Desde su fundación en 1961 el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas se dedica a combatir el hambre en el mundo. La labor ha sido premiada con el Nobel de la Paz 2020 por su esfuerzo en distribuir alimentos a refugiados y desplazados en situación de alto riesgo por los conflictos armados. La circunstancia se ha acentuado por la pandemia.
El PMA es la organización humanitaria más grande del mundo que se ocupa del hambre y fomenta la seguridad alimentaria. En 2019 brindó asistencia a más de 100 millones de personas en 88 países. Es la cifra más alta en muchos años debido a las guerras y a los millones de migrantes que huyen de sus países en busca de mejores condiciones de vida.
El comité noruego que concede el Nobel de la Paz, presidido por Berit Reiss-Andersen, reconoció al PMA “por su esfuerzo en la lucha contra el hambre. Por su contribución a mejorar las condiciones de paz en las zonas golpeadas por conflictos. Por actuar para evitar el uso del hambre como arma de guerra y de conflicto”.
Asimismo, destacó que “la pandemia ha contribuido a un fuerte repunte del número de víctimas del hambre en el mundo”.
La situación de Yemen, la República Democrática del Congo, Nigeria, Sudán del Sur y Burkina Faso es preocupante. “Un conflicto violento, aunado a la pandemia, ha conllevado un fuerte aumento del número de personas que viven al borde de la inanición”, señaló.
Con respecto a la crisis sanitaria, el Programa Mundial de Alimentos ha demostrado una gran capacidad para intensificar sus labores. Como ha dicho la propia organización: “Hasta el día en que tengamos una vacuna médica, la comida es la mejor vacuna contra el caos”.
En ese sentido, el comité enfatizó en que brindar asistencia para aumentar la seguridad alimentaria no solo previene el hambre, sino que puede mejorar las perspectivas de estabilidad y paz. El PMA ha tomado la iniciativa de combinar el trabajo humanitario con el esfuerzo de paz a través de proyectos pioneros en América del Sur, África y Asia.
Nobel de la Paz para el PMA por su solidaridad humanitaria
El director ejecutivo del PMA, David Beasley, indicó que el Nobel de la Paz no es solo de la organización. “Trabajamos en estrecha colaboración con Gobiernos, organizaciones y socios del sector privado, cuya pasión por ayudar a los más vulnerables es igual a la nuestra. No podríamos ayudar a nadie sin ellos. Somos una agencia operativa, y el trabajo diario de nuestro personal está impulsado por nuestros valores fundamentales de integridad, humanidad e inclusión”.
A su vez, argumentó: “Donde hay conflicto, hay hambre. Y donde hay hambre, a menudo hay conflicto. Hoy es un recordatorio de que la seguridad alimentaria, la paz y la estabilidad van de la mano. Sin paz, no podemos lograr nuestro objetivo global de hambre cero. Mientras haya hambre, nunca tendremos un mundo pacífico”.
António Guterres, secretario general de la ONU, mostró su satisfacción por la concesión del premio al PMA. En “un mundo de abundancia, es inconcebible que cientos de millones de personas se acuesten cada noche con hambre”. A esa cifra hay que añadirle la gente que se encuentra “en el abismo de la hambruna debido a la pandemia de la COVID-19”.
El titular de las Naciones Unidas destacó que las operaciones del PMA están por encima de la esfera política y que el motor de sus operaciones son las necesidades humanitarias.
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