Desde el 18 de diciembre del suelo de la península islandesa de Reykjanes brota roca fundida. Tras 800 años de tranquilidad las erupciones volcánicas de Islandia han vuelto, evidenciando el despertar de sus volcanes una vez más. Un evento sorprendente y aterrador que permite a los científicos acceder a los secretos más profundos del planeta.
La historia volcánica de Islandia se remonta a siglos atrás. Es una parte integral de su geología y cultura. Desde su colonización alrededor del año 900 d.C., alrededor de 18 volcanes han entrado en erupción. Entre los eventos más notables se encuentra la erupción de Eldfell en 1973, que causó daños significativos en Heimaey.
El Eyjafjallajokull, que hizo erupción en Islandia en 2010, ha sido el volcán más devastador de los tiempos recientes. Su erupción generó nubes de ceniza que cubrieron gran parte de Europa. Otros eventos importantes incluyen la erupción de Grímsvötn en 2011, que afectó el transporte en Europa, y la erupción de Fagradalsfjall en 2021, que fue la primera erupción en el Geoparque Global de la UNESCO en Islandia en más de 800 años.
La actividad volcánica es un tema relevante en Islandia. Científicos y sismólogos utilizando dispositivos de monitoreo constante para prevenir y advertir sobre posibles erupciones. Existen sistemas de alerta para proteger a la población y minimizar los impactos de las erupciones. El país alberga alrededor de 130 volcanes. Su actividad es una parte esencial de la vida, con una erupción cada cuatro años aproximadamente.
Islandia, con su combinación única de geología y calor interno planetario, es un punto de interés por su actividad volcánica para los científicos del mundo. La plataforma de basalto de la isla actúa como un conducto para el magma del punto caliente, resultando en erupciones volcánicas, un fenómeno conocido como pluma del manto.
Isla de volcanes
Islandia, un pequeño país insular con 364 mil habitantes y 103.000 kilómetros cuadrados, es en realidad parte de una enorme montaña submarina. El 11% de la isla está cubierto por glaciares, otro 25% por lava, y el 64% restante por arena y zonas agrícolas. Su geografía única es el resultado de la interacción entre la actividad tectónica y geotérmica.
La isla está atravesada por la dorsal mesoatlántica, donde se concentra la mayor actividad geológica del planeta, manifestándose en frecuentes terremotos y erupciones volcánicas. De hecho, se registran un promedio de 26.000 terremotos al año. A pesar de su imprevisibilidad, con más de 130 volcanes, 30 de ellos activos, los islandeses han normalizado estos fenómenos, convirtiéndolos incluso en atracciones turísticas.
Las placas tectónicas de América del Norte y Eurasia se están separando a una velocidad de 20 mm al año, permitiendo que el magma ascienda desde el manto terrestre y forme una nueva corteza oceánica. Esto significa que Islandia se está dividiendo por la mitad desde el suroeste hasta el noroeste.
Las montañas submarinas de la cordillera islandesa tienen una altura media de 1.000 a 3.000 metros, muy por debajo de la superficie del océano Atlántico, que en esta región alcanza una profundidad de 8.000 metros. Sin embargo, en el caso de Islandia, la dorsal alcanza los 1.700 metros sobre el nivel del mar. Esta gran diferencia se debe a la interacción de la dorsal con lo que se conoce en geología como puntos calientes.
Visión única
Tras la erupción volcánica del 18 de diciembre pasado, la geoquímica Celine Lucie Mandon y su equipo de la Universidad de Islandia se encontraron en un paisaje iluminado por la lava incandescente. Su misión: recolectar muestras de lava y medir los gases volcánicos. La península de Reykjanes despertó en 2021 con la erupción del Fagradalsfjall, dormido durante casi 800 años. Desde entonces, seis erupciones han sacudido la región en tres años, lo que sugiere el inicio de un nuevo período de actividad volcánica.
Cada erupción proporciona una visión única de los procesos volcánicos subterráneos, ayudando a los investigadores a entender los orígenes del magma y la evolución del sistema volcánico. Sorprendentemente, se han descubierto similitudes químicas entre las lavas de cada erupción, lo que indica conexiones subterráneas en toda la península.
