Stefan Armborst [BONA ONA, Asociación de información y divulgación sobre las radiaciones no ionizantes en las Islas Baleares, www.bonaona.org, bonaona@bonaona.org]
Las siguientes dos preguntas suenan, a primera vista, heréticas frente al discurso mediático-político unísono de la “nueva normalidad”.
Primera:
¿El despliegue de la tecnología 5G (a la que le seguiría la 6G) en todo el territorio de España servirá realmente para mejorar la comunicación inalámbrica existente o será la base tecnológica para la vigilancia, el control social y la manipulación totalitaria de nuestra vida?
Segunda:
¿El “pasaporte covid” servirá para establecer un sistema de identificación que implementará –vía Inteligencia Artificial y digitalización completa de las relaciones financieras y sociales– el control totalitario sobre cada individuo que les permitirán someterte, sancionarte o excluirte de un momento a otro?
Desde un enfoque en la defensa solidaria de las libertades fundamentales, existen varias maneras de interpretar lo que nos ha pasado en los dos últimos años.
Desde los años ochenta el sistema de producción expulsa más mano de obra de la que absorbe. La economía real es cada vez menos atractiva para los grandes inversores que ambicionan rendimientos lucrativos rápidos en la esfera especulativa. Y esto no solo crea mano de obra superflua para el sistema, sino que aumenta la probabilidad de crisis y derrumbes de la economía global generados por las burbujas financieras.
Antes de la pandemia de covid, la economía mundial estaba al borde de un colapso mayor que el derrumbe de 2008. Como describe el análisis de Fabio Vighi [1] , el confinamiento de grandes partes de la población activa mundial fue una estrategia para “enfriar la economía real” que permitió la canalización de ingentes sumas de dinero nuevo de los bancos centrales al sector financiero.
Al mismo tiempo se refuerza la tendencia de los salarios a la baja, la creciente aniquilación de la clase media y mayores ingresos para el segmento multimillonario de la población y, sobre todo, para el “megacartel farmacéutico”, con programas de vacunación financiadas con dinero público. Aquí se destaca Bill Gates, el mayor fabricante de vacunas que convirtió el mundo en “un mercado cautivo” liderando, según define la ONG norteamericana Childrens Health Defense, que lidera Robert F. Kennedy, como “la empresa criminal más significativa de la historia de la humanidad”.[2]
Hay otra crisis más profunda y que todo el planeta padece por la ferocidad con que el modo de producción “ecocida” destroza y aniquila las bases de la vida en el planeta. “Matar nuestro propio hogar”[3] forma parte de su business as usual. Ellos no ignoraban el camino al colapso al que sus decisiones nos llevaban, peor, lo provocan intencionadamente.
Quien quiera echar un vistazo de cómo se vive hoy en un país como México: “El informe de la Caravana sobre los impactos sociales y ambientales de las empresas transnacionales y el libre comercio en México (…) indica que el territorio mexicano es para múltiples empresas transnacionales un paraíso industrial, mientras que para sus propios habitantes se ha convertido en un infierno ambiental.”[4] Lo nuevo es que ahora socavan las bases en que se sustentaba su reino de permanente acumulación y expansión: “la naturaleza barata”.[5]
En la COP26 en Escocia, el príncipe Carlos dijo que «el tiempo se ha agotado literalmente” y que corresponderá a las naciones más ricas organizar “una vasta campaña de tipo militar” con “millones a su disposición” para «poder liderar la “transformación radical de la actual economía basada en los combustibles fósiles a una que sea genuinamente renovable y sostenible”.[6]
Detrás de estas palabras no hay intención de terminar la destrucción calculada o planeada de la vida en la Tierra. Es otro escalón en la “guerra contra la Vida” (Yayo Herrero), que ya produce miles y miles de muertos, refugiados, hambre y destrucción de biodiversidad y formas de vida humanas y de otros seres vivos.
La “lucha contra el cambio climático”, que es innegable y real, se convierte ahora en un arma de guerra global, en pro del mantenimiento de las estructuras de poder, enriquecimiento infinito y control y manipulación a escala inédita para seguir “su programa”. Ellos sabían del colapso ecológico-social, lo preveían, lo provocaron y ahora lo explotan ideológicamente presentándose como adalides de un “gran reseteo” (Foro Económico Mundial), aparentemente en favor de la supervivencia de “la humanidad”.
