14/03/2016
Aproximadamente 1.100 euros al año es lo que se ahorra un fumador que cambia el cigarrillo tradicional por el electrónico. Este es sólo uno de los motivos que está llevando a muchas personas a preferir un producto que es bastante menos dañino que el tabaco, concretamente un 95% menos, según un estudio del Public Health England.
¿Usar el cigarrillo electrónico se considera fumar o no? Nicolai Birch, director de marketing de Vapo.es, lo denomina «vapear» y asegura que es «muy distinto a fumar». Cuando fumas a través de uno de ellos lo que se inhala es el (e)líquido que contiene el atomizador, algo muy parecido al vapor de agua. Estás dejando de lado sustancias muy nocivas como el arsénico, el tolueno o el alquitrán, muy presentes en el tabaco tradicional.
La experiencia con el cigarrillo electrónico es diferente, principalmente por la composición del e-líquido que contiene. Este está compuesto de una mezcla de propilenglicol y glicerina, agua destilada, saborizantes alimenticios y, dependiendo de la elección del consumidor, nicotina. Esta última es la encargada de crear la adicción pero, en ningún caso, provocar cáncer.
Brich asegura que muchos de los clientes de su tienda llegan recomendados por médicos que creen firmemente en que la opción de «vapear» es mucho menos perjudicial para la salud que el tabaco. El desconocimiento generalizado de este producto, causado en parte por la falta de apoyos necesarios para que las instituciones competentes investiguen, provoca que se esté clasificando como algo que no es.
Algunos de los consumidores de este producto ha pasado muchos años como fumadores de tabaco tradicional y en parte, lo utilzan como una posible ayuda para dejarlo definitivamente. Diferentes estudios coinciden en que es un método eficaz para combatir el tabaco y afirman que casi la mitad de la población, un 44,8%, no es consciente de que los cigarrillos electrónicos son mucho menos dañinos que el tabaco.
Para el próximo mes de mayo está prevista la aprobación de una ley que regule el sector en España. En principio, la legislación afectará a los productos que podrán comercializarse, a la cantidad de nicotina presente en los líquidos, al control de los atomizadores y al proceso de fabricación de todos los elementos.
Algunos países de la Unión Europea no permite su uso. Esta prohibición -según afirma Nicolai Birch- se debe a «una falta de información sobre los efectos del cigarrillo electrónico y no a pruebas que demuestren que no es un producto seguro».
En España se ha hablado incluso de prohibir su venta a través de internet. Desde el sector esperan que no se tomen estas medidas «drásticas e innecesarias» ya que prohibir la venta a través de este canal supondría un aumento de las ventas en webs extranjeras que poseen un control de los productos «dudoso».
Cuando uno pasa del tabaco tradicional al cigarrillo electrónico, está dejando atrás la tos, la mala respiración, la falta de energía, la suciedad en los dientes y el olor a tabaco. En Reino Unido se calcula que, a lo largo de 2015, 20.000 personas se han cambiado ya. Con todos estos datos, la última palabra – como siempre- la tienes tú.