El aumento de la actividad volcánica también plantea preocupaciones para los habitantes de la región. Las recientes erupciones han ocurrido cerca de la ciudad de Grindavik y de la central eléctrica de Svartsengi, que suministra agua y electricidad a la mayor parte de Reykjanes. La erupción más reciente, el 8 de febrero, interrumpió el suministro de agua caliente a miles de residentes. Según la Oficina Meteorológica de Islandia, es probable que se produzca otra erupción en los próximos días.
Forjada en fuego volcánico
Islandia, forjada por el fuego volcánico, es uno de los pocos lugares donde la dorsal oceánica emerge sobre la superficie. Aquí, las placas tectónicas euroasiática y norteamericana se separan, permitiendo que la roca fundida surja y provoque erupciones. En el sureste de Islandia, esta dorsal se encuentra con un punto caliente, intensificando la actividad volcánica.
En la península de Reykjanes, lejos del punto caliente, las placas inclinadas forman fisuras que guían el magma hacia la superficie. Los volcanes de Reykjanes suelen erupcionar a través de estas fisuras, creando flujos de lava que recuerdan a las rayas de un tigre en un mapa.
El último período de actividad volcánica en Reykjanes ocurrió entre los años 800 y 1240 d.C. Desde entonces, los volcanes de la región han estado en silencio hasta finales de 2019, cuando los terremotos comenzaron a sacudir la península. A pesar de que inicialmente se pensó que no habría una erupción, la sismóloga Kristín Jónsdóttir de la Oficina Meteorológica de Islandia admitió que se equivocaron en sus predicciones.
Cronología
- 19 de marzo de 2021: la península de Reykjanes retumba a la vida con una erupción cerca de la montaña Fagradalsfjall.
- Agosto de 2022: una erupción en Meradalir llena un valle cercano de lava.
- Julio de 2023: la lava brota de una grieta de 800 metros de largo en Litli-Hrutur, al noreste de las dos erupciones anteriores.
- Diciembre de 2023: otra erupción brota de una fisura a 3.2 kilómetros al noreste de Grindavik, lanzando lava a cientos de metros de altura.
- 14 de enero de 2024: la lava penetra en la superficie aún más cerca de la ciudad de Grindavik. A pesar de un muro defensivo, una fractura se abre al sur del muro y la lava entra en la ciudad.
- 8 de febrero de 2024: se produce la tercera erupción desde diciembre del año anterior en el sureste de Islandia, engullendo una carretera y causando serios daños en la península de Reykjanes. Esta erupción se encuentra a unos cuatro kilómetros de Grindavik, que ya había tenido que ser evacuado semanas antes debido al aumento de la actividad volcánica.
Lava en la sangre
La historia volcánica de Islandia se remonta a los tiempos de los primeros asentamientos nórdicos, durante un período de intensa actividad volcánica en el siglo VIII. En torno al año 1000, durante un debate parlamentario sobre la conversión al cristianismo, la erupción activa fue vista por algunos como una señal de la ira de los dioses nórdicos.
Hoy en día, los científicos tienen un mayor entendimiento de las erupciones volcánicas. Sin embargo, el origen de la actividad volcánica cíclica de las Reykjanes cada mil años sigue siendo un misterio. Este patrón es difícil de estudiar ya que sólo los tres o cuatro últimos ciclos son visibles en la superficie.
Las erupciones de Reykjanes parecen alternarse: si un sistema volcánico se infla, los demás permanecen quietos. Esto sugiere una profunda conectividad del sistema, idea reforzada por recientes análisis geoquímicos. La lava que entró en erupción en 2021 tenía una composición “rara y extraña”, enriquecida en lo que se conoce como elementos incompatibles. Esta huella química única fue detectada en las erupciones de 2022, 2023 y dos veces más en 2024, lo que indica la presencia de magma en el subsuelo.
Misterios por develar
Aún no se comprende completamente cómo se produce el intercambio, pero la respuesta podría ser esencial para entender los ciclos de actividad volcánica de 1.000 años en Islandia. Una posibilidad es que existan numerosas pequeñas bolsas de magma bajo tierra que se llenan lentamente a medida que la roca fundida se filtra. Mientras las bolsas de magma se hinchan, pueden formar nuevas conexiones, moverse y fusionarse en depósitos más grandes que pueden llegar a entrar en erupción en la superficie. Otra posibilidad es una “oleada de magma”, en la que un tsunami de roca fundida desde el manto hasta el subsuelo despierta volcanes en toda la península.