¿A esa minoría dominante le interesa la humanidad? ¿Para qué y por el interés de quién? A través del “estado de emergencia” continuo pretenden instaurar un capitalismo neo-feudal, al que solo pocos tendrán el controvertido “privilegio” de pertenecer. Se trata de romper la frontera entre ser humano y máquina mediante la Inteligencia Artificial como corazón de la IV Revolución Industrial.
La 5G se instala, aunque reventemos
Volvamos a la pregunta inicial. Mientras Europa NO se prepara para el tiempo con apagones en las redes eléctricas centralizadas debido a la actual y futura disminución de las cantidades de gas metano suministrado por Rusia y Argelia[7]; mientras globalmente hemos entrado en una fase de emergencia alimentaria, con posibles efectos mariposa incalculables que rápidamente podrán dar al traste con este sistema globalizado tan interdependiente y frágil como el de la producción y distribución industrial-fosilista de alimentos[8]; y el racionamiento del diésel es solo cuestión de tiempo, pero hay una noticia peor: continuar con el despliegue de la tecnología 5G.
Vodafone quiere instalar antenas 5G en los molinos eólicos rurales.[9] Las operadoras móviles han conseguido en la recién aprobada Ley General de Telecomunicaciones un cheque en blanco del gobierno para instalar la nueva generación de antenas de telefonía móvil de pequeño tamaño que podrán ubicarse en farolas y otro mobiliario urbano sin pedir permiso ni pagar impuestos.[10]
La revolución tecnológica ahora se ha expandido al océano en forma de Internet of Underwater Things (IoUT), también conocido como Smart Ocean. Hay planes para que el océano se convierta en parte integral de una red mundial de infraestructura y objetos interconectados «inteligentes» que complementarán los satélites en los cielos y las antenas parabólicas y antenas parabólicas 4G / 5G en tierra. Se está invirtiendo dinero en la investigación y el desarrollo de nuevas aplicaciones e infraestructura que permitirán una conectividad total en el océano, la Tierra y los cielos.[11]
¿Por qué este desmesurado afán de gastar tiempo, dinero, producción industrial de microchips, metales, minerales, plásticos especiales, todos materiales que empiezan a enrarecer y a encarecer en la faz de un planeta tan esquilmado?
El smart planet no es otra cosa que realizar el objetivo principal escondido de las Agendas 21 y 2030 de la ONU: una nueva política de planificación territorial que, bajo el pretexto de la “sostenibilidad” (equivalente a “rentabilidad”), implica preparar el terreno para convertir el planeta en “centro de producción”; es decir, con la ayuda de la IA, apropiarse de los recursos de la tierra, de su fauna y flora, de su subsuelo, del mar y sus fondos marinos, etc. De todos, absolutamente todos.
Para lograr ese drástico objetivo, los seres humanos molestan y su destino es hacinarse en las smart cities, cárceles con barrotes digitales invisibles. ¿Será esta la “transición ecológica” que tienen previsto para el selecto rebaño que sobrevivirá a microondas, chemtrails, grafeno, fluor, nanopartículas, metales pesados y un largo etcétera, para no olvidarse del mayor de los inmuno-depresores: el miedo?
“Centralización de poder, recorte de libertades personales e individuales, hacer a la población dependiente del estado, reducir libertad de expresión, derechos de asociación o manifestación, aumento de la vigilancia, aumento de la represión física o con leyes, multas o encarcelamientos. Dificultar independencia económica, debilitar la salud de las personas (…) La pandemia es para los manipuladores solo un medio para traumatizar a la población para avanzar en sus fases de sometimiento, debilitamiento ciudadano y toma de control.”[12]
La razón de los pasaportes con QR
Estos “pasa-puertas” no son pasaportes de vacunas. Son pasaportes de datos. No hay ninguna razón médica detrás de ellos. Se trata de un sistema de identificación al que se accede mediante la vacunación “anti-covid”.
