Islandia experimenta terremotos con frecuencia debido a que está situada entre las placas tectónicas euroasiática y norteamericana. La región ha registrado casi 40.000 terremotos en 20 días y en las últimas horas la actividad sísmica se ha mantenido. El punto más caliente se encuentra en el municipio Grindavik de la península Reykjanes.
La Oficina Meteorológica de Islandia ha observado que algunos de los 40.000 terremotos que azotaron la región han sido de más de 5 grados de magnitud. Desde hace semanas los residentes están muy preocupados por lo que pueda pasar y llevan muy pocas horas de sueño.
Solo en los últimos ocho días Grindavik ha registrado más de 16.000 temblores, en comparación con los 1.000 que hay normalmente en la región durante todo un año.
Erupción volcánica
Si bien los sismos y terremotos son un peligro para los habitantes de Grindavik, los expertos aseguran que se avecina algo aún más preocupante: una gran erupción volcánica en el suroeste del país.
La última actividad volcánica en Reykjanes data de 1240, tras un periodo de tres siglos vulcanológicamente muy activos. Los residentes del municipio islandés dicen estar cansados de la situación debido a que es impredecible cuándo sucederá la erupción. Desde hace semanas las autoridades alertaron sobre la inminente erupción volcánica. Sin embargo, aún no ha ocurrido y no se sabe cuándo lo hará.
Una de las principales dudas que aún no ha despejado la comunidad científica es si la erupción tendrá lugar en tierra o bajo el mar, algo que dependerá del movimiento de la cámara del magma, que ha llegado desplazarse 500 metros en un día.
En caso de ser una erupción subaérea, se espera que sea muy fuerte, con mucha lava y poca emisión de ceniza. Mientras que si es submarina tendría lugar una erupción explosiva que produciría un mayor volúmen de ceniza.
Grindavik en alerta máxima
Los vulcanólogos argumentan que la inminente erupción volcánica tendrá menos intensidad que la del Eyjafjallajökull en 2010, cuando la ceniza y el humo arrojados en la atmósfera obligó a cientos de islandeses a abandonar sus casas y canceló centenares de vuelos.
“El peor escenario para el aeropuerto internacional de Keflavík sería una erupción explosiva, que se daría en caso de que la lava entrara en contacto con el agua del mar. Este contacto produciría una reacción explosiva que convertiría la lava en ceniza, lo que podría afectar al tráfico aéreo. Sin embargo, no es un escenario muy probable”, dice Benedikt Ófeigsson, experto de la Oficina Meteorológica de Islandia, que sigue de cerca la actividad sísmica y volcánica en el país.
En esta ocasión, el epicentro tendría lugar en el monte Keilir de la zona de Grindavik. Los científicos de la zona calculan que la lava brote de fisuras en el suelo que podrían extenderse de 20 a 100 metros en el aire. Según la OMI, nunca se había registrado tanta actividad sísmica en esta zona.
Las autoridades se preparan para lo peor
Ante la posible erupción volcánica, las autoridades de Grindavik están trabajando en un plan para intentar desviar la corriente de lava en caso que se dirija a las residencias. Protección Civil ha estudiado desde hace días el terreno y así proceder a excavar canales para encauzar el flujo de lava y muros para desviarlo de las infraestructuras importantes.
Gracias a estas acciones los más de 3500 vecinos aseguran estar un poco más tranquilos ya que si el volcán se convirtiera en una amenaza real para su pueblo, la comunidad y las autoridades harían todo lo posible para salvarlo.
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