Desde su ingreso a España por la zona fronteriza del Bidasoa, en 2010, su expansión ha sido indetenible. La avispa asiática, conocida también con el feroz nombre de avispa asesina es una amenaza para las abejas y un riesgo para las personas. Productores del norte del país han registrado pérdidas de hasta el 50% de sus abejas, víctimas de la “vespa velutina”.
Esta especie invasora llegó a España, por las provincias de Navarra y Guipúzcoa, procedente de Francia. Pero es originaria de China, el norte de la India e Indonesia. Tan diminuta, es capaz de destruir enjambres enteros de abejas y diezmar colmenas. Incluso ha atacado incluso a personas.
La Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (Anecpla) pide medidas coordinadas y contundentes frente a la “considerable” expansión de la avispa asiática. El propósito es evitar que se convierta en “un problema irreparable” en España.
Señala que en 2020 la avispa asiática causó la muerte por shocks anafilácticos a tres personas, luego de picarlas. Además de poner en riesgo los ecosistemas y afectar al bienestar de animales y medioambiente.
Su presencia es especialmente nociva para la biodiversidad natural. Este insecto puede capturar hasta 50 abejas al día, matándolas de golpe con su mandíbula. Luego las llevan a sus nidos para alimentar a sus larvas.
Estos animalillos son más pequeños que las avispas europeas. Las reinas pueden ser de 30 mm, los machos de 24 mm y los trabajadores de unos 20 mm. Tiene características patas amarillas y pecho negro. Todas tienen grandes aguijones con los que matan a sus presas y defienden sus nidos.
Amplio historial de las avispas asiáticas
Estas avispas asiáticas también disfrutan de los aires de Cantabria, Asturias, La Rioja, Cataluña y Baleares. De allí el encendido de alarmas ante su callada movilidad y temible expansión.
La directora general de Anecpla, Milagros Fernández de Lezeta, ha insistido en que, lamentablemente, las abejas son “uno de los alimentos preferidos” de estas avispas. Son las abejas “indispensables en el proceso de polinización. Y que éste se siga desarrollando con normalidad es fundamental para preservar los ecosistemas y la biodiversidad”.
A ello hay que sumar el “enorme” impacto económico sobre las explotaciones apícolas. Productores en la zona norte de España han registrado pérdidas de hasta el 50 % de sus abejas por las avispas velutinas.
La directiva se queja que “las Administraciones Públicas no siempre tienen todo lo presente que se debería a las empresas de la sanidad ambiental”. Y se adjudican labores de lucha contra esta especie a “trabajadores públicos. Como bomberos” que “en la mayoría de los casos no tienen la formación idónea”. No obstante, atajar el problema es posible.
En ese sentido, la asociación citó el caso de las Islas Baleares. El año pasado se convirtió en la primera región no sólo de España sino de Europa que lograba erradicar a esta peligrosa avispa. Cinco años después del primer avistamiento, en 2015. Un trabajo conjunto entre apicultores y científicos idearon trampas para hacer seguimiento a sus nidos y arrinconarlos.
Otro ejemplo reciente es Galicia donde a lo largo de 2020 ha sido posible eliminar más de 350 nidos con actividad, ubicados sobre todo en las copas de los árboles. Se adelantó un plan vigilancia y control que inició en 2014.
Algunas propuestas
Arturo Goldarazena, entomólogo del Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario, Neiker-Tecnalia, sugiere soluciones para dar con esas avispas asiáticas. Como potenciar una investigación científica dirigida a descubrir una “potente feromona sintética que, de forma efectiva, permita atraer y capturar masivamente ejemplares de Vespa Velutina. Y así reducir drásticamente sus poblaciones”.
Los especialistas apuestan por poder controlarlas de un modo efectivo si las distintas administraciones toman conciencia del problema.
También son importantes las inspecciones y las cuarentenas en los puertos sobre los cargamentos de materias y productos agrícolas. Entre los que se pueden ocultar especies invasoras como esta. Precisamente, la entrada en Europa de la avispa asiática se produjo a través de un cargamento de madera que fue desembarcado en 2004 en el puerto galo de Burdeos.
Sin embargo, Manuel Romero, vecino de Vimiazo, en A Coruña, es apuicultor y estaba preocupado por la acción terrible de estas avispas. Entonces ideó una fórmula sencilla para acabar con ellas. En una botella grande de plástico se ponen dos kilos de azúcar, una pastilla de levadura diluida en agua templada o caliente y un par de vasos de vermú rojo.
A la botella se le hace un agujero y las avispas entran en ella atraídas por los olores. Una vez dentro ya no pueden salir de la trampa.
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