Conforme este tipo de app se vaya “actualizando” y adaptando a las nuevas directrices y protocolos, se van recopilando los datos y supervisando las finanzas individuales, en asociación con un nuevo sistema financiero digital. Es un sistema de bonificación y sanción, gestiona la participación social y la condiciona desde la adaptabilidad y obediencia a la “normalidad” en curso. Libertad condicional de por vida por “libre decisión” del individuo como nueva regla del juego.
Mediante un sistema de “créditos sociales” se manipula el comportamiento “social” de las personas usuarias programadas psicológicamente. Son “pasaportes” de identificación personal que permitirán la inclusión o la exclusión de ciertos aspectos de la vida social, los viajes, el ocio el consumo, y más adelante, podría ser de la educación, el trabajo, etc.
¿Qué hace posible que una mayoría de la población acepte estas “soluciones” que restringen las libertades a cambio de “evitar un mal mayor”? Nadie que tenga un mínimo de raciocino y sentido cívico-democrático las hubiera aceptado, a no ser que estuviera emocionalmente sometido a este condicionamiento organizado.
Puede suceder porque nuestras sociedades modernas fueron plagadas de carencias, de aislamiento social y de falta de comunidad. También de estados emocionales cada vez más “normales”, como la ausencia de sentido, el descontento, la ansiedad, la frustración y la agresión, requisitos previos para que cuaje y sea creíble una “historia con la que se identifique y explique el origen o la causa de la ansiedad y, al mismo tiempo, se ofrezca una estrategia para abordarla y neutralizar esta causa”.[13]
La posible salida del “transhumanismo” de corte tecno-fascista
Así se podría allanar el camino hacia un nuevo régimen totalitario con sus cortinas de humo que aumentará todavía más los malestares anímico-sociales, hasta que las masas, en su “miedo a la libertad” (Erich Fromm), se alejan del todo de lo que es la esencia y la condición humana, sometiéndose voluntariamente a actos de suma crueldad y alienación. Se combina el desprecio de uno mismo con el desprecio hacia los demás (los otros, los diferentes) a grados que parecían inimaginables.
En esta “gran bifurcación” en que nos encontramos en casi todos los niveles de la existencia individual y colectiva, el “relato” y las promesas de la civilización industrial-fosilista, inmersos en múltiples procesos de quiebra, van perdiendo atractivo, plausibilidad y enganche legitimador para las personas.
Hemos de tomar, individualmente y colectivamente, la decisión. Nos entregamos al autoengaño o locura colectiva abrazando como salvavidas a una civilización que se hunde”[14], o comenzamos a abrazar el miedo propio y el de los demás, a “soñar” a comprometernos por una nueva era de libertad y fraternidad que se vislumbra en el horizonte.
La Tierra ya no puede sostener nuestra forma de vida violenta, competitiva y extractivista. Debemos abrirnos a un cambio de conciencia si queremos sobrevivir. Quizás es hora de que pasemos de un océano de tecnología a un océano de conciencia enfocado en abrazar nuestra interdependencia de unos con otros y con todos los seres vivos en esta intrincada y asombrosa Red de Vida sagrada.[15]
BONA ONA, declaración de principios: Asociación de información y divulgación sobre las radiaciones no ionizantes. Somos la primera asociación sin ánimo de lucro que procura proteger a las personas consumidoras y usuarias en el ámbito de las telecomunicaciones inalámbricas. Defendemos legal y administrativamente los derechos de la ciudadanía y de personas especialmente afectadas por la contaminación electromagnética. Contribuimos a que las instituciones en todos los niveles ejerzan los derechos y deberes existentes en protección de la salud y el medio ambiente (tanto terrestre como la atmósfera terrestre), exigiendo medidas cautelares a las operadoras de suspender su actividad, imponiéndoles la imprescindible condición previa de acreditar su inocuidad. Difundimos información científicamente avalada sobre los múltiples impactos de la tecnología 5G, Wifi Global, Internet de las Cosas e Internet de los Cuerpos sobre la salud humana, la seguridad, la privacidad y la democracia, el medio ambiente, las relaciones sociales y de trabajo, el desarrollo educativo, etc. Proponemos y apoyamos que una sociedad civil consciente consiga una moratoria en el despliegue de la tecnología 5G, apelando al Principio de Precaución frente a la falta de consenso científico sobre la inocuidad de dicho despliegue.