Por Ana Bedia
07/12/2015
El papa Francisco, tras los atentados de París del 13 de noviembre, hizo unas contundentes declaraciones. Afirmó que Occidente ya está en guerra… una especie de «tercera guerra mundial» que se desarrolla por partes mediante «crímenes, masacres y destrucciones». Y es que la barbarie sin límites del autodenominado Estado Islámico (EI) mantiene en jaque a los servicios secretos de medio mundo tratando de anticiparse a sus pasos para evitar atentados.
El Gobierno socialista de François Hollande ha optado por responder a los terroristas con mano dura y ha lanzado bombardeos en Siria e Irak, efectuado registros y detenciones y promovido polémicos cambios en la Constitución. En su lucha contra el EI, ha pedido apoyo internacional. Alemania, Gran Bretaña, Estados Unidos y Rusia ya se han pronunciado. ¿Y qué sucede con España? ¿Por qué el presidente Mariano Rajoy no ha concretado cuál será su aportación para dar respuesta al EI? Es muy simple: estamos en pleno proceso electoral.
El Gobierno de Mariano Rajoy se mantiene cauto por la inminencia del 20D y por el recuerdo del movimiento antibelicista que, en 2004, se volvió contra su partido en las urnas. Su único paso ha sido convocar al resto de formaciones para que se sumaran al pacto antiyihadista -previamente firmado por el PP y el PSOE- y mostrar unidad contra el terrorismo. Fue el 26 de noviembre, casi diez meses después de que fuera suscrito por Mariano Rajoy y por el líder socialista, Pedro Sánchez, cuando se adhirieron siete firmantes nuevos: Ciudadanos, UCD, UPyD, CC, UPN, PAR y Foro Asturias. Izquierda Unida, Podemos, CDC y PNV no lo suscribieron.
En paralelo, el manifiesto contra la guerra “No en nuestro nombre” – que pide no intervenir en Siria tras los ataques de París- también consiguió adhesiones. Entre quienes han dado su apoyo a ese manifiesto están los alcaldes de Madrid, Barcelona y Cádiz, Manuela Carmena, Ada Colau y José María González, respectivamente. Y el secretario político y responsable de campaña de Podemos, Íñigo Errejón.
Pese a esta situación de alerta global y a que la lucha contra el terrorismo será uno de los retos del nuevo Gobierno que salga de las urnas el 20D, los distintos partidos dedican pocas líneas en sus programas a esta materia. En general, las formaciones reconocen su importancia, abogan por el consenso y por la cooperación internacional y prometen un aumento de efectivos contra el terrorismo y atacar a sus vías de financiación.
El PP incluye en su programa un apartado dedicado exclusivamente al terrorismo yihadista dentro del bloque “La España que queremos”. Para la formación “es uno de los mayores retos globales de nuestro tiempo” y afirma que “utilizará todos los medios al alcance del Estado de Derecho para reforzar la seguridad de todos”.
En la lucha contra el terrorismo habla de la importancia del consenso de las fuerzas políticas y menciona expresamente el pacto firmado con el PSOE. Con respecto al ámbito internacional, alude únicamente a la cooperación y al compromiso de España con socios y aliados, además de la aportación a las misiones internacionales dentro de la Ley de Defensa Nacional. Además, el partido se compromete a «potenciar el personal y los medios tecnológicos de los Servicios de Información de las Fuerzas de Seguridad, priorizando el desarrollo del I+D en nuevas tecnologías al servicio de la lucha contra el terrorismo”, y a desarrollar estrategias para la prevención de la radicalización. Sobre las víctimas, anuncia la creación de “una sede del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo en Madrid».
El PSOE también destaca que “el DAESH se ha convertido en la principal amenaza para la seguridad mundial” y la importancia de la unión de las fuerzas políticas frente al terrorismo. El partido afirma que la lucha contra esta lacra “exige coordinación europea e internacional”. Como medidas propone: Incrementar efectivos, “reorientar la estrategia contra el terrorismo para hacer frente al terrorismo internacional y a las formas más violentas” y restablecer el Centro Nacional de Coordinación Antiterrorista (CNCA), unificándolo con el Plan de Protección y Prevención antiterrorista.
Los socialistas además hablan de “caminar hacia unas Fuerzas Armadas Europeas”, favorecer la creación de un organismo coordinador de inteligencia en la Unión Europea, apoyar la coalición global contra el autodenominado DAESH y suprimir todas las fuentes de financiación del terrorismo.
El partido de Pablo Iglesias no menciona en su programa la palabra “terrorismo” ni al Estado Islámico. No obstante, según lo explicado por su líder en sus diferentes intervenciones televisivas, la puesta en marcha mecanismos para acabar con sus vías de financiación, como la creación de una Agencia Internacional de Control de Paraísos Fiscales y la eliminación del secreto bancario para seguir el rastro de la financiación, serán sus armas para luchar contra el terrorismo global.
Sobre la intervención de España en conflictos armados, la formación señala que impulsará “consultas ciudadanas sobre la participación de nuestras Fuerzas Armadas en operaciones militares internacionales de calado”. Y aclara que “esta participación será siempre conforme al derecho internacional y deberá contar con la autorización de la ONU”.
El partido liderado por Albert Rivera se centra en destacar la importancia de la cooperación internacional, sin concretar sus medidas. Así, se marca como “objetivo clave en política exterior apoyar todas las iniciativas multilaterales -bajo el mandato de la ONU- que sirvan para mejorar la estabilidad en el norte de África y Oriente Medio” y asumir “nuestra responsabilidad solidaria con nuestros socios europeos y de la OTAN ”. La formación matiza que “la participación de España debe estar supeditada al cumplimiento del mandato internacional, ser aprobada por el Congreso y responder a nuestras capacidades e intereses”.
Ciudadanos se compromete a elaborar “un Plan de Prevención de la Radicalización de colectivos susceptibles de captación” y asegura que dotará de todos los medios necesarios a las Fuerzas de Seguridad “para responder y prevenir” el terrorismo.
Como en la mayoría de los programas analizados, la lucha contra el terrorismo global se encuentra al final del documento. Unidad Popular lo hace en el bloque titulado “Emigración y refugio. Paz y solidaridad” y se compromete “a luchar contra el terrorismo desde sus causas y con el derecho internacional”. Además aclara que “contra el terrorismo no hay atajos y no puede servir de excusa para retroceder en derechos a cambio de seguridad”.
IU-Unidad Popular denuncia en su programa que “la guerra antiterrorista se convierte en un magnífico instrumento para dominar territorios ricos en gas, petróleo, uranio, agua, nuevos materiales como el coltán etc. y ponerlas en manos de las multinacionales, también para desplegar tropas y establecer nuevas instalaciones militares a partir de las necesidades geoestratégicas de los EEUU y sus aliados”. Por ello aboga por incentivar el desarme, reducir el gasto militar y es una de las causas por la que defiende una “salida inmediata de la OTAN”.
La formación cuenta con un pequeño apartado -con seis propuestas- dedicado a la lucha contra el terrorismo, pero lo basa en ETA. Sólo habla en dos puntos del terrorismo global y al final del bloque, en los que dice que penalizará el negacionismo de cualquier genocidio o crimen terrorista y que impulsará en el ámbito de las Naciones Unidas la adopción de un Convenio Global contra el Terrorismo.
En su programa no aparece ninguna mención expresa a Siria ni al Estado Islámico.