Por Anthony Boadle y Gram Slattery
Para el presidente electo de Brasil, el derechista Jair Bolsonaro, no es suficiente con atacar a los medios de prensa críticos casi a diario en las redes sociales. Cuando asuma el cargo, su intención es lograr su objetivo final.
Ahora que tendrá 500 millones de dólares en los presupuestos de marketing para el sector público a su discreción, el capitán en retiro del Ejército está amenazando con recortar la compra de anuncios en los grupos de medios adversarios, atacando los cimientos financieros de la prensa libre de Brasil.
Después de una campaña en la que Bolsonaro rechazó los reportajes de investigación como «noticias falsas» inventadas por un sistema corrupto y sus partidarios persiguieron a periodistas, las amenazas están empezando a preocupar en las salas de redacción del país.
Cuando le preguntaron en una entrevista televisiva la semana pasada si respetaría la libertad de prensa incluso para su mayor crítico, Folha de S.Paulo, el diario de mayor circulación de Brasil, la respuesta de Bolsonaro fue breve.
«Ese diario se acabó«, dijo.
En una tensa entrevista de TV Globo, el presidente electo afirmó que “en lo que a mí concierne con la publicidad del gobierno, la prensa que actúa así, mintiendo descaradamente, no tendrá ningún apoyo del gobierno federal«.
Aunque los fondos públicos son solo una fracción de los ingresos en la mayoría de los principales grupos de medios, la perspectiva de un presidente castigando la cobertura hostil ha puesto a muchos reporteros al límite.
Varios periodistas experimentados que trabajan para las empresas informativas más importantes de Brasil dijeron a Reuters en las últimas semanas que han empezado a suavizar sus críticas por temor a las represalias de un gobierno de Bolsonaro y la violencia de sus partidarios.
Más de 150 casos de reporteros amenazados
Los organismos que supervisan la prensa brasileña dijeron que ha habido una escalada de amenazas y agresiones contra los reporteros. El grupo de periodismo de investigación Abraji comenzó a rastrear los incidentes en las elecciones más polarizadas desde el regreso de la democracia en 1985, después de dos décadas de dictadura militar.
La mayoría de los ataques contra periodistas fueron obra de partidarios de Bolsonaro, según Abraji, que registró más de 150 casos de reporteros amenazados. Aproximadamente en la mitad hubo violencia física y el resto fueron campañas de odio en internet.
«Tratar a la prensa como un antagonista no es una táctica nueva, pero el tono agresivo y la frecuencia de los ataques de Bolsonaro son muy preocupantes«, dijo la coordinadora del grupo, Marina Atoji.
Los seguidores del presidente electo de Brasil dijeron que los medios brasileños tienen un sesgo izquierdista y han tenido que recurrir a las redes sociales para obtener noticias sobre él.
«Lo peor fue que intentaron crucificar a Bolsonaro por sus controvertidas declaraciones sobre mujeres, gays y negros», dijo Emilio Kerber, un mayor de la Fuerza Aérea que se postuló para el Congreso en la pequeña coalición del ultraderechista.
Más adelante sostuvo, que a pesar de eso, “Bolsonaro tiene millones de seguidores en las redes sociales y ganó de todos modos«.
Los asesores de prensa de Bolsonaro no respondieron a una solicitud de comentario. El presidente electo ha rechazado a todos los partidarios que recurren a la violencia. Dijo que respeta la libertad de prensa y solo pide que se ejerza con responsabilidad.
El precio a pagar
En la redacción de Folha es palpable la sensación de asedio.
El editor ejecutivo, Sérgio Dávila, dijo en una entrevista que el periódico ha tomado medidas de seguridad para proteger a sus reporteros tras el aluvión de críticas en las redes sociales por parte de los partidarios del presidente electo de Brasil. Esto a raíz de la publicación de un reporte sobre el uso de la plataforma de mensajería WhatsApp durante la campaña.
«Esta es la elección reciente más tensa, porque el uso masivo de las redes sociales ha significado que los periodistas estén más expuestos a los partidarios de los candidatos», dijo.
Dávila sostuvo que «los votantes de Bolsonaro son particularmente activos en las redes sociales«. Agregó que nunca había visto tantas críticas dirigidas contra periodistas individuales sobre historias específicas.
Tras su victoria electoral, Bolsonaro dijo que los grupos de medios que difundieron mentiras se quedarán sin publicidad del gobierno federal, que totalizó 1.800 millones de reales (487 millones de dólares) en 2017, incluidos los anuncios de empresas estatales.
TV Globo, que domina desde hace tiempo los medios de comunicación brasileños y ha dado forma al debate público con su vasta audiencia, recibe menos del 4 por ciento de sus ingresos anuales con fondos del gobierno, manifestó el grupo en un comunicado. Folha señaló que la publicidad del sector público es inferior al 5 por ciento de los ingresos.
Censura previa versus periodismo crítico
Pese a todo, muchos grupos de medios más pequeños han tratado a Bolsonaro con entrevistas amistosas y una cobertura menos agresiva. Eso ha avivado las tensiones en algunos lugares.
En Radio Guaiba, en la ciudad de Porto Alegre, el veterano locutor Juremir Machado salió del estudio al aire al final de una entrevista con Bolsonaro, acusando censura. Dijo que no se le permitió hacer preguntas y abandonó el programa.
Después de que el multimillonario magnate de los medios y predicador Edir Macedo apoyó a Bolsonaro, su red Record TV aumentó la cobertura de los mítines del político derechista. Se intensificaron las críticas contra el rival izquierdista Fernando Haddad y se presentaron historias de corrupción en su Partido de los Trabajadores, dijo un exempleado que solicitó permanecer en el anonimato por temor a represalias.
Grupo Record no respondió a una solicitud de comentario.
Su cadena llamó la atención tres días antes de la primera vuelta de las elecciones al transmitir una entrevista exclusiva con Bolsonaro en el mismo momento en que el canal rival TV Globo emitía un debate presidencial al que el candidato no quiso asistir por razones médicas. Esa noche, el noticiero de Record TV tuvo su mejor audiencia del año hasta la fecha.
Otros medios están descubriendo que hay una audiencia para una cobertura más agresiva. Dávila dijo que en las últimas semanas Folha ha visto un aumento en las suscripciones.
«No fue algo que pedimos. No fue una campaña organizada por el periódico», agregó.
Para el editor ejecutivo, la respuesta fue por solidaridad.
«Básicamente dijeron: ‘Folha hace periodismo crítico. Bolsonaro está atacando a Folha. Voy a suscribirme a Folha por solidaridad«.
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