Las conversaciones poco conocidas, que tienen lugar cada año antes de las cumbres climáticas de las Naciones Unidas, sientan las bases para la respuesta de la humanidad al calentamiento global. En esta ocasión, la cumbre que enciende en firme los motores de la COP28, se realiza en Bonn (Alemania). Cuenta con cientos de delegados, negociadores, activistas, científicos y su presidente, Ahmed al-Jaber, quien señaló que la reducción gradual de los combustibles fósiles es inevitable.
Desde su designación al frente de la cita climática, Al-Jaber –también CEO del gigante petrolero estatal de los Emiratos Árabes Unidos– ha sido criticado por activistas climáticos por observar en sus declaraciones una postura blanda sobre los combustibles fósiles. El ministro-empresario petrolero pide abordar las emisiones en lugar de reducir el uso de petróleo.
Eso podría permitir que los países sigan explotando y produciendo hidrocarburos y gas, mientras usan tecnologías para capturar las emisiones de CO2 que resultan de su quema, argumentan los activistas.
«La reducción gradual de los combustibles fósiles es inevitable. La velocidad a la que esto suceda depende de la rapidez con la que podamos eliminar gradualmente las alternativas de carbono. Al tiempo que garantizamos la seguridad energética, la accesibilidad y la asequibilidad», indicó Al-Jaber en Bonn.
Alden Meyer, asociado sénior del think tank climático E3G, comentó a Reuters que el reconocimiento de reducir gradualmente los combustibles fósiles fue un primer paso útil. A Al-Jaber le faltó reconocer el ritmo en que debe suceder. «Necesita comprometerse a llegar a un acuerdo en la COP28 sobre cómo lograr esas reducciones de emisiones», dijo Meyer.
La petrolera ADNOC de Abu Dhabi, que Al-Jaber encabeza, respaldó los planes para expandir la capacidad de producción de petróleo a 5 millones de barriles por día de la compañía a 2027.
Bonn enciende el debate de la COP28
En una recepción organizada por los Emiratos Árabes Unidos en Bonn el 8 de junio, Al-Jaber afirmó impulsar un mayor progreso en la conferencia climática de la COP28 a desarrollarse en ese país en diciembre.
La conferencia en la ciudad alemana comenzó el lunes sin un acuerdo sobre la agenda final, lo que empañaba el optimismo de que la reunión de 10 días resultaría en un programa claro para Dubai.
«Como hemos aprendido de la experiencia pasada, cuanto más avancemos en Bonn, mayor será la probabilidad de éxito en diciembre», consideró Al-Jaber. Sin embargo, faltando días para la clausura, continúa la agenda abierta sin conclusiones específicas.
Según analistas, este encuentro previo de negociadores de todo el mundo, deberían abordar los detalles técnicos sobre cómo reducir la contaminación. Proteger a las personas de un entorno más cálido y hostil y mover dinero para pagarlo. Así como despejar el camino para peleas políticas más grandes en la conferencia COP28.
La conferencia de Bonn es la primera vez que los diplomáticos climáticos se reunieron desde la COP27. Una cumbre tensa en Egipto a fines del año pasado donde los líderes mundiales acordaron establecer un fondo para pagar a los países pobres por parte del daño causado por el clima extremo. El acuerdo de última hora fue un paso histórico para que los países ricos asuman la responsabilidad de su contaminación por carbono.
Pero muchos países quedaron frustrados por las débiles decisiones sobre la mitigación del clima (acciones para reducir las emisiones que calientan el planeta) que surgieron de la cumbre.
Bajar emisiones pero sin bajar producción de crudo
Los países ricos rompieron la promesa que hicieron en 2009 de otorgarles a los pobres $100 mil millones al año en subvenciones y préstamos para 2020. A diferencia del nuevo fondo, que ayudará a los países a recuperarse de los desastres, se suponía que este dinero los ayudaría a reducir la contaminación de carbono y adaptarse a situaciones de clima extremos.
Algunos analistas consultados por DW esperan alcanzar el objetivo en 2023, tres años más tarde de lo previsto. Aunque los datos para comprobarlo solo estarán disponibles en los años siguientes. En cualquier caso, han dicho los científicos, el dinero prometido nunca fue suficiente para empezar.
«Conseguimos un acuerdo sobre el nuevo fondo en la COP27», dijo Marjo Nummelin, la principal negociadora climática de Finlandia. «Pero realmente pensamos que no podemos tener otra COP donde no haya un progreso real en la agenda de mitigación».
Incluso el futuro del fondo es incierto. Antes de que el dinero cambie de manos, los países deberán acordar quién pagará, quién recibirá el dinero, cuánto se enviará y en qué circunstancias.
«Mi expectativa de Bonn es que al menos vamos a tener una nota informal», dijo Juan Carlos Monterrey. Exjefe de negociaciones climáticas de Panamá que ahora trabaja para Geoversity, una organización benéfica educativa que intenta salvar la vida silvestre. «Y una nota informal es literalmente, como suena. Solo una nota sin pie que recoge la visión, las posiciones de los diferentes partidos y grupos», reseñó la agencia alemana.
Para algunos países que se encuentran en la primera línea del cambio climático, que luchan contra las olas de calor abrasador y ven cómo se desvanecen las casas a medida que aumenta el nivel del mar, solucionar esos problemas en el papel no es garantía de efectivo.
Los bolsillos duelen más que las vidas
Las conversaciones en Bonn se profundizarán en los próximos días sobre el espinoso tema de los combustibles fósiles y la reducción de las emisiones con miras a inducir las negociaciones de la COP28.
Esta pre-cumbre es monitoreada por la ONU y supervisará y verificará al término, el progreso hacia los objetivos climáticos. Y la revisión se basará en investigaciones anteriores que han encontrado que los países están arrojando demasiado gas que calienta el planeta.
“Tiene que llegar un punto en el que reduzcamos las emisiones, porque de lo contrario, para países como nosotros, es realmente una sentencia de muerte”, dijo Khadeeja Naseem. Ministra de clima de Maldivas, una nación insular en el Océano Índico, presente el Bonn.
«Eso no es por el valor dramático. Las Maldivas están a solo un metro sobre el nivel del mar y toda su infraestructura crítica está a solo 100 metros de la costa. Tenemos una erosión cada vez mayor. Las mareas crecen en la mayoría de los hogares. Y somos una nación insular geográficamente dispersa. Hay mucho en peligro aquí”, añadió