En la recta final de la cumbre climática de la ONU, en Glasgow, algunos países apresuran la marcha para dejar una buena impresión ante los espectadores globales. Unos por iniciativa propia y otros, arengados por el presidente de la COP26, Alok Sharma, que pide más que promesas, mayores compromisos en los días que quedan de la cita mundial del clima.
En la cuenta regresiva, en este encuentro colmado de expectativas se le ha escuchado decir a Sharma que “se acaba el tiempo de las negociaciones”. También ha emplazado a ministros y voceros de alto nivel a que se comuniquen con sus capitales y jefes para ver si pueden obtener promesas más ambiciosas, que «quedan unos pocos días”.
La cumbre ha tenido un progreso limitado. Un análisis del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente advierte que las nuevas promesas son insuficientes para mejorar los escenarios futuros de calentamiento. «Todo lo que hicieron fue recortar la «brecha de emisiones» unas pocas décimas de punto porcentual», señalan.
El análisis encontró que para 2030, el mundo emitirá 51.500 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono cada año. 1.500 millones de toneladas menos que antes de las últimas promesas. Para alcanzar el límite establecido en el Acuerdo de París de 2015 el mundo solo puede emitir 12.500 millones de toneladas métricas de gases de efecto invernadero en 2030.
Otro estudio, realizado por científicos independientes, encontró una ligera disminución en el calentamiento futuro. Pero aún insuficiente para limitar el calentamiento del planeta a 1,5 grados Celsius para finales de siglo. El planeta ya se ha calentado 1,1 grados desde la época preindustrial.
Más que promesas exigen compromisos en la COP26
La directora del PNUMA, Inger Andersen, en una entrevista con The Associated Press minutos después de que finalizó el análisis de la ONU, dijo que “hay algunos pasos serios de niño pequeño, pero son los saltos que necesitamos ver».
Sharma salió al paso. Manifestó que «hay progreso, pero todavía hay una montaña que escalar en los próximos días. Y lo que se ha comprometido colectivamente va de alguna manera, pero ciertamente no del todo, para mantener 1,5 al alcance».
Andersen de vuelta, arremetió. Dijo que no se ha logrado ninguno de los tres criterios principales de la ONU para el éxito de las conversaciones climáticas. Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero aproximadamente a la mitad para 2030 y asegurar 100.000 millones de dólares al año en ayuda de los países ricos a los pobres. Y tener la mitad de ese dinero para que las naciones en desarrollo se adapten a los peores daños del calentamiento global.
El segundo análisis de Climate Action Tracker advierte que, según los objetivos presentados, el mundo ahora está en camino de calentar 2,4 grados Celsius desde la época preindustrial al final de este siglo. Un punto muy lejano del límite general del acuerdo climático de París de 2015 de 1,5 grados Celsius y su límite de retorno de 2 grados Celsius.
Dado lo que se ha prometido, «es probable que estemos en 2,4 grados, que es un cambio climático catastrófico. Y está muy, muy lejos de los objetivos del Acuerdo de París», dijo el científico climático Niklas Hohne del New Climate Institute and the Climate Action.
Rusia y China, ausentes y distantes de la meta
Los presidentes de Rusia y China no asistieron a la cumbre. Enviaron a sus delegados con un paquete de promesas y compromisos en la COP26. Sin embargo, el expresidente de Estados Unidos Barack Obama, presente en el encuentro, criticó duramente a los gobiernos de Vladimir Putin y Xi Jinping.
“No estamos ni cerca de donde debemos estar”, sentenció en su intervención. Obama, uno de los principales impulsores del Acuerdo de París, señaló que ha habido algunos avances desde entonces, pero lamentó que Rusia y China, con los que sumó fuerzas para lograr el histórico pacto se hayan distanciado de la meta.
«Es particularmente desalentador que los líderes de dos de los mayores emisores de gases contaminantes declinaran su asistencia a esta conferencia. Tan grave como sus planes nacionales, que reflejan lo que parece ser una peligrosa falta de urgencia y eso es lamentable», afirmó.
Asimismo indicó que “todos tenemos un papel que desempeñar. Todos tenemos trabajo que hacer. Todos tenemos sacrificios por el clima. Pero quienes vivimos en naciones ricas y que ayudamos a precipitar el problema, tenemos una carga adicional», subrayó.
El exmandatario también reconoció que su país retrocedió en los objetivos al retirarse del pacto ambiental por decisión de Donald Trump. Indicó que con Joe Biden en la Casa Blanca, «Estados Unidos ha vuelto» a encabezar los esfuerzos climáticos.
Isla rusa neutral de carbono en 2025
«No estamos de acuerdo» con las acusaciones de Washington, afirmó desde Moscú el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. Aseguró que Rusia está actuando contra el cambio climático con acciones «coherentes, reflexionadas y serias», pese a que el presidente Vladimir Putin no acudiese a la cumbre.
Una de las promesas de Rusia, no debatidas en la COP26, es adelantar un plan forestal. Una isla rusa al norte de Japón se ha convertido en un campo de pruebas para los esfuerzos de Moscú por reconciliar su industria de combustibles fósiles con frenar el cambio climático.
Más de dos tercios de la isla Sakhalin está cubierta de bosques. Las autoridades se han fijado el ambicioso objetivo de hacer que la isla, la más grande de Rusia, sea neutral en carbono para 2025.
El crecimiento de los árboles absorberá tanto dióxido de carbono que calienta el planeta como el medio millón de residentes de la isla y sus negocios producen. Una idea que el gobierno ruso espera aplicar a todo el país, que tiene más áreas boscosas que cualquier otra nación.
«La estructura económica de Sakhalin y la gran parte de las tierras forestales en el territorio y la distribución del balance de carbono reflejan la situación general en Rusia. Los resultados del experimento en Sakhalin serán representativos y aplicables a toda la Federación de Rusia», indicó Dinara Gershinkova, asesora del gobernador de Sakhalin sobre clima y desarrollo sostenible.
En 2020, Putin reconoció que el cambio climático «requiere acciones reales y mucha más atención». Desde entonces ha tratado de posicionar al mayor exportador de combustibles fósiles del mundo como líder en la lucha contra el calentamiento global. Los vastos bosques del país son clave para esta idea.
Creatividad y arrojo, todo por el clima del planeta
El fin de semana pasado, las calles de Glasgow fueron literalmente tomadas por activistas y ciudadanos. Todos, en una sola voz, reclamaron a los líderes del mundo una acción climática más enérgica.
Sin importar edad, religión o condición social, todos se lanzaron a recorrer por más de cinco horas, calles y avenidas, hasta aproximarse a la sede de la cumbre. En la COP26, puertas adentro, gobiernos e instituciones hacen promesas y compromisos por frenar el calentamiento global.
Fuera, una multitud de ciudadanos exigen un planeta más saludable y vivible. Greta Thumberg, ya con 18 años años cumplidos, repudió con otros activistas la actuación de los gobiernos. Micrófono en mano dijo que la conferencia sobre el cambio climático era «un fracaso», en sus negociaciones.
«Es una celebración de dos semanas del ‘aquí no pasa nada’ y del ‘bla bla bla’. Esto ya no es una conferencia del clima sino un festival de lavado de imagen del norte global», añadió.
Además, estuvieron presentes los «Red Rebels». Un grupo internacional de activistas de performance de Gran Bretaña que llaman la atención sobre la crisis medioambiental mundial con impresionantes trajes y maquillajes. Pero sobre todo, con un mensaje muy claro: Salvar la Tierra. Son vistos y aplaudido, y reseñados por los medios y redes. Pero ¿los escuchan quienes tienen el poder de decidir?
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