Los agricultores españoles se enfrentan, de sol a sol, al cumplimiento de un sinfín de normas y supervisiones, al rigor de medidas fitosanitarios, pesada burocracia, competencia desleal externa, leyes de arrendamientos rústicos, normativas de la Unión Europea, adversidades del cambio climático. Y, como si fuera poco, al final de la jornada, los hombres del campo en España no reciben rentabilidad por su producción agrícola sino unos precios tan bajos, que desincentivan las duras labores de la tierra.
La queja se replica en varias regiones y en múltiples sectores. Productores de sandías, tomates, plátanos, arroz y otros cereales prefieren perder sus cosechas, regalarlas, quemarlas o echárselas al ganado antes que venderlas con un mínimo rendimiento. Empresas y organizaciones gremiales conocen del descontento.
España se consolida como la cuarta economía agroalimentaria de la UE. Aporta el 12,2 % del valor añadido comunitario del sector. Es el principal productor de cítricos, con una cuota de mercado del 53,6 %, aceite de oliva (41,7 %) y frutas frescas (19,7 %). También el cuarto país más exportador de productos agrícolas del bloque, con una cuota de mercado del 9,9 %, por detrás de Países Bajos, Alemania y Francia. Sin embargo, los agricultores españoles atraviesan un mal momento. No es la primera vez. Las tractoradas y movilizaciones de agricultores exigen reivindicaciones en precios y condiciones.
El campo andaluz vive una situación crítica. La falta de soluciones de las administraciones políticas sentó a una misma mesa medio centenar de representantes de cooperativas agroalimentarias de Andalucía, Asaja y COAG para trazar una estrategia común de lucha.
La producción agrícola en España a contracorriente
En el encuentro se abordó el terrible daño que hace la falta de control de los productos procedentes de terceros países que no ofrecen las garantías sanitarias y la necesidad de ayudas directas para afrontar las pérdidas de renta. Asaja señaló que se cuestionó la toma de decisiones en forma unilateral del Ministerio de Agricultura. Las quejas se repiten en otras comunidades y regiones de gran producción agrícola. En Valencia, los agrarios de l’Horta denuncian el bajo precio de los productos y piden reanudar los mercadillos en las Torres de Serranos, en el barrio de Campanar o en la Plaza de la Reina. Sin embargo, el Ayuntamiento negó los permisos para obligarlo a vender a pérdida sus productos.
Marc Ferri, miembro de Per l’Horta, explicó que los mercadillos son una oportunidad para vender sus productos a precios justos. También una manera de sensibilizar la ciudadanía.. Dijo que la negación del permiso supone un obstáculo injustificado a una actividad de carácter excepcional y reivindicativo para mostrar la crisis que sufrimos con los precios tan bajos de los productos agrícolas. «Las cebollas, por ejemplo, se están pagando a un precio irrisorio», apuntó.
José Alfonso Soria, un agricultor valenciano dedicado al cultivo de patatas, cebollas, naranjos y aguacates, decidió plantar sandías este año y contó a El Español que resultó un fracaso. Actualmente los intermediarios o las cooperativas están dispuestos a pagarle el kilo a 5 céntimos o, peor, no la quieren a ningún precio. Una de las principales razones es la sobreproducción que existe en Marruecos, con una gran producción en grandes superficies.
Detrás del precio justo
«La producción agrícola española se enfrenta a un tipo de competencia con la que no podemos competir», indicó Soria. Muchos de los productores que trabajan en Marruecos son empresas españolas que se aprovechan de las condiciones de trabajo, sin regulación alguna o laxas, que existe en el país vecino. Ganan mucho más dinero produciendo allí que aquí. Los sueldos son diferentes y las normas de calidad no son las que exige la UE. «No sé cómo hacen para vender en España, pero lo cierto es que esa sandía está desmarcando la de aquí», confió.
No no pasa solo con la sandía, también ocurre con los tomates y otros productos. La cooperativa que se encargaba de sacar la sandía de José Alfonso le ha dicho que no puede continuar haciéndolo. El coste que supone es superior al precio que va a obtener el agricultor.
En ese momento, Soria conoció Europa Agricult Product, una plataforma online, iniciativa de Pascual Cabedo, que tiene como objetivo pagar un precio justo a los agricultores, incluso más que en los supermercados. Paga a 40 céntimos el kilo de sandía, 35 céntimos más de le ofrecían pagar y puede cubrir los gastos que y además le puede quedar su jornal. «Por debajo de esos precios es imposible sobrevivir, para que me paguen 5 céntimos prefiero que se pudran en el campo», dijo.
Soria dispone de 7 días para vender la cosecha de 30.000 kilos de sandía. Ha vendido 5.000 kilos.
Grandes esfuerzos y bajas retribuciones
La producción agrícola en España tiene muchos desafíos y obstáculos. Durante los últimos 15 meses el precio del plátano de Canarias está en mínimos históricos. Los agricultores de ese territorio han tocado puertas sin obtener respuestas que los satisfagan. La Unión de Uniones, respaldada por su organización territorial Palca en Canarias, ha insistido en los procesos de revisión de la Ley de la Cadena Alimentaria que se incluyan herramientas que aseguren que los productores de plátano canario y los demás agricultores y ganaderos puedan obtener precios justos. Asimismo, cuestiona la postura de Asprocan. «Pareciera que su objetivo es que los compradores paguen precios inferiores a los costos de producción. Es inexcusable que Asprocan se oponga a que la ley garantice un precio justo para los agricultores.. El plátano canario no es el único que se enfrenta a importaciones agresivas y condiciones de mercado difíciles”, sostuvo la Unión.
En Andalucía, los almacenes de las cooperativas cerealistas cuentan estiman que la campaña 2024 que superará el promedio productivo que hubo entre 2019 y 2022. Dicen que se recuperará la producción cerealista en la comunidad. «Supera no sólo la catastrófica campaña 2023, sino el promedio de 2019-2022, que giró en torno a 1,6 millones de toneladas”, señala el presidente sectorial de cultivos herbáceos Alejandro Oliver. Sin embargo, lamentó el alza de los costes productivos y los bajos precios a los que se están cotizando los granos en las lonjas, lo que hace “muy difícil” alcanzar la rentabilidad en esos cultivos.