Por Cambio16
12/12/2015
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La cumbre del clima (COP21) de París ha aprobado el primer acuerdo universal de lucha contra el cambio climático, en el que cerca de 200 países, tanto desarrollados como en desarrollo, se comprometen de manera histórica a transitar de manera conjunta hacia una economía baja en carbono.
A las 19.26 hora local (18.26 GMT), el presidente de la COP21, Laurent Fabius, dio el esperado martillazo del consenso en el plenario de la cumbre y dijo: «Acabamos de hacer una cosa grande», en medio de los aplausos y abrazos de los presentes. El presidente francés, François Hollande, se incorporó nada más aprobarse el acuerdo y se fundió en un fuerte abrazo con el secretario de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, mientras al secretario de Estado estadounidense, John Kerry, se le caían lágrimas de emoción.
Para lograr el acuerdo que marca el inicio de un nuevo modelo de desarrollo han hecho falta veintiún años de cumbres del clima y doce meses de los más intensos esfuerzos diplomáticos que se hayan hecho en la historia. «Este es el acuerdo más complejo que se ha negociado nunca», han reconocido los secretarios tanto de Naciones Unidas como de la convención de cambio climático de la ONU, Christiana Figueres.
El acuerdo que se acaba de aprobar tiene como objetivo «mantener la temperatura media mundial muy por debajo de dos grados centígrados respecto a los niveles preindustriales«, aunque los países se comprometen a llevar a cabo «todos los esfuerzos necesarios» para que no rebase los 1,5 grados y evitar así «los impactos más catastróficos del cambio climático».
Para lograr ese objetivo, recoge compromisos nacionales de lucha contra el cambio climático de cada una de las 196 partes del acuerdo y obliga a los países tanto a rendir cuentas de su cumplimiento como a renovar sus contribuciones al alza cada cinco años.
Durante la presentación del texto, Laurent Fabius ya había manifestado que se trataba de un acuerdo es «ambicioso y equitativo» y que reflejaba la posición de todas las partes, con los principales elementos que todos querían, porque era «diferenciado, justo, durable, dinámico, y legalmente vinculante».
«Este acuerdo ayudará a proteger a los pequeños Estados insulares de la subida del nivel del mar, apoyará tecnológicamente al desarrollo de África, ayudará a Latinoamérica a proteger sus bosques, asistirá a los países petroleros en la diversificación del modelo energético y creará resiliencia para todos». Se trata, añadió Fabius, de un pacto «imprescindible para garantizar la seguridad alimentaria, la salud pública, los derechos fundamentales y la paz».
También aseguró que el acuerdo «hace un gran reconocimiento a la adaptación, al mecanismo de pérdidas y daños por el cambio climático, y a la acción climática antes de 2020», y todo ello «en base a las capacidades de cada uno». Y fija como suelo para la financiación climática un mínimo de 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020.