Edward Marshall, geoquímico de la Universidad de Islandia y sus colegas están trabajando para datar cuándo se formó el magma, lo que podría ayudar a determinar cuánto tiempo permaneció la roca fundida en el manto antes de emerger a la superficie. Cada nueva erupción también promete aportar nuevas revelaciones que podrían ayudar a los científicos a comprender mejor los futuros riesgos volcánicos.
Aunque el potencial de futuras erupciones es alto, también lo es la promesa de futuros descubrimientos. Como dice Marshall, “Islandia es un escenario único en el que podemos ver cómo se desarrollan procesos que, en la mayoría de los lugares, siempre están ocultos”.
Electricidad geotérmica
Si un lugar ha sabido sacar provecho de sus volcanes, definitivamente es Islandia. La sinergia entre los volcanes y los glaciares ha dado lugar a impresionantes playas de arena negra y a la fertilización del suelo con ceniza volcánica. Los islandeses también han sabido utilizar los recursos de energía geotérmica generados por la actividad volcánica, contribuyendo a que sea uno de los países con menor contaminación del mundo.
Los ingenieros ahora están explorando la posibilidad de usar volcanes para generar electricidad, con el Krafla como caso de estudio. El proyecto, iniciado en 2017, tiene previsto comenzar su primera perforación en 2026. Un aspecto destacado del proyecto es la construcción de un túnel para acceder a la cámara magmática del volcán Krafla.
El propósito del túnel es proporcionar un acceso seguro y confiable a la cámara subterránea de magma del volcán. Esto permitirá la recopilación de muestras y la realización de investigaciones experimentales con dos objetivos clave: predecir desastres volcánicos y explorar formas más eficientes de aprovechar la energía geotérmica.
Situación privilegiada
Se espera que una segunda perforación siga en 2028, y que las instalaciones de medición y análisis estén operativas para 2030. Para generar electricidad a partir de una fuente de energía geotérmica, es necesario tener acceso a un yacimiento geotérmico, que debe ser geológicamente interesante y tener suficientes recursos para ser explotado.
Los yacimientos geotérmicos se clasifican según su nivel energético (entalpía). Los de alta entalpía, como el del volcán islandés que se planea perforar, pueden utilizarse para producir electricidad. Estos yacimientos alcanzan temperaturas superiores a los 150ºC, lo suficientemente altas para generar vapor de agua y operar un ciclo termodinámico similar al de una central térmica o nuclear.
Islandia está en una ubicación privilegiada para el aprovechamiento de la energía geotérmica. Más del 70% de la energía consumida en el país proviene de estas fuentes. Han logrado la autosuficiencia en la producción de electricidad combinando principalmente la geotermia con la generación hidroeléctrica. En su capital, Reykjavík, utilizan un sistema de calefacción que funciona con agua calentada con energía geotérmica. Después de ser utilizada para calentar los hogares, el agua se hace circular por las calles para derretir la nieve.
Escenario único
La reciente erupción volcánica en Islandia es seguida de cerca por científicos y vulcanólogos. Para la especialista en geoquímica de la Universidad de Islandia, Celine Lucie Mandon, la situación es “totalmente surrealista». Mientras que su colega Edward Marshall, encuentra sorprendente que los volcanes, a pesar de emerger en ubicaciones diversas, parecen estar conectados de alguna manera. El geofísico Halldór Geirsson agrega que “la historia geológica siempre se reinventa a sí misma», sugiriendo así que los sucesos geológicos actuales están construyendo sobre los del pasado.
«Islandia es un escenario único en el que podemos ver cómo se desarrollan procesos que, en la mayoría de los lugares, siempre están velados».
Edward Marshall
La sismóloga del Servicio Meteorológico de Islandia, Kristín Jónsdóttir resalta la imprevisibilidad de la actividad volcánica y la importancia de una vigilancia constante. Por lo que Edward Marshall anticipa que observaremos lentamente cómo Islandia se reorganiza para enfrentar nuevamente un periodo desafiante debido a los riesgos naturales.
A juicio de los expertos la actividad volcánica en Islandia es un “maravilloso experimento natural» que proporcionando una oportunidad única para estudiar directamente la geología en acción y comprender más acerca de estos poderosos fenómenos naturales.