Una de las primeras llamadas que recibió la noche de este domingo el presidente electo de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, fue del mandatario de Estados Unidos, Donald Trump.
Luego de que oficialmente se anunciara su victoria con el 55 por ciento de los votos ante el izquierdista Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores, Trump habló con este congresista de 63 años.
Conversaron de «un fuerte compromiso de trabajar mano a mano» en asuntos que afectan a Brasil y Estados Unidos, además de otros temas, dijo la Casa Blanca.
«Acordamos que Brasil y Estados Unidos trabajarán estrechamente en Comercio, Defensa y todo lo demás», escribió el mandatario estadounidense.
Had a very good conversation with the newly elected President of Brazil, Jair Bolsonaro, who won his race by a substantial margin. We agreed that Brazil and the United States will work closely together on Trade, Military and everything else! Excellent call, wished him congrats!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) October 29, 2018
Ya públicamente en varias ocasiones, Bolsonaro se ha referido positivamente sobre Trump. En el mes de julio expresó que “al igual que él quiere hacer grande a Estados Unidos, yo quiero hacer grande a Brasil».
Asimismo, el año pasado también dio muestras de su estima hacia el líder de los republicanos.
«Trump enfrentó los mismos ataques a los que me enfrento: que soy un homófobo, un fascista, un racista, un nazi. Pero la gente creyó en su plataforma. Yo lo apoyaba».
Este domingo, luego de la conversación con el mandatario estadounidense, Bolsonaro expresó su deseo de avanzar juntos en el camino de la prosperidad.
Recebemos há pouco ligação do Presidente dos EUA, @realDonaldTrump nos parabenizando por esta eleição histórica! Manifestamos o desejo de aproximar ainda mais estas duas grande nações e avançarmos no caminho da liberdade e da prosperidade!
— Jair M. Bolsonaro (@jairbolsonaro) October 29, 2018
Maduro pidió retomar relaciones diplomáticas de respeto
Venezuela y Brasil mantuvieron relaciones muy estrechas por años, dado el acercamiento entre el presidente fallecido Hugo Chávez Frías con Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff. También las mantuvo luego Nicolás Maduro hasta la llegada de Michel Temer, a quien el Gobierno venezolano acusó de formar parte de un golpe de Estado contra la mandataria brasileña.
A través de un comunicado, Maduro pidió a Bolsonaro, «retomar» las «relaciones diplomáticas de respeto«.
«El Gobierno Bolivariano aprovecha la ocasión para exhortar al nuevo presidente electo de Brasil a retomar, como países vecinos, el camino de las relaciones diplomáticas de respeto, armonía, progreso e integración regional, por el bienestar de nuestros pueblos».
Asimismo, el mandatario venezolano felicitó «al pueblo» de Brasil «con motivo de la celebración cívica» de la segunda vuelta de los comicios, donde Bolsonaro logró el 55,13% de los votos válidos y el aspirante del PT 44,87%.
En el escrito difundido por las redes sociales, el presidente venezolano recordó que su Gobierno «ratifica su compromiso de continuar trabajando de la mano» del pueblo brasileño «en la lucha por un mundo más justo, multicéntrico y pluripolar, en el que prevalezca la libre autodeterminación de los pueblos y la no injerencia en los asuntos internos«.
El Presidente de la República Bolivariana de Venezuela @NicolasMaduro, extiende sus felicitaciones al pueblo del Brasil, por la celebración cívica de la 2da vuelta electoral, en la que resultó favorecido @jairbolsonaro como Presidente Electo de ese hermano país. pic.twitter.com/46HtNRySkB
— Jorge Arreaza M (@jaarreaza) October 28, 2018
Objetivos políticos
Su dura retórica contra los homosexuales, mujeres y minorías, así como sus alabanzas contra la dictadura militar, convirtieron a Bolsonaro en un hombre muy polémico. Inició la carrera por la presidencia como un «outsider«. Desde un primer momento atacó lo que él considera un sistema político corrupto que olvidó a los ciudadanos comunes.
Se comprometió a pacificar a una nación aquejada por el crimen y la corrupción respetando la democracia y la Constitución. También en que tomará una dirección radicalmente nueva en política que va desde la lucha contra la delincuencia y la reducción de la intromisión del Estado en la economía, hasta facilitar la explotación de las tierras indígenas.
Entre sus principales objetivos políticos están los siguientes:
Lucha contra la corrupción:
Los últimos cuatro años han estado cargados de escándalos de corrupción en Brasil. Por ello dijo que fomentará nuevas investigaciones sobre corrupción y que terminará con el tira y afloja entre el gobierno y los partidos políticos. Según él una fuente importante de acuerdos secretos y favoritismo. Se comprometió a reducir el número de ministerios en Brasilia de 29 a 15 y a nombrar en su gabinete a varios generales retirados.
Privatizaciones:
Unidades de la petrolera Petroleo Brasileiro SA (Petrobras) y la empresa de energía eléctrica Centrais Eletricas Brasileiras SA (Eletrobras) pasarían a manos privadas.
Reforma de pensiones:
Reformará el costoso sistema de pensiones de Brasil para reducir el déficit presupuestario. Se trata de una importante promesa simbólica para muchos inversores. Sin embargo, no ha sido claro sobre los detalles de su plan, aparte de decir que difiere de la propuesta del último gobierno. También propuso una revisión del régimen fiscal, que incluye un gravamen a la renta fija y menores impuestos sobre las nóminas.
Mano dura contra el delito:
Le otorgará a la policía más autonomía para abrir fuego contra presuntos delincuentes, con el fin de enfrentar el aumento de la delincuencia y la violencia en las ciudades brasileñas. El país contabiliza más de 60.000 muertes por disparos al año. Quiere enmendar las leyes para facilitar que los brasileños porten armas.
También pretende involucrar más activamente al gobierno federal en la seguridad pública, por la que los gobiernos estatales han sido responsables tradicionalmente. Dijo que quiere usar el Ejército para patrullas de rutina en las calles de la ciudad, algo que algunos oficiales militares de alto rango ven con desconfianza, reseñó Reuters.
Cambio en política exterior:
China se ha convertido en el mayor socio comercial de Brasil en los últimos años, con 75.000 millones de dólares en comercio bilateral en 2017. Bolsonaro ha descrito a Pekín como un depredador que busca dominar áreas económicas clave, pero está satisfecho con que China compre materias primas a Brasil como la soja. No así con las adquisiciones recientes en los sectores de energía e infraestructura, las que se comprometió a detener. Está dispuesto a mejorar los lazos con Washington. Dijo que trasladaría la embajada de Brasil en Israel a Jerusalén y cerraría una embajada palestina en Brasilia.
Priorizar la agricultura y la minería:
Aliado cercano del poderoso cabildeo agrícola de Brasil, se ha comprometido a detener las invasiones de tierras agrícolas por parte de tribus nativas y movimientos de campesinos sin tierra.
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