El turismo industrial es la opción ideal para enriquecer las vacaciones en el Algarve de aquellos que desean conocer esta tierra de una manera diferente y sienten curiosidad por la elaboración de los productos propios de la región; de aquellos que quieren conocer mejor las técnicas del pasado, pero también las más actuales e innovadoras; y de aquellos que sienten interés por la historia, la cultura y los modos de vida de la gente de estos pueblos.
Bajo la ciudad de Loulé, en la mina de sal gema de Campina de Cima, se extiende un laberinto de galerías con diversos colores y máquinas, que constituye el enclave turístico más profundo de Portugal. Allí, a 230 m de profundidad, se abrazan, en total armonía, la extracción de sal gema y el turismo minero, ofreciendo a los visitantes una experiencia única.
Bodegas, trujales, salinas y conserveras han sido, durante milenios, fuente de supervivencia y también de riqueza para quienes vivían en el Algarve. Una tierra como esta, rica y fértil, y rodeada de un océano por navegar y en el que pescar, ha sido también fecunda en artesanías y oficios que se han transformado, a lo largo del tiempo, a través de la innovación de sus gentes. Hoy se han convertido en una muestra más de la tradición, la cultura y las formas de vida de esta región; y un patrimonio que sus habitantes enseñan gustosos al viajero.
Para aquellos espíritus sedientos de nuevas experiencias vivenciales, esas que permiten tomar el verdadero pulso a los destinos de bienvenida y entrar en contacto estrecho, directo y auténtico con sus gentes, el Algarve abre las puertas a un nuevo concepto de escapada. Bienvenidos al Algarve industrial y artesano, un recorrido por el mapa de los sabores más tradicionales y los modos de trabajar que hunden sus raíces en técnicas milenarias. ¡Arrancamos!
NO HAY DOS SALES IGUALES
Cuando uno hace una cata ciega de sal y descubre todos sus matices… ya no vuelve a decir eso de que “la sal es sal”. En el Algarve se siguen extrayendo la sal marina y la flor de sal como lo hacían los romanos. Aquí la sal adquiere una nueva dimensión y, con ella, las recetas locales aderezadas con este singular “oro blanco”, lleno de matices. Para descubrirlos, nada como una cata a ciegas, en la que en Salmarim, en Castro Marim, son especialistas. Después, ya nunca será igual el momento de sazonar un plato.
Pero la experiencia con la sal del Algarve puede subir aún unos cuantos escalones y abarcar usos y aventuras más allá de su uso culinario en la cocina. Adentrándose, por ejemplo, en las entrañas de la tierra y descubrir un mundo de galerías de colores de 230 millones de años de antigüedad. Así es la Mina de Sal-gema de Loulé, ubicada a 230 metros de profundidad bajo dicha localidad, que permite adentrarse en una aventura fascinante.
Y si lo que se quiere es relax, de la mano de la sal del Algarve también es posible. En los meses de mayo a septiembre, el sur de Portugal invita a un plácido baño salino, al modo de los del Mar Muerto. Para disfrutar de esta experiencia tan original como renovadora, el punto de encuentro es Salinas do Grelha, en las cercanías de Olhão , donde un enorme lago de casi 2.000 metros cuadrados contiene tal elevada concentración de sal que hace posible flotar sin esfuerzo. Para disfrutar al menos una vez en la vida.
LOS VINOS Y ACEITES MÁS MIMADOS
El enoturismo en el Algarve enriquece la oferta al visitante con actividades complementarias a los caldos y espacios únicos en los que se hace patente el contraste entre la tradición y la modernidad. Podemos pasar de la Quinta da Tôr (en Loulé), con una historia de más de cinco siglos, a los apenas 15 años de antigüedad de Cabrita Wines, una bodega que, sin embargo, se centra en producir vino de las variedades más tradicionales, como la autóctona negramoll.
Tradición y modernidad se mezclan en olivares, lagares y trujales del Algarve para elaborar los mejores aceites de oliva. La industria artesanal del aceite de oliva ofrece al visitante numerosas ofertas de cata y degustación. Bien merece la pena disfrutar de la experiencia para comprobar así el sabor especial que se consigue mediante los métodos ancestrales de prensado y decantación en frío.
Un buen ejemplo es lo que nos muestran en Lagar dos Pardieiros (Alferce, Monchique), donde las aceitunas son tratadas con tanto mimo que hasta se lavan con aguas termales. Y si hay un lugar clave para los amantes del olivoturismo ese es Viveiros Monterosa, donde se puede descubrir un lagar que se remonta a la época romana y disfrutar de todo el proceso de elaboración del aceite y apreciar todos los aromas y sabores diferentes que confieren los olivos de esta tierra, gracias a degustaciones comentadas que abrirán un mundo nuevo a cualquier paladar.
EL MAR MEJOR CONSERVADO
Una antigua fábrica de conservas de pescado, la Fábrica de Conservas Feu Hermanos, en Portimão, aloja un interesante museo sobre una industria que fue el principal pilar económico del lugar, antes del boom del turismo. Pero si se quiere visitar una fábrica de conservas en funcionamiento, heredera de toda esa tradición, y probar las delicias que siguen preparando, podemos acudir a la Conserveira do Arade. Ubicada en Parchal (Lagoa), es la única que existe en todo el Barlavento algarvío.
