El Parlamento está en plena discusión de la ley mas importante del año: los Presupuestos Generales del Estado. En el clima político que vivimos, el debate sobre las cuentas del Estado ha vuelto a provocar una lamentable tormenta entre Gobierno y oposición.
Una tormenta que no favorece los intereses de nadie y menos del país.Llevamos tres años con unos presupuestos, los de Cristóbal Montoro, exministro de Hacienda de Mariano Rajoy, prorrogados, y que no tienen nada que ver con la situación de crisis profunda que vivimos.
Por eso, estos presupuestos son vitales y cruciales para abordar los efectos negativos de la pandemia, de la crisis sanitaria, social y económica que nos afecta de lleno.Se puede y de debe discutir y debatir las distintas partidas de estas cuentas, pero lo que no es de recibo es enrocarse en una oposición frontal, como lo hacen la derecha y extrema derecha, que muestran claramente su nula intención de arrimar el hombro
La debilidad del Gobierno de coalición complica aún más la aprobación de estos PGE y le obliga a buscar apoyos o socios molestos, como son los nacionalistas o separatistas. Este debate es falaz e interesado porque no se trata de quién apoye las cuentas, sino de cómo van a salir y cómo se van a aplicar. No hay otra salida porque no podemos estar un año más sin presupuestos que, además, son sociales, con gran gasto público en sanidad, educación y ciencia.
Es evidente que no solo se trata de gastar, sino de cómo se gasta. Por eso son imprescindibles y sería conveniente que cuenten con el mayor apoyo posible, inclusive, ¿por qué no?, de la bancada conservadora.
En este país hay mucho ruido, demasiado ruido. La gente esta muy machacada por la pandemia. Y el que se niegue a colaborar lo pagará en las urnas. Es más que probable que los Presupuestos Generales del Estado sean aprobados finalmente con o sin el apoyo de EH Bildu.
Será una buena noticia para todos y para el país porque, frente a los retos que nos esperan, y con el paraguas de Europa, no puede haber luchas partidistas, sino solidaridad, respaldo y apoyo, que no significa adhesión. Pero sí nos urge salir de esta grave crisis lo más unidos posibles. La situación de emergencia lo exige. Es el momento de la responsabilidad.
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