más importante del asma alérgica son los antecedentes familiares.
Controlar los síntomas
Se debe conocer lo que provoca los síntomas de alergia y asma y aprender a limitar la exposición a dichos factores. Trabajar con el médico para encontrar el mejor tratamiento y mantener el contacto de forma regular. Debido a que los síntomas de alergias y asma varían con el tiempo, posiblemente se deberá ajustar tu tratamiento de acuerdo con ello. Aprender a distinguir los signos que muestran que el asma está por manifestarse — y conocer qué hacer cuando suceda.
Los desencadenantes comunes del asma incluyen: animales (caspa o pelaje de mascotas), ácaros del polvo, ciertos medicamentos como ácido acetilsalicílico (aspirina), cambios en el clima (con mayor frecuencia clima frío), químicos en el aire (contaminación) o en los alimentos, actividad física, moho, polen, infecciones respiratorias -como el resfriado común y muchos otros virus-, emociones fuertes (estrés), tabaco u otro inhalante que se fuma.
También hay sustancias que se encuentran en algunos lugares de trabajo que pueden desencadenar los síntomas de asma. Los desencadenantes más comunes son el polvo de la madera, el polvo de los granos, la caspa animal, los hongos o los químicos. Muchas personas con asma tienen antecedentes personales o familiares de alergias, como la fiebre del heno (rinitis alérgica) o eccema, pero otros no tienen antecedentes de alergias.
Tipos comunes de asma
El asma es causada por hinchazón (inflamación) de las vías respiratorias. Un ataque de asma ocurre cuando el recubrimiento de las vías respiratorias se ha inflamado y se estrechan los músculos que las rodean. Este estrechamiento reduce la cantidad de aire que puede pasar por estas. La mayoría de las personas con asma tienen ataques separados por períodos sin síntomas. Algunas personas tienen dificultad prolongada para respirar con episodios de aumento de la falta de aliento. Las sibilancias o una tos pueden ser el síntoma principal. Los ataques de asma pueden durar de minutos a días. Puede empezar repentinamente o desarrollarse lentamente en cuestión de varias horas o días. Entre los tipos más comunes de asma están:
- Alérgica: tu respiración puede empeorar cuando te expones a alérgenos como el polen de las plantas, ácaros del polvo, o pelo de animales como perros y gatos.
- Estacional: su aparición está relacionada con el polen de las plantas; empeora en primavera o a finales de verano.
- No alérgica: puede ser desencadenada por sustancias irritantes, infecciones respiratorias, aire frío, los cambios repentinos de temperatura, entre otros.
- Ocupacional: tiene la particularidad de que ocurre en el trabajo. Seguramente el ataque de asma es desencadenado por estar expuesto a sustancias químicas como polvo de madera, metales, compuestos orgánicos, resinas plásticas, etc.
- Inducida por el ejercicio: esto quiere decir que cuando haces ejercicio o incrementas la actividad física tu respiración puede ser dificultosa, es posible que tosas más de lo habitual (la tos debería desaparecer después de 30 o 40 minutos). Los síntomas se presentan mientras haces ejercicio, o poco tiempo después de terminar.
Además, también existen niveles de severidad: leve, moderado y severo. Si los síntomas empeoran con el tiempo y aparecen regularmente, se debe acudir al médico.
Prevención
La prevención es la mejor opción mientras los científicos terminan de encontrar la forma de poner fin al asma. Puede disminuir los síntomas evitando los desencadenantes y las sustancias que irritan las vías respiratorias. Cubra las camas con fundas a prueba de alergias para reducir la exposición a los ácaros del polvo. Quite los tapetes de las alcobas y aspire regularmente. Use solo detergentes y materiales de limpieza sin fragancia. Mantenga los niveles de humedad bajos y arregle las fugas para reducir la proliferación de organismos como el moho. Mantenga la casa limpia y conserve los alimentos en recipientes y fuera de los dormitorios. Esto ayuda a reducir la probabilidad de cucarachas. Las partes del cuerpo de las cucarachas, así como sus deposiciones pueden desencadenar ataques de asma en algunas personas.
Si una persona es alérgica a un animal que no se puede sacar de la casa, este debe mantenerse fuera de la alcoba. En las salidas de la calefacción o aire acondicionado se debe colocar un material de filtro para atrapar la caspa animal. Cambie los filtros en los calentadores y aires acondicionados a menudo.
Elimine de la casa el humo del tabaco. Esta es la medida más importante que una familia puede tomar para ayudar a alguien que tenga asma. Fumar fuera de la casa no es suficiente. Los miembros de la familia y los visitantes que fuman afuera transportan residuos del humo del tabaco hacia adentro en sus ropas y cabello. Esto puede desencadenar síntomas de asma. Si usted fuma, este es un buen momento para dejarlo. Evite la contaminación atmosférica, el polvo industrial y otros vapores irritantes tanto como sea posible.