¿Ganas de descubrir aún más sabores y oficios? Las posibilidades siguen multiplicándose en el Algarve.
Y PARA COMPLETAR LA RUTA…
La naranja tiene en el Algarve Indicación Geográfica Protegida, por lo que es todo un tesoro hortofrutícola de la región. Por eso, la Ruta de la Naranja permite conocerlo todo sobre esta fruta tan mimada. Frutalgoz, en el municipio de Silves, enseña los métodos de producción y tratamiento, con visitas guiadas a sus instalaciones.
El aguardiente de madroño, típico de la región, puede descubrirse en las propias destilerías, que abren sus secretos al viajero. La Casa del Madroño de Marmelete organiza incluso talleres para conocer el proceso completo de producción de este espirituoso.
Hay pocas cosas más portuguesas que el corcho, cortiça en portugués. Portugal es el mayor productor del mundo, formando parte de su vida, sus tradiciones, sus oficios, durante siglos y siglos. En la actualidad, la industria se ha renovado, reinventándose y maximizando las posibilidades de un producto versátil, maleable y flexible como pocos. Cientos de productos insospechados y nuevas funcionalidades del corcho ven en la actualidad la luz, para sorpresa de todos y, muy especialmente, del visitante.
Para descubrir esta industria tan emblemática en Portugal en general y, en particular, en el Algarve, hay dos visitas imprescindibles, en las que se combina tradición, vida rural e innovación: la Ecofábrica de Cortiça en São Brás de Alportel, donde también se pueden hacer rutas por los alcornocales, visitas al museo etnográfico y talleres creativos; y NF Cork, con sede en Torre de Natal, Faro, en la que se crean artículos decorativos y piezas de diseño personalizadas con el corcho.
El turismo industrial gira en torno a las actividades que se llevan a cabo en aquellos lugares con una industria viva o con patrimonio industrial, actividades relacionadas con los productos y su elaboración, o con su pasado histórico y cultural.
BANDERAS AZULES
El Algarve reafirma su condición de paraíso de sol y mar con 91 distintivos a sus playas y marinas. 91 banderas azules que invitan aún más al disfrute de las aguas del sur de Portugal, avalando el compromiso del Algarve con los más altos estándares de calidad en materia de medioambiente, seguridad, confort, información y sensibilidad ambiental.
La Asociación Bandera Azul de Europa (ABAE) ha distinguido 85 playas de la región, 4 puertos deportivos (Lagos, Portimao, Albufeira y Vilamoura) y 2 embarcaciones de ecoturismo algarvías con su distintivo de calidad. Una marca que, sumada a los 300 días de sol al año de los que presume el sur de Portugal, sus temperaturas agradables y su potente oferta de actividades náuticas y de naturaleza, convierten al Algarve en un auténtico paraíso vacacional.
Albufeira es el destino por excelencia en Banderas Azules en Portugal. Mantiene intacta la esencia natural y romántica de lo que fue, una tímida y encantadora villa pesquera. Según ABAE, es el municipio portugués líder en Banderas Azules. Con un total de 26 premios ondeando en 25 playas y en el puerto deportivo local, Albufeira encabeza la lista de lugares que no puedes dejar de visitar si te acercas hasta Algarve.
De cerca le siguen Loulé (10 playas y el puerto deportivo de Vilamoura), Vila do Bispo (10 playas premiadas), Portimão (seis playas, el puerto deportivo y 2 embarcaciones de ecoturismo), Lagoa (seis playas), Aljezur, Faro, Olhão, Tavira y Vila Real de Santo António (cuatro playas cada uno), Lagos (tres playas y el puerto deportivo), Castro Marim (tres playas) y Silves (dos playas). Una lista que diseña el itinerario perfecto para disfrutar de los arenales más espectaculares.
El Algarve lleva años siendo elegida como Mejor Destino de Playa de Europa en los World Travel Awards, los llamados premios Oscar del Turismo. La última vez fue el pasado mes de octubre y los motivos no son casualidad.
Este año, 91 distinciones de calidad ondearán en la costa algarvía. Los arenales y marinas de esta región del sur de Portugal son la mejor opción para empezar la temporada de baño
A un entorno natural privilegiado, con acantilados infinitos, aguas cristalinas en las que disfrutar del buceo y arena blanca en la que tumbarse al sol. Islotes aislados del ajetreo, parques naturales y arenales en los que clavar la tabla de surf para buscar la mejor ola o echar a volar en kitesurf.
A este entorno natural se suman villas pesqueras encantadoras en las que empaparse de historia. Disfrutar de una gastronomía que aúna lo mejor de los sabores tradicionales con la cocina de innovación más ambiciosa. Rincones y mercados en los que admirar los trabajos artesanales. Un paseo por el interior en el que degustar los mejores vinos de la región. Castillos, iglesias, fortalezas y el carácter algarvío que todo lo adereza.
El Algarve lo tiene todo y ha sabido sacarle partido sin desvirtuar un ápice su esencia y su entorno. Para el presidente de Turismo do Algarve, João Fernandes, “la atribución de estos premios es el reconocimiento del trabajo que se ha realizado a lo largo de los años en los 13 municipios con playas costeras del Algarve, tanto por la inversión en la mejora gradual del estado de las playas y la creciente preocupación por la preservación de la calidad de las aguas de baño”.